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La reinvención de Kiko Veneno con 'Sombrero roto' y otros seis discos que descubrir esta semana

Luis J. Menéndez

Kiko Veneno

Kiko Veneno

Sombrero rotoElemusicaPOP8/10Sombrero roto

El “sombrero roto” es una imagen que lleva acompañando a Kiko desde los lejanos años de Veneno, cuando en el icónico disco debut de la banda formada junto a los hermanos Amador cantaba “me quiero asegurar / que mi sombrero está bien roto y así los rayos / pueden entrar en mi cabeza”. Cuarenta años más tarde, ese sombrero que deja traspasar la electricidad y por supuesto también las ideas, le da título a la enésima reinvención musical del músico nacido en Figueras con alma sureña.

El barniz electrónico que define a buena parte de sus diez nuevas canciones va bastante más allá de un mero ejercicio de cosmética para adaptarse a los tiempos. Sombrero roto se ha gestado en diferentes fases durante los tres últimos años por parte del propio Kiko Veneno. Primero lo hizo en soledad y posteriormente con la ayuda del uruguayo Martín Buscaglia y Santi Bronquio, que aportan al conjunto una capa de vanguardia pop sin terminar nunca de robar la autoría del disco. Quién podría hacerlo, en realidad, a un artista que siempre deja su huella indeleble como escritor de canciones e intérprete.

El resultado de todo ello es un disco singular en el que la turmix de sabores y sonidos que caracterizan el trabajo de Kiko se ve reforzada y da en un puñado de canciones temáticamente dispares que rayan el sobresaliente y en las que cabe desde la ironía/rechazo a propósito del discurso nacionalista hasta alegorías sexuales y los habituales ejercicios de costumbrismo ibérico: Vidas paralelas, Ojalá, Autorretrato,…

Aquellos que todavía apuestan por el formato físico harán bien en hacerse con una copia de la cuidadísima edición libro-disco, que además de las letras de las canciones incluye un repaso poético-biográfico de la historia de Kiko firmada por su hijo Adán e ilustraciones a cargo de Marta Lafuente Cuenca. Ellos son los responsables de mirar hacia atrás precisamente en el disco que supone un valiente salto hacia delante de uno de nuestros artistas más singulares y valiosos.

 

Alejandro Sanz

Alejandro Sanz

#ELDISCOUniversalPOP6/10#ELDISCO

Con su característica voz siempre a medio camino del sofoco y de la explosión melódica, el marcado (y forzado) acento sureño, y su acercamiento a la canción melódica clásica que toma elementos prestados de la rumba, Alejandro Sanz se ha convertido tras tres décadas de carrera no solo en un sólido superventas sino en un género en sí mismo, expoliado hasta la saciedad por el “universo triunfito”. Así las cosas, con cada nuevo álbum solo queda preguntarse hasta qué punto es capaz de separarse de su propia sombra un artista lo suficientemente poderoso como para no rendirle cuentas a nadie más que a sí mismo.

En su duodécimo álbum tenemos que reconocecerle su voluntad de evitar el autoplagio, lo que independientemente de los resultados habría que considerar una magnífica noticia. Empezando por el tema de apertura, El trato, que si bien arranca con un rasgueo de guitarra y un fraseo muy suyo, se transforma conforme entran los arreglos orquestales en una dramática pieza de pop melódico de corte clásico. La colaboración con la norteamericana Camila Cabello se salda en tablas: sin dejar de sonar al Alejandro Sanz de siempre, el puente acerca Mi persona favorita al nuevo pop latino superventas que representa la ex Fifth Harmony. Igualmente Te canto un son potencia la conexión cada vez mayor de su música con el mundo latino, con un estribillo un tanto bochornoso (“Cuba en el alma / y Miami en el corazón / Soy un flamenquito en La Habana / Soy de Cádiz, te canto un son”) pero que en realidad refleja con bastante fidelidad el universo musical y personal en el que se maneja Sanz.

Otros dos temas transitan similares territorios: Los lugares (con colaboración de Residente y un amago de rap por parte de Sanz que no duda en emular al ex Calle 13) y Back in the City, esta vez con Nicky Jam y explorando con un poco más de atrevimiento las bondades de la bass music reguetonera, en una actualización de su discurso que tal vez haya pillado a algún fan con el pie cambiado, pero que se hacía  necesaria. Aunque posiblemente el tema más desconcertante del disco sea el de cierre, It’s OK, un ejercicio de jazz-pop contemporáneo con Sanz cantando en inglés: más parece un amago de canción que un tema propiamente dicho, pero revela una inquietud musical inédita en Sanz que, sinceramente, se agradece en el artista más vendedor de la Historia del pop de aquí.

 

Nico Casal

Nico Casal

AlonePoint Of Departure / [PIAS]CONTEMPORÁNEA7/10Alone

Aunque toda pieza sobre Nico Casal, y esta no va a ser una excepción, arranque con una referencia al Oscar que se llevó el cortometraje Stuttered (en el que su música era marcada protagonista), en realidad el valor de su música va mucho más allá del reconocimiento de unos premios tan institucionalizados como los de la Academia del cine. Casal, músico de formación académica, pertenece a una generación que compaginó esos estudios -en este caso la carrera de piano- con un interés natural por otras formas de hacer música. Que otro de los hitos a los que se suele hacer referencia a la hora de hablar de la trayectoria de Casal sea su versión al piano del Singularity de Jon Hopkins es sintomático en ese sentido.

Las bandas sonoras de Nyman, Richter o Jóhannsson o la reinvención de la música contemporánea que han llevado a cabo desde el campo de la electrónica Ólafur Arnalds, Nils Frahm o Sylvain Chauveau son referentes tanto o más válidos que cualquier partitura clásica a la hora de acercarse al primer trabajo largo del músico Santiagués. Ready to Talk se mueve entre esos patrones y un dramatismo nada impostado, que se encargan de verbalizar títulos como It’s Fine, but It Hurts, OK I’m Lost o Still Alone, producto de una crisis personal que sirvió de punto de partida para estas siete composiciones atemporales, melancólicas y, sí, inevitablemente cinematográficas.

 

Pau Riba

Pau Riba

DioptríaMunsterPSICODELIA10/10Dioptría

Cincuenta años se cumplen de la publicación de un disco (dos en realidad) que desde entonces ha figurado en cualquier lista de los esenciales del pop y el rock publicados en nuestro país. Aunque originalmente Dioptría se publicó como dos álbumes separados que vieron la luz respectivamente en 1969 y 1970, esta reedición a cargo de Munster Records reúne las catorce canciones en un doble vinilo tal y como fueron concebidas originalmente por Pau Riba.

Además, hay que destacar el trabajo que ha llevado a cabo el sello madrileño con una reedición magnífica, de diseño impecable, que incluye libreto de 12 páginas con las letras y hasta se toma la molestia de reproducir en la carpetilla interior del segundo disco el diseño con el que vio la luz originalmente Dioptria 2.

La historia de Dioptría es la de un transgresor, Pau Riba, adscrito a la corriente Grup de Folk, que en un momento dado decide dar la espalda a la ortodoxia progre para ponerse en manos de una de las grandes formaciones del progresivo de nuestro país: OM. El resultado de la combinación entre ambos universos, que se puede escuchar en el primer disco, no solo se convirtió en un álbum de psicodelia eléctrica y feroz, sino que situó a Riba al margen de los que hasta entonces habían sido sus amigos y compañeros de escenario.

Hasta el punto de que el disco no pudo presentarse en directo en Barcelona, sino que tuvo lugar en el Circo Price de una ciudad, Madrid, que por aquel entonces acogía a los artistas que cantaban en catalán como a elementos destacados de la contracultura y la lucha antifranquista. Obviamente la situación distaba mucho de la actual, y la censura franquista estaba demasiado ocupada para prestar atención a un personaje fuera de sí tanto en su aspecto vital como creativo, que en su segundo disco -publicado un año más tarde y en el que OM eran sustituidos por Sisa y Jordi Batiste- disparaba sin pensárselo contra religión, capitalismo y las instituciones tradicionales.

 

The Drums

The Drums

BrutalismAnti / [PIAS]POP7/10Brutalism

A pesar de sus formas aparentemente ligeras que responden a los cánones del mejor indiepop (The Smiths, Field Mice y Sarah Records en general), las canciones de The Drums siempre han bailado al son de los demonios de Jonny Pierce. Lo que explica que lo que en origen fue un grupo de formación clásica haya ido perdiendo progresivamente componentes sin resentirse el proyecto por ello. Brutalism es el quinto disco publicado bajo el nombre de The Drums y el segundo que Pierce afronta en solitario. Y, al igual que en sus predecesores, la fórmula de canciones saltarinas con melodías irresistibles esconde historias de corte autobiográfico y final amargo.

Si en el pasado las canciones de The Drums hablaban de una infancia traumatizada y estaban marcadas por el fervor religioso de su familia o por una homosexualidad latente no aceptada en su círculo más cercano, en esta ocasión la música vuelve a ser motivo de exorcismo personal por parte de un Pierce que afronta su divorcio desde la soledad de una ciudad devoradora como es Los Ángeles. Al menos la (mala) experiencia ha dado para la publicación de otro notable álbum de pop de bajo presupuesto que no decepcionará a quienes se les viene siguiendo desde aquel ya lejano (y encantador) Let’s Go Surfing...

 

Weyes Blood

Weyes Blood

Titanic RisingSub Pop / Popstock!POP8/10Titanic Rising

Si en anteriores trabajos firmados bajo su nombre artístico de Weyes Blood Natalie Mering daba cuenta de un gran talento para traer de vuelta la tradición del folk psicodélico californiano, su primer disco para Sub Pop va un poco más allá y definitivamente confirma el talento de esta joven con un timbre vocal y unas formas que remiten a grandes nombres clásicos, como Judee Sill o Joni Mitchell.

Titanic Rising es un álbum arreglado de forma exquisita, en el que se deja ayudar por uno de los componentes de The Lemon Twigs en la producción sin perder en ningún momento el foco de lo que ahora mismo significa Weyes Blood: canciones que son capaces de aunar lo melancólico con un espíritu vivificador, un ejercicio de nostalgia que sin embargo mira al frente, vanguardia al servicio de las canciones.

Como en la fotografía que ilustra la portada del disco, hay un elemento surreal en esa captura de la cotidianeidad que Mering lleva a cabo con su música. O tal vez simplemente es que se le da muchas vueltas a algo tan sencillo como es que la angelina cuenta una voz cálida y preciosa puesta al servicio de canciones emocionantes y atemporales.    

 

W.H. Lung

W.H. Lung

Incidental MusicMelodicKRAUTROCK7/10Incidental Music

No hay nada en el debut de este trío de Manchester que no hayas escuchado antes. Los ritmos que propulsan la mayor parte de sus canciones son ejercicios de krautrock monolítico, que siguen al dedillo los patrones instaurados por Neu! en los años setenta. El uso de la electrónica en ese contexto tampoco es un elemento especialmente novedoso, ni el uso de guitarras que aportan fogosidad a un discurso musical a medio camino de la música de baile y la repetición obsesiva de estructuras: el listado de bandas que viene practicando la fórmula desde New Order a Metronomy, pasando por Stereolab, Spacemen 3 y mil mas, es casi infinito.

Así pues ¿qué hace a este Incidental Music merecedor de su aparición en esta sección? Pues sencillamente que, aunque W.H. Lung se encuentran muy lejos de descubrir la sopa de ajo, lo que hacen lo hacen realmente bien y casi cualquiera de sus canciones soportan a ritmo de motorik una escucha a las tantas de la mañana en cualquier local de moda. Ya es más de lo que pueden decir el noventa y nueve por ciento de bandas pop británicas surgidas en los últimos tiempos…

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