La cantante Sílvia Perez Cruz ha sido la elegida por el jurado para recibir el Premio Nacional de Músicas Actuales 2022. Este premio, que concede anualmente el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 30.000 euros. El año pasado fue la cantante Rozalén la que recibió esta distinción. El jurado ha distinguido con este reconocimiento a la artista catalana por “la calidad creativa e interpretativa de su carrera”, así como “por la naturalidad, la versatilidad y la audacia de sus propuestas”. El jurado ha destacado también “su inquebrantable compromiso con la belleza”.
Una artista con un estilo muy personal, pero de gran versatilidad, cuya carrera se ha forjado también en fructíferas colaboraciones con otras disciplinas, como el teatro, la danza y el cine. Pérez Cruz ha colaborado con nombres como Gino Paoli, Stefano Bollani, Lluís Homar, Rocío Molina, Jorge Drexler, Hamilton de Holanda, Toquinho, Natalia Lafourcade, Lila Downs, Liniker, Javier Colina, Joan Manuel Serrat y Lluís Llach, entre otros, y ha cantado junto a prestigiosas formaciones como la Orquesta Nacional de España. Además, ha trabajado a lo largo de su carrera en diversos montajes de teatro, dirigida por Joan Ollé y Julio Manrique. Compuso la música también para dos montajes de Lluís Homar: Terra Baixa, en 2014, y Cyrano, en 2018.
El jurado de esta edición, ha sido presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Joan Francesc Marco, y actuando como vicepresidente se encontraba el subdirector general de Música y Danza, Antonio Garde. Los vocales fueron Tomás Fernando Flores, director de Radio 3; Almudena Heredero, directora del Primavera Sound Madrid; Jordi Herreruela, director del festival Cruïlla; Paula Quintana, directora y presentadora del programa Capitán Demo de Radio 3; el músico y Premio Nacional de Músicas Actuales en 2017, Javier Ruibal y Carmen Zapata Corbalán, presidenta de la Asociación de Mujeres de la Industria de la Música.
La noticia ha pillado a la cantante justo antes de entrar al estudio de grabación en Barcelona. Cuando ha acabado es cuando ha sido del todo consciente y ha comenzado su rueda de llamadas y entrevistas. Ha comido un bocadillo a las 16:00 y desde entonces se encuentra pegada al teléfono. En las primeras personas que ha pensado han sido su madre y su hija, pero también en su profesor de solfeo, “que amaba la musica, que tocaba y escuchaba con amor”. “Me hizo entender que la música es un lugar especial para ser feliz”, dice todavía emocionada y acordándose de su equipo, que “han luchado muchísimo y siempre con unos valores” que emocionan a la cantante.
A Silvia Pérez Cruz le emociona esa frase del jurado que destaca “su inquebrantable compromiso con la belleza”. “Me encanta esa frase. La manera en la que me intento acercar o cuidar el arte es reivindicando la belleza de la vulnerabilidad. Reivindicando lo imperfecto y lo vulnerable, eso es bello. Siendo consciente de que la musica es un amparo, una salvación, igual que la poesía. La vida nos abruma, y que se pueda expresar mediante el arte es un invento maravilloso”, cuenta.
Para mí el arte es libertad, y si alguien libremente decide referirse a algo político me parece muy lícito, pero si es oportunismo no me gusta
En su carrera también se ha acercado a lo político, con ese No hay tanto pan que hablaba de los desahucios y la situación de la vivienda en España. No cree que el arte deba ser comprometido por definición, pero sabe de la fuerza que tiene cuando la música habla de asuntos que importan. “Para mí el arte es libertad, y si alguien libremente decide referirse a algo político me parece muy lícito, pero si es oportunismo no me gusta, pero por supuesto que la música es una herramienta para que no se olviden las cosas. Es inmortal. Puedes dejar un testimonio de un momento histórico, de una vivencia personal, y si a ti te sale natural y haces uso de esa herramienta es muy bestia la fuerza que tiene un mensaje musicalizado”.
Su principal reivindicación con su música es “que la gente se sienta viva, que puedan amar bien, que nos sintamos vivos, porque a veces no nos sentimos muy vivos, se pierde la ilusión, y me gusta que la música nos ayude a encontrarnos. Que seamos conscientes de que el arte nos ayuda”. Durante la pandemia se dio cuenta de que era “muy bestia la salvación de la creación”, pero después tuvo miedo al volver, porque pensaba “que el ritual del concierto iba a desaparecer”. “Eso me abrumaba mucho, pensaba que teníamos que inventar algo nuevo, que algo tendríamos que hacer, porque en estos rituales colectivos nos hacemos mucho bien”.
Música desde pequeña
Sílvia Pérez Cruz (Palafrugell, Girona, 1983) es licenciada en canto jazz por la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC), aunque su formación musical se inicia en la infancia, ya que desde los 4 años comenzó a cursar estudios de solfeo, saxo y piano clásicos, cajón, armonía, canto (jazz y flamenco), improvisación, arreglos, saxo (jazz) y composición entre otros ámbitos en los que combinó clásico, jazz y músicas populares ibéricas y latinoamericanas.
Fue cofundadora y cantante del grupo Las Migas (2004 - 2010) y formó dúo ocasional con el guitarrista Toti Soler, aunque su debut como compositora y solista llegaría con '11 de novembre' (Universal, 2012), por el que recibió un disco de oro; éxito que repitió en 2014 con 'Granada' (Universal 2014), publicado a dúo con Raül Fernández 'Refree', con quien también coprodujo el anterior. En 2017 publica 'Vestida de nit' (Universal Music), un proyecto que toma el nombre de la composición del mismo título de sus padres Glòria Cruz (letra) y Càstor Pérez (música) y surge tras más de cinco años de gira junto a un quinteto de cuerda, como síntesis de una profunda investigación sonora, en el que combina clásicos de su repertorio y canciones inéditas con arreglos propios y de colaboradores cercanos como Joan Antoni Pich, Javier Galiana de la Rosa y Carlos Montfort.
Durante 2019 giró en formato de dúo junto al pianista menorquín Marco Mezquida, una colaboración que finalizó en Japón con la grabación de un disco en directo en el Blue Note de Tokyo llamado 'MA. Live in Tokyo'. El 2 de octubre de 2020 publicó su último disco 'Farsa (género imposible)', un proyecto que recoge la realidad compositiva de los últimos tres años de Sílvia a través de trece canciones originales con letras propias y algún poema prestado, que reflejan su enriquecedor diálogo con otros campos creativos.
En el ámbito de la danza destaca el estreno en el Festival de Avignon (2018) de la producción Grito Pelao (Premio Max 2019 a mejor composición musical para Sílvia y a mejor espectáculo de danza) junto a la bailaora y coreógrafa Rocío Molina, obra alrededor del deseo de ser madre soltera y que fue el resultado de un proceso de investigación conjunta sobre la emoción previa a la forma, la emoción común, anterior al canto y al baile, la que comparten el canto y el baile.
También ha participado en la banda sonora de películas como Blancanieves, de Pablo Berger, ganadora de 10 goyas en 2013. En 2015 compuso y grabó la banda sonora de Cerca de tu casa, de Eduard Cortés, una película sobre los desahucios que también protagonizó y que cristalizó en la edición de 'Domus' (Universal Music, 2016), disco con el que cosechó la Biznaga de plata a mejor música original en el Festival de Cine de Málaga, el Premio a mejor música original en el PÖFF (Black Nights Festival) de Tallin (2016), el Premio Gaudí a mejor música original (2017) y el Premio Goya a mejor canción original por 'Ai, ai, ai' (2017); también estuvo nominada al Goya a mejor actriz revelación.
En este disco se encuentra además el tema No hay tanto pan, uno de los temas más demandados en sus conciertos junto a sus versiones de Pequeño vals vienés y Gallo rojo, gallo negro. En septiembre de 2018 colabora en La noche de doce años, del director uruguayo Álvaro Brechner, con dos versiones y dos composiciones propias, además de participar en un pequeño papel como actriz. Su trabajo cinematográfico más reciente es para la película de animación JOSEP (2020), dirigida por el ilustrador francés Aurel, para el que creó la banda sonora y puso voz a dos personajes. El filme fue premiado en Francia en los Prix Lumière (otorgados por la prensa internacional especializada) como mejor película de animación del año y Mejor Música Original.