Los 'Juegos del hambre' del Arenal Sound: la misma entrada, de 40 a 140 euros por ser más lento
El pasado domingo, Leila entró en la página web del festival Arenal Sound para intentar comprar una de las entradas que se ponían a la venta a las 12 del mediodía. Lo hizo con antelación, pero automáticamente pasó a una lista de espera que, según esta, “duró más de una hora”. Cuando consiguió llegar a la plataforma de pago, los 39,95 euros que inicialmente costaba el abono general se habían convertido en 90 euros. “Se salía por completo de mi presupuesto, e hizo que tanto yo como mucha más gente nos viésemos obligados a abandonar la compra”, lamenta.
La ya habitual cita musical en Burriana (Castellón) consiguió un récord coincidiendo con su décimo aniversario: logró completar el aforo del festival en solo 14 horas, cuando ni siquiera se conocían qué artistas acudirían a la cita. Y lo hizo, además, con una venta de entradas de forma escalonada. Es decir, que su importe arrancaba desde los 40 euros e iba incrementando progresivamente hasta los 140. La misma entrada, las mismas condiciones, casi el cuádruple más cara.
“El ritmo de venta también lo marca un poco el público, no nosotros. Si el primer cupo se ha agotado en media hora pues el sistema automáticamente pasa al siguiente porque, si no, no sale rentable”, explica un portavoz del Arenal Sound a eldiario.es.
“Es una estrategia de márketing con la que no estoy de acuerdo, pues no me parece justo el incremento masivo del precio de las entradas por una diferencia en el tiempo de compra de tan solo unos minutos”, recrimina Leila, quien también apunta que “somos los principales responsables de que esto siga funcionando así”. “Es algo que solo podremos parar si todos dejásemos de comprar entradas por precios elevados, de lo contrario cada año serán más caras”, añade.
En la misma línea se sitúa Miguel Ángel Serrano, directivo y miembro del departamento jurídico de FACUA: “Al final lo que está provocando es un comportamiento abusivo y una especulación alrededor del espectáculo”. Mientras, desde el festival señalan que “a la gente siempre se le informa de que irán subiendo a medida que se agoten” y que “cada uno es libre de comprarla o no”.
Sin embargo, según Serrano, “aunque se informe de cuál es el precio y tú puedas decidir si te acoges o no”, habría sido diferente si ese incremento “supusiera algún beneficio para el consumidor, como en otros conciertos en los que varía en función del grado de visibilidad que tienes”. Pero en este caso no fue así. “En cuestión de minutos la empresa, por el simple hecho de que está recibiendo más solicitudes, varía exactamente el mismo tipo de entrada sin ofrecer ninguna prestación adicional como consumidor”.
En otros eventos similares, como el Primavera Sound o el Bilbao BBK Live, también aumentan los precios conforme se va acercando la apertura de puertas. Pero existe una diferencia: lo suelen hacer tras confirmar la asistencia de un artista con mayor caché. “En estos casos, aunque también es muy cuestionable, sí es cierto que a lo mejor podrían tener mayor excusa, ya que estarían modificando el servicio que van a dar”, destaca Serrano.
Entonces, ¿por qué el Arenal Sound no ofrece un precio fijo para evitar la escalada de precios? Desde el festival, se limitan a decir que “eso son decisiones internas de la organización” y que “ahí ya no podemos decir nada”.
En este caso, la recomendación de FACUA para los consumidores es que “reclamen ante la empresa para que abonen la diferencia con respecto al precio original” y que “lo denuncien ante las autoridades de consumo de Valencia para que investiguen lo que ha pasado, para que, en caso de que pudiera haber una vulneración de la normativa, inicien un expediente sancionador”.
Las “ventajas” para los vecinos de Burriana
Como viene siendo habitual, los empadronados en Burriana cuentan con ciertas ventajas a la hora de acudir a la taquilla: pueden comprar la entrada de forma anticipada (ocurrió el pasado martes) y su importe inicial se mantiene estático. O, al menos, se mantenía. “Este año han aprovechado para subir los precios también a los de Burriana por el abono VIP”, reprocha Josi de Oliveira, residente del municipio valenciano, a quien le parece “indignante hacer más de cuatro horas de cola” cuando “no había nadie de la organización controlando ni diciendo nada”.
“El problema de las VIP es que este año se ha reducido el aforo, por lo que no se puede mantener el mismo precio inicial durante tanto tiempo”, afirma el portavoz del festival. Pero de Oliveira apunta en otra dirección: “No creo que sea reducción de aforo, la verdad, es porque el año pasado creo que hubo más gente de lo que tocaba en la VIP”.
Este baile de precios continúa afectando incluso con el cartel de sold out colgado. Solo basta una búsqueda en redes sociales o páginas de reventa para comprobar cómo quienes consiguieron un abono reducido aprovechan para sacar tajada del trofeo. “Desde luego esto puede propiciarlo [la venta escalonada], pero también es cierto que en otro tipo de eventos también nos lo hemos encontrado”, sostiene Miguel Ángel Serrano haciendo referencia al último concierto de Bruce Springsteen en Madrid.
Desde el Arenal Sound informan que este año “las entradas son nominales y se van a comprobar todos los datos a la hora de llegar al festival”, una medida destinada a reducir unas prácticas que, según admiten, “perjudican al usuario, ya que puede encontrar entradas por Internet sin saber siquiera si son verdaderas”.
A pesar de ello, no es la primera vez que las entradas del Arenal Sound son nominales. Ya lo fueron en ediciones como 2016 y, aunque no se podían cambiar los datos de las entradas, el propio festival reconocía en una publicación de Facebook que “lo importante de la entrada es el código [que sea válido], no el nombre que aparezca en ella”. Josi de Oliveira, que lleva seis ediciones acudiendo a la cita musical, ha comprobado cómo “todos estos años iban a pedir DNI y no lo han hecho nunca”, ya que, como se puede leer en el comunicado del festival, “si el nombre no coincide con la entrada les da igual”.
“Hace falta que por parte de las autoridades se abarque el tema de una vez y se establezca una normativa”, considera Serrano. Lo que no está tan claro, al menos para de Oliveira, es si la subida escalonada del precio de las entradas de festivales como el Arenal Sound o el Medusa SunBeach es peor que la de otros con importes fijos, como el Rototom Sunsplash o el FIB. “Los sounders estamos tan acostumbrados a buscar la entrada barata que, si nos la pusieran directamente a 100 euros, no sé yo si mucha gente iría. Yo por ejemplo no”, reconoce.