Este lunes la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) celebra su asamblea para decidir si se cambian los estatutos de la entidad y si se aprueba la gestión de los ejercicios de 2017 y 2018. Los socios llegan a esta votación después de meses en los que la SGAE se ha convertido en un caos: se celebraron elecciones que ganó el músico José Ángel Hevia, el Ministerio de Cultura pidió la intervención al juez, que finalmente fue rechazada la pasada semana, Hevia fue destituido tras una moción de censura y hasta la CISAC (Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores) expulsó temporalmente a la SGAE de su organización, lo que supuso un enorme tirón de orejas internacional.
Además, el 27 de febrero fue elegida presidenta Pilar Jurado, que ha intentado en todas estas semanas ganar tiempo y frenar, entre otras cosas, la intervención judicial. Pero, una vez más, espadas en alto, ya que hay demasiadas familias luchando por el cetro. Esta es una guía para entender qué pasa en la SGAE y qué ocurrirá en esta asamblea.
Qué se vota
Se vota la gestión de la entidad en los ejercicios de 2017 y 2018, lo que equivale a la presidencia de José Miguel Sastrón y José Ángel Hevia, no así a la de la actual presidenta Pilar Jurado, que se votará en 2020. También se vota la modificación de los estatutos de la SGAE, una exigencia tanto del ministerio de Cultura como la CISAC, y también por la necesidad de adecuarse a la nueva Ley de Propiedad Intelectual (LPI) aprobada en el Congreso el pasado mes de febrero y en la que por primera vez se ponía un tope del 20% a la recaudación de la música nocturna.
Quiénes votan, cómo se vota
En total tienen derecho a voto 30.000 socios de los 127.000 que tiene la SGAE, ya que existe -así lo dictamina la LPI- el voto ponderado. Al final, quienes acaban decidiendo suelen ser 1.500 socios, que son los que más recaudan o han recaudado a lo largo de su vida artística para la SGAE. En su mayoría, músicos.
Estos 1.500 socios tienen un ratio de votos de 17 a 1. En los nuevos estatutos presentados por Jurado ante la Junta Directiva se coló la propuesta de incrementar los votos temporales para aquellos que tienen más recaudación y con la que están en contra los dramaturgos y los miembros de audiovisuales (guionistas, directores, productores), que han pedido que la ponderación de voto no supere el 1 a 5.
En esta asamblea está admitido el voto electrónico, que, sin embargo, todavía no es factible en las elecciones.
¿Serán aprobadas la gestión y los nuevos estatutos?
La aprobación o no de la gestión de Sastrón y Hevia es, en cierta forma, irrelevante, puesto que ya no están al frente de la SGAE, aunque puedan existir votos de protesta. La aprobación o no de esta gestión no invalidará los pasos que ha llevado a cabo Pilar Jurado desde febrero. Su gestión se votará en la asamblea de 2020.
Lo importante de esta asamblea es el voto sobre la modificación de los Estatutos, puesto que es lo que se ha pedido de forma insistente desde el Ministerio de Cultura. Para que se aprueben los nuevos estatutos es necesario alcanzar la mayoría cualificada, esto es dos tercios, lo que supone el 67% de los votos.
En la Asamblea del 27 de diciembre los votos a favor supusieron el 58%, es decir, no fue suficiente, lo que desencadenó la reacción del Ministerio de Cultura pidiendo la intervención al juez de la Audiencia Nacional.
¿Qué puede suceder ahora? Las preasambleas celebradas en las distintas comunidades autónomas han dictado un saldo positivo para los que están a favor de la modificación, pero las fuerzas están bastante igualadas entre los cuatro colegios de la entidad: Gran derecho (dramaturgos), Audiovisuales, Pequeño Derecho (músicos) y Editores musicales (multinacionales e independientes).
Quién es quién y cuál es la correlación de fuerzas
Gran derecho (dramaturgos) y audiovisuales van a votar a favor del cambio de los Estatutos que propone Pilar Jurado. Con ello está garantizado el 20% de los votos a favor.
Los Editores musicales, multinacionales e independientes, tienen previsto el voto en contra. De hecho, Warner, Universal, Sony, Warner/Chappell, BMG, PeerMusic llevan enfrentadas casi un año a la SGAE (tanto con Sastrón como con Hevia) y a las editoras de música en televisión por el sistema de reparto de los derechos y han amenazado en varias ocasiones con abandonar la entidad.
En Pequeño Derecho (los músicos) la problemática es que hay varias familias: los músicos “disidentes” que ya se posicionaron en contra de las elecciones que dieron la presidencia a Hevia van a votar en contra. Muchos de ellos pertenecen a COA (Coalición Autoral) y han pedido en numerosas ocasiones la intervención de la SGAE.
Aquellos músicos vinculados a las editoriales de la música nocturna en televisión –la conocida como 'la rueda'- esta vez se encuentran divididos. El grupo de Teo Cardalda ha pedido el voto a favor mientras que el grupo de Inma Serrano, el voto en contra. También votarán en contra los músicos que han defendido la gestión de José Miguel Sastrón.
Después se encuentran los músicos que publican con las multinacionales, pero también se encuentran entre los “disidentes” y cuyo voto es el más desconocido.
En definitiva, a favor quedan los dramaturgos y audiovisuales, parte de los músicos de la música nocturna (que defienden a las editoras de la televisión) y parte de los músicos que se encuentran entre las multinacionales y la disidencia. Y en contra, las editoras multinacionales, las independientes, los músicos disidentes, los defensores de Sastrón y aquellos que publican en las multinacionales pero también son de la disidencia. La balanza se puede inclinar para un lado o para el otro.
Para los no iniciados: los pactos y negociaciones en la SGAE son más complicados que para formar los gobiernos en municipios, autonomías y Estado.
¿Qué ocurrirá si se aprueban o no los nuevos estatutos?
Si se aprueba la modificación de los estatutos habrá que esperar la reacción de CISAC y Cultura, pero lo más seguro es que el camino para Pilar Jurado quede más expedito. Si no se aprueban los estatutos, desde dramaturgos y audiovisuales, por boca de Antonio Onetti y Fermín Cabal, que forman parte de la junta directiva actual, ya se ha amenazado con los tambores de guerra de nuevas elecciones.
De hecho, en un manifiesto a principios de junio firmado por socios de Gran Derecho y Audiovisuales se pidió la dimisión de Pilar Jurado debido a la expulsión temporal de la CISAC. También estaban en contra de la propuesta de incrementar los votos temporales para los autores que tienen más recaudación. Exigieron nuevas elecciones después de la celebración de la asamblea y amenazaron con constituir una nueva sociedad de gestión para los dramaturgos y los profesionales del mundo audiovisual (pese a que ya existe DAMA, escisión de la SGAE en 1999).
En esta guerra entre colegios y familias, Jurado contestó que este manifiesto consistía en una “búsqueda del poder, a través de la obtención de la Presidencia de SGAE a cualquier precio, que no justifica el intento de destrucción y segregación de nuestra entidad”.
¿Qué pasará tras la negativa del juez a la intervención?
La pasada semana, el Ministerio de Cultura se llevó un varapalo: el juez de la Audiencia Nacional Francisco de la Peña rechazó la autorización de los órganos de representación y la intervención temporal de la SGAE solicitada por Cultura en el mes de febrero. En el auto del juez se expresa que el rechazo se debe a que el abogado de Estado pidió una medida cautelar que “podrá acordarse únicamente cuando la ejecución del acto o la aplicación de la disposición pudiera hacer perder su finalidad legítima al recurso”.
Lo sucedido lleva todo el enfrentamiento entre el ministerio y la entidad de gestión casi al punto de inicio y este es el recurso que puso la SGAE al primer requerimiento que hizo Cultura en septiembre de 2018. Es decir, primero se tendrá que dirimir este recurso y después comenzar otra vez con el trámite de la intervención, aunque el ministro José Guirao señalara el pasado miércoles que podría retirar la licencia a la SGAE. Mientras, Cultura ya ha recurrido el auto de la Audiencia Nacional.
Sin embargo, de nuevo, muchos meses por delante. Y la formación de un nuevo Gobierno de la nación en el que no está claro si Guirao repetirá al frente de Cultura. La SGAE, al final, siempre parece un caso gatopardiano: cambia todo para que todo quede como está.