La representación de personajes LGTBI en la industria audiovisual en España ha avanzado en los últimos años, pero aún su presencia es minoritaria y en muchos casos no tienen un papel relevante en la trama. Es una de las conclusiones a las que llega el recién lanzado Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA), que ha analizado en su primer informe la cantidad y calidad de los personajes LGTBI en las películas y series españolas de 2019. En total, suponen el 6,2% de los 1.301 evaluados en 56 películas y 43 temporadas de series de ficción elegidas como muestra.
La iniciativa es pionera en nuestro país y surge a imitación de la mítica organización estadounidense GLAAD, surgida en los años 80 y que realiza anualmente un análisis de las mismas características. Su objetivo, señalan en una nota de prensa, es “contribuir a mejorar la sensibilización social, la no discriminación y la ruptura de estereotipos de las personas con diferentes identidades de género y orientación sexual”, y para ello monitorizarán la representación de las personas LGTBI en la ficción de manera periódica.
Analizando las cifras en detalle, el de 2019 revela que más allá del porcentaje general, existe una clara sobrerrepresentación de los personajes gays, por encima de cualquier otra letra de las siglas. Suponen casi cuatro de cada diez, en concreto el 38,8%, y lo hacen con mayor intensidad en las películas que en las series. En segundo lugar están los personajes bisexuales (un 30%), de los cuales son mujeres la mayoría (17 frente a 7 hombres). Las mujeres lesbianas quedan relegadas a un tercer puesto y suponen el 27,5% del total. Por último, solo cuatro de los 1.301 estudiados son trans. Además, menos de la mitad de los personajes LGTBI, el 46%, tienen trama propia, es decir, “no tienen una presencia relevante para la trama de las series y películas en las que intervienen”.
El estudio concluye que las mujeres “están infrarrepresentadas”, tanto en general – suponen un 42,6% del total de personajes analizados– como en el colectivo LGTBI en particular porque “solo en el caso de la bisexualidad y en los personajes transgénero (que son minoritarios) aparecen en una proporción mayor”. En el primer caso, además, “aunque podría representar una mayor apertura a la sexualidad”, suele estar relacionado “con una hipersexualización de la mujer”.
En cuanto a la apuesta de cada soporte por la presencia LGTBI en sus producciones, el estudio concluye que Netflix y Sony Pictures Spain son las distribuidores con más personajes del colectivo en sus películas. En el caso de las series, repite Netflix, seguida de Movitar+, como las plataformas con más representación.
El test de Vito Russo
El informe analiza detalladamente los cuatro personajes trans identificados: un hombre trans (Óscar, de Las Chicas del Cable) y tres mujeres trans, dos en series (Luna. de Vis a Vis. y Alba, de La que se Avecina) y una en películas (Inés, de A Pesar de Todo). Solo uno de ellos, Luna, es interpretado por una actriz trans, algo que para el Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales es “problemático” porque, entre otras cosas, “perpetúa la idea cultural” de que las personas trans “no existen” y son “mujeres que se visten como hombre”, o al contrario. El análisis celebra que el del año que viene contará con un impulso en esta categoría debido al estreno de la serie La Veneno, de Los Javis, pero advierte de que no puede convertirse solo “en un pico”.
Por otro lado, de todos los personajes analizados, sólo un 8,2% son racializados. En este caso, el porcentaje se mantiene estable tanto en series como en cine. Pero, además, en muchos casos esta inclusión “no garantiza una representación favorable” porque es habitual que “la construcción de los personajes y la trama cae en estereotipos”.
Pero más allá de la cantidad, la investigación se detiene también en la manera en que están representados los personajes LGTBI y hasta qué punto alcanzan un protagonismo relevante, con tramas propias y argumentos que “reflejen con normalidad su diversidad y realidad cotidiana”. En este sentido, el Observatorio aplica una herramienta denominada el test de Vito Russo, diseñado por GLAAD al estilo del test de Bechdel que se usa para monitorizar si una película cumple con ciertos filtros en cuanto a perspectiva de género.
Así, para que una película o una serie pase el test de Vito Russo debe contener al menos un personaje LGTBI, este debe ser relevante y significante, de manera que si desapareciera, tendría un efecto significativo en el argumento, y no debe definirse únicamente por su orientación sexual o identidad de género, sino que “tiene peso propio”. Aplicando esta herramienta a las películas y series analizadas, el resultado es que 14 personas (un 2,6% del total) reflejan estos requisitos; pertenecen a nueve películas, es decir, el 16% pasan el test.
Entre ellas, se encuentran Elisa y Marcela, de Isabel Coixet, que narra la historia del considerado primer matrimonio homosexual en España, o Dolor y Gloria, de Pedro Almodóvar. En el caso de las series, el porcentaje escala significativamente: son 35 personajes los que cumplen las condiciones, que pertenecen a 20 series, casi la mitad de las analizadas (un 46,5%).