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Retrospectiva de Irving Penn: de los bodegones a desnudos y retratos de famosos
Ana C. Abarrategui
A Coruña, 22 nov (EFE).- La exposición 'Irving Penn: Centennial' es la retrospectiva más exhaustiva del fotógrafo estadounidense que se inició inmortilizando bodegones y desnudos y acabó convirtiéndose en un icono con retratos de personas famosas pero también de gente anónima.
La muestra, que la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP) abre este sábado al público en el puerto de A Coruña y que se podrá visitar hasta el 1 de mayo, ha sido organizada por The Metropolitan Museum of Arte de Nueva York en colaboración con la Fundación Irving Penn y comisariada por Jeff L. Rosenheim.
Cuando el visitante accede a la exposición, conoce los primeros pasos de Irving Penn (Nueva Jersey, 1917 - Nueva York, 2009), que se remontan a finales de la década de 1930, cuando hizo sus primeras fotografías callejeras.
Después, ha contado Rosenheim, se fue “a México a pintar, aunque destruyó todos los dibujos y se quedó solo con las fotos”.
Uno puede experimentar cómo se sentían las modelos de Penn a la hora de posar, pues se ha colocado una estructura en un rincón muy similar a la que el fotógrafo tenía en su estudio y en la que capturó con su cámara a iconos de la moda como Elsa Schiaparelli.
“Nada de sofás sofisticados ni ventanas ni candelabros, tenía un estilo minimalista y cada persona reaccionaba de una forma distinta a ese rincón”, ha desvelado el comisario.
Hizo sus primeras fotografías para Vogue en la década de 1949, pero no eran retratos ni estudios de moda sino bodegones de cómo hacer un caldo de ternera o un aliño, un tipo de fotografía que volvió a repetir en los últimos años de su trayectoria, cuando hacía composiciones con flores mustias, cigarrillos y chicles que encontraba en la calle, con lo que demostraba que “todo lo que está en el suelo se puede hacer bello e importante”.
Una década después, Penn hizo un proyecto con mujeres de talla grande con unas imágenes que también tienen su espacio en esta muestra, al igual que el telón de fondo original que creó en París para el primer trabajo de alta costura que hizo para Vogue y que ha sido iluminado como lo haría el fotógrafo.
El hijo de Irving, Tom Penn, presente durante la visita, ha confesado que este telón era el “gran amor” de la vida de su padre porque “lo acompañó a todas partes y muchas personas posaron en él”.
Tom también estuvo junto al fotógrafo estadounidense en algunos de sus viajes a países africanos o a México, donde su padre “no sabía el idioma” de las personas a las que fotografiaba, pero era capaz de establecer “una comunicación no hablada extraordinaria”.
Ha relatado su hijo que le gustaba “conservar la integridad de los pueblos y de la gente, quería inmortalizarlos para el futuro porque sabía que desaparecerían”.
Junto a estos retratos anónimos aparecen también los de supermodelos y personas famosas que se muestran de una manera diferente: Pablo Picasso, Audrey Hepburn, Marlene Dietrich, Truman Capote o la mujer del fotógrafo, Lisa Fonssagrives-Penn.
Con su estilo tan particular logró que el lector desease abrir la revista Vogue para saber qué nueva pose o enfoque había inventado. “Imágenes que parecía que saltaban de la revista. Se convirtió en un icono”, ha indicado el comisario de la exposición.
Irving Penn trabajó hasta los 91 años y su legado sigue presente actualmente, pues fue capaz de retratar la moda de alto nivel, pero también los bodegones y las personas anónimas, de un pescadero a un camarero.
La muestra 'Irving Penn: Centennial', que se podrá visitar hasta el 1 de mayo de 2025 en A Coruña de forma gratuita, concentra en 175 fotografías una historia de desnudos abstractos, composiciones florales, basura callejera, estudios de moda y naturalezas muertas.
También queda patente la importancia que le daba el fotógrafo a las copias impresas pues, como ha manifestado Jeff L. Rosenheim, “las fotografías deben ser objetos que van a la pared y que se tocan”, no que se queden guardadas en el teléfono o en la cámara.
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