Sobre la vaguada del río Escalote emerge una muralla natural coronada por otra artificial, que aprovecha el privilegio de dominar el horizonte sobre un espigón de roca caliza, en la confluencia de dos valles y por encima de los mil metros de altitud. Los orígenes no están aclarados aún, pero el recinto amurallado podría datar del siglo XIV o incluso del XI. De hecho los vecinos de Rello (Soria) saben muy poco de su historia. Les han contado que los archivos históricos se quemaron hace años. La presencia tan física de la historia y la ausencia del relato histórico llama la atención. “Te vas enterando de cosillas, pero cuando llegan los turistas no tenemos toda la información. Ahora sabremos más del pueblo”, dice su alcaldesa, Elisa Ortega (PSOE).
El pasado marzo los técnicos del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) visitaron el pueblo de 14 personas y la muralla de 667 metros lineales ante la alerta que emitió la alcaldesa. Había partes del lienzo que se estaban desplomando y el estado de ruina era inminente si no se actuaba de urgencia. Unos meses después, en mayo, la directora general de Bellas Artes, Lola Jiménez Blanco, declaró la emergencia de las obras para evitar el colapso de la muralla y el castillo de Rello. En junio aprobó la inversión de 1,5 millones de euros para consolidar los elementos más dañados y los restauradores llevan unas semanas trabajando sobre los acantilados en un sistema espectacular de andamiajes. Es una de las partidas para conservar el patrimonio más altas de 2021. Ni Medinaceli, Calatañazor o Peñalcázar mantienen su recinto amurallado y parte de las coronaciones almenadas como ocurre en esta localidad.
“Cuando me dijeron el presupuesto que iban a invertir no lo podía creer. Estamos muy agradecidos al Ministerio y al IPCE”, dice la alcaldesa. Elisa Ortega dispone de unos 150.000 euros anuales para invertir en el pueblo. Acaban de habilitar un mirador “espectacular”, han restaurado el lavadero y están reformando una casa como alquiler rural. En estos momentos sólo se alquila una. El bar tampoco está abierto, aunque la alcaldesa está buscando a alguien para que se haga cargo. “Que sepa cocinar, porque necesitamos que la gente vuelva al pueblo”, comenta ante la despoblación que debe cortar para no convertirse en pedanía de Berlanga. Según los datos del INE, desde los años cincuenta la localidad se vacía de manera irreversible. Para cuando llegó la democracia a España, en Rello vivían 100 personas, 150 menos que 25 años antes. Los datos también indican que el más joven tiene 25 años. En Soria, a 50 kilómetros, viven casi 40.000 personas.
La alcaldesa sólo habla de ponerle freno a la despoblación y confía en el patrimonio para invertir el curso de los acontecimientos. Cuenta que en el pueblo se valora la muralla por su pasado y por su futuro. Cuando finalicen las obras dentro de un año, el buen estado atraerá a más gente y el pueblo podrá vivir del turismo que sea capaz de atraer. “La historia nos salvará de desaparecer”, dice la alcaldesa, que va a compartir el wifi del ayuntamiento con todo el pueblo. Los días nublados y con viento la cobertura se pierde. Los urbanitas del teletrabajo le han dicho que así tampoco se animan a seguir con su vida lejos de la ciudad.
Agua, expolio y olvido
“Lo más urgente es atender la consolidación para frenar los desprendimientos. Luego, redactaremos un Plan Director para difundir el monumento en los próximos diez años”, comenta a este diario Olga Roldán, Jefa de Servicio de Arquitectura del IPCE. De esta manera se profundizará el conocimiento de este Bien de Interés Cultural tan desconocido. El arquitecto que se encarga de la dirección de obra y de la investigación es Ignacio Gil Crespo, especialista en fortificaciones de la zona y cuenta que las rocas calizas del farallón sobre el que se asienta pueblo, muralla y castillo se han ido erosionando, creando oquedades y grietas. Pero también se debilita el sustrato rocoso.
La principal causa del daño de la estructura es la acumulación de humedad (por las balsas de agua) en la cara interna de la muralla. Esto provoca que las piedras de los paramentos, poco a poco, se desprendan. La muralla se ha ido descalzando y en ella se han abierto grandes huecos que cuestionan su estabilidad. “Los hielos sorianos tampoco han ayudado”, dice el arquitecto y apasionado de la historia de este tipo de construcciones. La misión es reconducir el agua a la red de saneamiento.
Más motivos de la degradación: la falta de intervenciones de mantenimiento y el expolio de la piedra a la que la propia población usó para construir sus casas. “El historiador soriano Juan Antonio Gaya Nuño decía que los castillos son viveros de ruinas con oficio de cantera. En el momento en que el castillo de Rello perdió su función y se abandonó, fue expoliado para construir las viviendas y los corrales. En la documentación fotográfica que hemos podido recopilar se aprecia cómo, a medida que iban surgiendo corrales adosados al castillo, a éste le iban faltando piedras de las coronaciones, los huecos (troneras) y los muros”, comenta. Muchas de las piedras de las casas son piezas singulares extraídas claramente de las puertas de la muralla y del castillo.
El castillo del poderoso es desmontado para construir las casas del pueblo. Parece algo natural y metafórico. “Como cuando muere un león y se lo comen los buitres”, apunta el arquitecto. Sin embargo, señala que Rello es un caso ejemplar de vinculación de la población con el patrimonio. “Porque todo Rello es patrimonio y son conscientes de ello. Es su alma, su razón de ser como población, su significado y su valor”, comenta Ignacio Gil. De hecho, la intervención de emergencia que lleva a cabo surge por la preocupación y el compromiso de la población.
Operación de alto riesgo
La actuación evitará el riesgo a las personas y la destrucción irreversible del conjunto fortificado. Las “gravísimas pérdidas de material” se recompondrán para garantizar la estabilidad de muros y torres, pero siempre marcando qué es actual y qué es histórico. Emplearán piedra local similar a la original y técnicas tradicionales de mampostería y cantería. En estos momentos los andamios están en el frente norte de la muralla para evitar el sol y el calor. El lado sur, para invierno. “Ha ido difícil porque hemos tenido que ir descolgando los andamios hasta encontrar puntos de apoyo”, explica sobre la delicada operación que ha deja a los restauradores colgados en el vacío de los acantilados.
Los estudios arqueológicos y documentales, junto a la lectura estratigráfica, permitirá al equipo del arquitecto conocer la historia de un lugar que ha permanecido, pero se ha transformado. “Con toda probabilidad , Rello fue un hisn [castillo] andalusí o al menos una fortificación de relativa importancia en las vías de comunicación entre Gormaz, Berlanga, Ayllón, Medinaceli... Después fue una villa medieval con muralla urbana que tiene algunas transformaciones artilleras bajomedievales. Por último, la transformación en castillo moderno con la actualización de la artillería”, indica Gil. El relato de la historia de Rello llegará con el Plan Director, necesario para la gestión del conjunto patrimonial. Incluirá tanto arquitectura defensiva como arquitectura tradicional. El arquitecto dice que es una “oportunidad maravillosa” para salvar de la extinción el patrimonio y una población.