Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
Los capos de la ficción televisiva
Sus rostros pueden que sean desconocidos para la mayoría de espectadores pero la sola mención de su nombre a los mandos de una serie hace que muchos se apunten a ella sin haber visto un solo capítulo. En Estados Unidos se les conoce con el nombre de showrunners y son esos guionistas que alumbran una idea, le dan forma como productores ejecutivos y actúan como abogados defensores cuando tienen que dar la cara ante unas cadenas que muchas veces están más preocupadas por los índices de audiencia que por la coherencia creativa de una historia contada por capítulos.
El boom seriéfilo de los últimos años también ha facilitado se les conozca por su nombre y apellidos y participen a rostro descubierto en la promoción de sus series. La precampaña de los Emmy favorece iniciativas en los medios, como las mesas redondas que organiza la revista The Hollywood Reporter, que sirven para conocer un poco más en qué consiste su trabajo.
En drama, a los nombres clásicos de David Simon (The Wire), David E. Kelley (Ally McBeal), Aaron Sorkin (The Newsroom) o J.J. Abrams, polémico a pesar de que hace tiempo que ejerce solo de productor ejecutivo, y creadores semirretirados como David Chase (Los Soprano) o David Milch (Deadwood) se ha unido el grupo de moda que comandan Robert y Michelle King (The Good Wife), Shonda Rhimes (Anatomía de Grey, Scandal), Vince Gilligan (Breaking Bad), Bryan Fuller (Hannibal), Joel Fields y Joe Weisberg (The Americans), David Benioff y D. B. Weiss (Juego de Tronos) o Matthew Weiner, que empezó a gestar Mad Men mientras trabajaba como guionista en Los Soprano. En las próximas semanas, la noticia será el regreso de Damon Lindelof al frente de The Leftovers, unos meses después de su espantada de Twitter y cuando se cumplen 10 años del estreno de Perdidos.
En comedia la renovación está liderada por mujeres. Chuck Lorre (The Big Bang Theory) consigue que todas sus nuevas series sean éxitos, Steven Levitan sigue sumando reconocimientos por Modern Family y Louis C.K. rompe moldes explorando los límites del humor, pero la sangre nueva la han puesto Lena Dunham (Girls), Mindy Kalling (The Mindy Project), Jenji Kohan (Orange is the new black) o, desde el puesto de productoras ejecutivas, Amy Poehler (Broad City) y Tina Fey (30 Rock).
La última tendencia a la que se ha apuntado la ficción estadounidense es la del creador y guionista único, algo que es más habitual en las series británicas. Ahí están los casos de True Detective, con Nic Pizzolatto como único responsable de los ocho capítulos de la primera temporada, o Fargo donde Noah Hawley ha causado sensación con su reinvención de la famosa película de los hermanos Coen. Las series se consolidan como imagen de marca de la cadena que las emite y el autor imprime una marca de la que puede presumir su serie.
Sus rostros pueden que sean desconocidos para la mayoría de espectadores pero la sola mención de su nombre a los mandos de una serie hace que muchos se apunten a ella sin haber visto un solo capítulo. En Estados Unidos se les conoce con el nombre de showrunners y son esos guionistas que alumbran una idea, le dan forma como productores ejecutivos y actúan como abogados defensores cuando tienen que dar la cara ante unas cadenas que muchas veces están más preocupadas por los índices de audiencia que por la coherencia creativa de una historia contada por capítulos.
El boom seriéfilo de los últimos años también ha facilitado se les conozca por su nombre y apellidos y participen a rostro descubierto en la promoción de sus series. La precampaña de los Emmy favorece iniciativas en los medios, como las mesas redondas que organiza la revista The Hollywood Reporter, que sirven para conocer un poco más en qué consiste su trabajo.