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Superflux: el estudio de artistas y diseñadores que imaginan futuros alternativos para un presente distópico

¿Cómo será la vida cotidiana en un futuro donde se hayan incrementado los efectos del actual cambio climático? ¿Qué ocurrirá si escasean los alimentos y nos vemos obligados a cultivar en casa? ¿Cómo sería un piso en Londres en el año 2050 bajo estas condiciones? Son algunas de las preguntas que trata de responder el estudio multidisciplinar Superflux en su proyecto 'Mitigation of Shock London (2050)'.

Mitigation of Shock from Superflux on Vimeo.

“Aún recuerdo el día que nos mudamos a este apartamento. Parece un sueño ahora. Como la vida de otra persona. La forma en que vivíamos, las cosas que pensaba en aquel momento, las cosas que me preocupaban”, dice una voz en off mientras podemos escuchar por la radio anunciar la dificultad para conseguir verduras, botes con semillas o dos libros cuyos títulos son 'Voy a comer gusanos' o 'Cómo cocinar en tiempos de escasez'.

Esta instalación inmersiva que pudo verse en Barcelona entre 2017 y 2018 durante la exposición que alojó el CCCB'Después del fin del mundo'es un buen ejemplo del trabajo de Superflux: ficción especulativa junto a cambio climático y una experiencia real sobre un posible futuro no tan lejano como para considerarlo ciencia ficción. Anab Jain es una de sus fundadoras y profesora del Programa de diseño post-industrial y especulativo en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena.

“Por un tiempo nos enfocamos en lo que la gente llamaría 'futuros distópicos' para ayudar a las personas a evitarlos. Pero dado donde estamos hoy, sentimos que es importante reconocer los desafíos, pero encontrar algo con lo que comprometernos a través de nuestro presente difícil”, comenta Jain, para quien el optimismo es posible a pesar de lo aparentemente oscuro del presente: “Puede que parezca inmediatamente esperanzador u optimista, pero eso es lo que estamos tratando de hacer con Mitigation of Shock. Encontrar formas esperanzadoras de vivir en y a través de la precariedad. Será diferente pero no necesariamente malo. Puede parecer el fin del mundo tal como lo conocemos, pero ¡otros mundos son posibles!”

“En 2028 Inglaterra tendrá un recorte que afectará a más de 400.000 trabajadores en el sector de los cuidados. Las nuevas tecnologías podrían ayudar a tapar este hueco pero, ¿quién intervendrá cuando las cosas vayan mal?”. De nuevo y en el futuro, el cortometraje 'Better Care'(2019) de Superflux plantea la siguiente cuestión: la tecnología es a menudo representada en la ficción audiovisual como una herramienta que funciona en un segundo plano y mejora sin esfuerzo las vidas de quienes hacen uso de ellas.

Sin embargo, la realidad es que tales soluciones a menudo están diseñadas para personajes ficticios y los teóricos usuarios finales no suelen ser tenidos en cuenta, porque a pesar de la promesa, la tecnologías casi nunca funcionan según lo prometido. En el cortometraje podemos ver la vida de Pam, una mujer mayor con problemas de movilidad que vive sola en casa y cómo intenta solventar los problemas de su errático sistema doméstico de inteligencia artificial y reconocimiento de voz.

El cortometraje y muchas de las ideas que hay en él se basan en un taller que realizó el think tank británico para la el desarrollo de tecnología responsable Doteveryone.

El trabajo de Superflux se enmarca dentro lo de que Jain define como evidencias especulativas. “Nuestro trabajo de investigación de futuros plausibles implica un análisis exhaustivo de las tendencias y señales a partir de las cuales rastreamos y extrapolamos hacia el futuro. Tanto los datos cualitativos como los cuantitativos juegan un papel importante. Al hacer este trabajo, hemos observado cómo los datos se usan a menudo como evidencia y se consideran definitivos”, comenta Jain en un artículo del blog de Superflux.

Jain prosigue este argumento para lanzar una cuestión que reta uno de los mantras del presente: quizás hemos elevado a categoría de religión lo que los datos nos dicen. “El Big Data puede ser una herramienta poderosa para el bien de la sociedad, pero los datos no son evidencias (...) ¿qué hay de lo que no podemos medir? ¿quién genera los datos y cuáles son sus prejuicios inherentes? ¿podemos fiarnos de los datos como principal fuente para tomar decisiones mientras estamos rodeados de tantas incertezas y cambios?”.

El trabajo de Superflux no solamente implica producciones artísticas. También hay un fuerte componente divulgativo. Desde talleres donde reflexionan sobre el futuro de los algoritmos o los usos creativos de los metadatos, textos teóricos donde analizan la potencia social de diseñar futuros colaborativamente o sobre los retos para construir ciudades equitativas hasta charlas TED, como las que ha protagonizado Jain.

El trabajo de Superflux lucha contra el prejuicio de que el arte contemporáneo no es útil socialmente. Jain reflexiona sobre esto: “Yo creo que el arte ayuda a conectarse con los desafíos a los que nos enfrentamos emocionalmente y eso es muy importante. Tenemos todos los datos y, sin embargo, parece que no podemos actuar sobre ellos”.

E incluso va más allá en una crítica a la tecnofilia y al exceso de credibilidad de los discursos hipercientíficos: “Los caminos puramente racionales y científicos no están ayudando, eso es porque hemos evolucionado biológicamente para pensar no solo con nuestras mentes sino también con nuestros cuerpos. Necesitamos historias y experiencias viscerales que nos ayuden a navegar estos tiempos difíciles. Es más importante que nunca imaginar futuros alternativos en un presente de mierda”.