Pedro Sánchez y Ximo Puig: un paseo estival y muchos “selfies” pero ningún compromiso político
Abrazos efusivos con Ximo Puig, el presidente autonómico valenciano. Sonrisas para la alcaldesa de Castelló, Amparo Marco. Algún que otro selfie con los espontáneos a los que sus guardaespaldas dejaban acercarse. Miradas cómplices y divertidas hacia quienes le gritaban “¡Pedrooo!” desde las aceras. Todo durante un lento paseo por el centro de la ciudad acompañado de Puig que acabó en la sede de la Delegación de la Generalitat, donde ambos tuvieron una reunión de 45 minutos.
Eso es todo lo que la prensa y los ciudadanos que el viernes siguieron la visita a Castelló de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, pudieron percibir. A pesar de que este encuentro se había anunciado en la agenda oficial y del intento de los periodistas de preguntarle desde el otro lado de su personal de seguridad, el jefe del Ejecutivo no contestó preguntas ni hizo comentario alguno ante los micrófonos.
Sólo Puig hizo declaraciones tras la marcha de Sánchez. Afirmó que la reunión había sido “positiva” y que el presidente había demostrado “empatía” hacia los valencianos. También destacó que “tiene una idea clara de lo que tiene que ser la España plural”.
Con empatía, pero sin compromisos concretos
Así las cosas, el único resultado de la reunión fue estético: el de la complicidad que ambos mandatarios quisieron transmitir a través de las imágenes de un paseo estival entre bromas y comentarios amables por las calles de Castelló y de un encuentro, programado horas antes de la habitual presencia del presidente en el Festival Internacional de Benicàssim, que esta noche ofrece su actuación estrella con The Killers.
La falta de conclusiones políticas después de toda esta puesta en escena es la confirmación de que, de momento, la “empatía” que destacó Puig es lo único que Sánchez puede ofrecerle después de un comienzo de mandato con pocos mimos hacia la Comunitat Valenciana.
Días antes, el propio Puig había calificado el encuentro como un “gesto” del presidente hacia la Comunitat. La definición fue exacta, porque en eso quedó todo. No hubo ninguna declaración para la prensa que pudiera hacer pensar en cualquier acuerdo o concesión política que suponga una novedad acerca de la herida abierta en la Comunidad Valenciana, la infrafinanciación, que Sánchez ya dijo hace varias semanas que intentará parchear, pero que no curará.
Quejas en la Comunitat Valenciana
Precisamente, el presidente español anunció este encuentro “informal” en el Congreso el pasado martes, en medio de los reproches de Joan Baldoví, el diputado de Compromís -el partido socio de Gobierno del PSOE en la Comunidad Valenciana-, que afeó a Sánchez su negativa a reformar el sistema de financiación autonómica.
No fue la única queja: desde que el recién estrenado gobierno socialista anunció en junio que no se ve con apoyos ni tiempo suficientes para abrir este melón, también Podem -el otro socio de investidura de Puig-, Ciudadanos y PP han criticado que Sánchez haya desistido de reformar el sistema en un momento tan temprano de su mandato.
El Ejecutivo sí ha anunciado medidas paliativas para la falta de financiación. El jueves, se aprobó en el Consejo de Política Fiscal y Financiera una ampliación del déficit que dará más oxígeno a los gobiernos regionales. En concreto, supondrá un incremento de los recursos autonómicos de alrededor de 2.400 millones de euros. El conseller de Hacienda valenciano, Vicent Soler, se abstuvo porque, aunque la medida beneficia a este territorio, los avances son insuficientes.
Todo eso lo tendrán que consultar los castellonenses en las noticias de los últimos días. No lo oyeron de labios de su presidente, que a la salida de la reunión caminó algunos metros por la céntrica calle Mayor de Castelló acompañado de Puig en medio de una gran expectación. Con no poco trabajo, consiguió subir al coche oficial. Eran las seis y media y el calor del mediodía había dejado paso a una brisa agradable. La hora ideal para tomar el camino del FIB.