Cada frase que pronuncia deja entrever que está sostenida por una inmensa genealogía de saberes académicos y vivenciales porque con cada respuesta salen en tromba multitud de referencias. Se trata de la antropóloga cubana Aida Bueno Sarduy, en Madrid invitada por la Asociación de Mujeres de Guatemala para presentar su último trabajo en formato documental bajo el título ‘Guillermina’.
Lleva décadas investigando y ha ejercido como docente en universidades estadounidenses como la NYU, Hamilton College o Stanford para estudiar, principalmente, sobre la historia de las mujeres negras en lugares como Brasil. Como en el documental, donde narra una de esas historias que para algunos es algo alejado pero que otros enseguida relacionan con la actualidad. Conversamos con ella pocas horas antes de la conferencia que ofreció en La Casa Encendida de Madrid.
¿Cuál es la idea central que querías transmitir con el documental?
Quería transmitir que el racismo encierra una paradoja muy grande que muchas veces no se ha comprendido. Hoy en día nos dicen que hay que esperar a que la población receptora se tome su tiempo en conocernos, para que una vez que los conozca ya no sea racista, porque ya comprenderá y caerá por su propio peso de que éramos personas exactamente como ellos.
'Guillermina' muestra que, por lo menos, en nuestro continente la mayoría de los hombres y mujeres blancos de clase alta, casi todos sin excepción, tuvieron en su casa a una mujer negra a la que conocieron tanto que incluso algunas veces les amamantó. La conocieron tanto que recuerdan a esa mujer como otra madre. La conocieron tanto que muchos de los recuerdos de su infancia, de las canciones con la que se durmieron se las cantaba esa mujer negra. Y eso no nos ha servido para tocar el racismo en su raíz, en su fundamento ni para que desaparezca el prejuicio racial.
Entonces según tus tesis, ese acercamiento y esa intimidad no pueden acabar con el prejuicio.
No es mi tesis, es una evidencia. Si hubiera funcionado tendríamos que tener a centenares de miles de mujeres y hombres de la clase alta siendo antirracistas, que inmediatamente al tener conciencia de eso hubieran dicho que es imposible mantener a esta mujer como esclava. Pero las conservaron hasta su muerte. No es una tesis mía, es una constatación histórica.
Es un poco la situación que pasa con las trabajadoras del hogar, ¿no?
Exactamente. Entonces 'Guillermina', habla partiendo de una historia de mucha ternura y auténtica. Yo jamás he dudado sobre el amor de ese niño, me lo creo perfectamente, sobre todo porque en ese momento había muchas cosas invisibles. Cuando muchos de sus niños han ido creciendo, ya han tenido que tomar partido y saber quiénes son los míos. Y en ese momento aparece la brecha. Llega un momento en que la sociedad a la que pertenece les requiere y les llama al orden para que tomen partido y sepan quién es su verdadera familia.
Y la inmensa mayoría inmediatamente han cambiado de registro. Hay que desconfiar de esa intimidad porque si ese hubiera sido el camino ya estaríamos en un mundo muchísimo mejor. Pero no es lo que tenemos, tenemos un mundo muy racista
Entonces, ¿cómo crees que habría que repensar esas relaciones de intimidad para que fueran positivas y realmente consiguieran un cambio?
Tendrían que pasar primeramente porque no siempre fueran los cuerpos de las mujeres negras las que estuvieran en esa posición. Tendría que cambiar que los permisos de trabajo no se oferten exclusivamente para esas funciones. Tendría que pasar por una sociedad que comprenda que cuidar a un niño, cuidar un anciano o limpiar una casa no es nada deshonroso, pero que no puede estar asociado al cuerpo de las mujeres negras.
Trailer GUILLERMINA from NewVoicesNewFutures on Vimeo.
¿Qué otros trabajos y referentes te han servido de inspiración para llegar a hacer este documental?
Hice mi tesis doctoral en el Changó de Recife, me pasé muchos años estudiando en Brasil el liderazgo de las mujeres afrodescendientes en las religiones afro brasileñas. Así conocí mujeres tanto del pasado como el presente que son absolutamente imponentes, con una inteligencia increíble, con una capacidad de gobernar su casa de santo, con cientos o miles de hijos de santos, sin que nada se mueva, sin que ellas lo sepan, gobernando con una generosidad y con un sentido de la justicia extraordinario. Con apertura a la vida como es, con hijos de santo de todo tipo: heterosexuales, homosexuales, bisexuales, cobardes, valientes. Aceptar la vida.
Esas mujeres me han enseñado que tenemos un magisterio que viene de la esclavitud, donde estas mujeres por muchas circunstancias pasaron al frente porque tuvieron más opciones que los hombres para comprar su libertad, para tener el dinero que les permitió a ellas comprar las primeras casas de culto afro. Cuando compraron esa propiedad la abrieron a hombres que no tenían nada que ofrecerles, que andaban vagabundeando, buscando un trabajo que no encontraban, y ahí dentro los respetaron y los trataron como nunca antes les habían tratado. ¡Fíjate de qué mujeres te estoy hablando!
Yo analizo la esclavitud y cómo se produjo ese liderazgo de esas mujeres. A partir de ahí estudio sobre acciones de libertad, que son los procesos que ellas llevaron a cabo para comprar su cuerpo y los de sus hijos. Analizo qué hay allí que me pueda hacer ver a mí hoy en día a qué me enfrento, porque me enfrento a un mundo todavía colonial, no esclavista propiamente, pero colonial intacto. Entonces esas mujeres son mis referentes, las que empezaron a organizar la comunidad afrodescendiente y que son para mí un ejemplo de liderazgo, de autonomía, de poderío. Pero un poder que no se complace en la humillación del otro.
¿Y cómo se ha pasado de esa situación a una retórica completamente opuesta sobre las mujeres negras, con poco reconocimiento dentro del feminismo?
Occidente durante la colonización perdió muchas capacidades. Primeramente perdió la capacidad de ver. Ve lo que quiere. Otra de las capacidades que perdió, y está muy dañada, es la escucha. Lo que ven desde aquí los europeos está comprometido por esos déficits que han tenido como resultado de un poder absoluto e impune. Pero yo no acepto que eso es así.
Nuestras familias son matricentradas. Mujeres que con todo el racismo, con toda la violencia, son capaces de sacar en una favela a sus hijos adelante y que vayan a la universidad. Esas mujeres son heroínas, porque en una favela los tiros te pasan por encima de la cabeza todos los días.
En una favela tú tienes un cuerpo que sufre diariamente la violencia policial en ese ambiente. Ellas han conseguido, trabajando de empleadas domésticas o lavando ropa para la calle, sacar a sus hijos adelante y darnos una fuerza y unas lecciones que yo no admito que no están ahí. Otra cosa es que se vean o no desde aquí. Hay muchas mujeres como Djamila Ribeiro o Sueli Carneiro que están dando la cara por un feminismo afro que parte de otros presupuestos completamente distintos. Otra cosa es que aquí no las conozcan, pero ahí están los trabajos y los discursos. Es un movimiento muy potente.
¿Y qué se puede aprender de esos feminismos afro para aplicar aquí?
Hay muchas cosas que pueden servir aquí. Como entender los mecanismos por los que el poder te hace perder bastante tiempo que necesitas para estar en tu proyecto de emancipación. Hay un montón de disposiciones que te tienen atrapado, pero que no están previstos para que tú seas libre.
Es como aquí en España. Como no pueden ser racistas así de una manera abierta, por ejemplo los partidos políticos buscan a su negro de manera condescendiente para decir que ya tengo uno. Pero yo me pregunto: ¿qué capacidad tienen esos políticos negros para plantar cara y decirle a su partido que queremos que en esta legislatura se corrijan todos los libros de texto escolares donde hay referencias racistas o está ausente la participación de España en la trata de esclavos?
No se trata de tener a un negro ahí. Se trata de que cuando esa persona esté ahí y tú escuches esa persona tenga la posibilidad de dar un giro radical. No podemos dar giros cosméticos. Es para no llegar al final de la legislatura sin por fin terminar con las condiciones de las que están contratadas las mujeres en el servicio doméstico. Esa negra o ese negro ahí tendría que servir para que al final de esa legislatura eso no se pueda consentir. Y además, que pidan disculpas. Es que tiene que ser radical.
Esto último me lleva al tema de los procesos de reparación. ¿Ves posibilidad de que eso ocurra en España?
Esos procesos no va a ocurrir si no se da una batalla radical, si no les obligamos a que lo hagan. Aquí no he visto ningún atisbo de reparación en absoluto.Ni siquiera se dignan en rectificar lo que dicen de la esclavitud a los estudiantes en la enseñanza obligatoria, cuando ya es hora de que alguien revise esos textos y los corrija.
Yo estudié aquí en España, en la Universidad Complutense, en los años noventa. Tuve compañeros en la Facultad de Política y Sociología que no sabían que España tuvo esclavitud, que pensaban que era una cosa de Inglaterra o de Portugal, pero no de España. ¿Cómo es posible que un estudiante universitario en una facultad de política y sociología ignore que España tuvo esclavos casi cuatro siglos? Tiene que haber un sistema educativo que se lo ha escondido, que no se lo ha dicho.
No quiero discursos de paz, quiero cambios que se noten ya porque no tenemos toda la vida para esperar esos cambios. Para que se saque al servicio doméstico de ese régimen especial no hay que esperar diez años más, ni para que se produzca esa rectificación en los libros de texto, tampoco para que tengamos profesores afrodescendientes cuando ya están cualificados para ser profesores de las escuelas, pero el sistema les pone todas las trabas para que no puedan llegar a esos puestos. Yo creo en esa radicalidad, aunque la palabra tenga muchas malinterpretaciones.
¿Crees que hay un oportunidad de transformar realidades para el movimiento antirracista con el actual Gobierno de España que se presenta como progresista?
Los que están cerca de estos movimientos deben entender ya que lo único que han hecho es acercarse para tener los votos de los inmigrantes que viven aquí, sin ofrecerles prácticamente nada. ¿Dónde están los compromisos por escrito? Esas cláusulas que van a garantizar a los inmigrantes, a las mujeres y hombres negros que vivimos en este país, que una vez que este gobierno progresista acceda al poder se procederá, sin ningún tipo de demora, a revisar todas las leyes, todas las normativas que los afectan.
Por ejemplo, que se procederá a educar a la Policía para que no nos pida la documentación porque somos negros y que inmediatamente se procederá a exigir cursos obligatorios a esa Policía para que sepa que no nos puede pedir en un vagón del metro el billete para ver si lo llevamos, creando esa sospecha solamente porque somos negros. ¿Para cuándo está esa reunión marcada?
Si no está eso escrito y marcado, están haciendo perder el tiempo y utilizando para que el voto de los inmigrantes vaya a esos partidos que supuestamente van a hacer algo. Siempre buscan ganar tiempo, te hacen ofertas que no serán para mañana, sino para dentro de tres legislaturas. Es una trampa y una tomadura de pelo.