El buque Aquarius se ve obligado, de nuevo, a alejarse de la zona de rescate en la ruta más mortífera del mundo. El barco ha llegado este jueves a su puerto base de Marsella, al sureste de Francia, una escala obligada mientras las dos ONG que lo fletan esperan obtener un nuevo pabellón que les permita reanudar los rescates de pateras en peligro en el Mediterráneo central tras la decisión de las autoridades de Panamá de cancelar el registro del buque. Las organizaciones se vuelven a ver obligadas a paralizar su misión de salvamento hasta resolver la situación administrativa de la nave, tal y como ocurrió el pasado agosto con las trabas de Gibraltar.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, SOS Mediterranée ha informado de la llegada a Marsella del barco y reitera el llamamiento a los gobiernos europeos “para que nos permitan continuar nuestra misión de salvamento atribuyendo un pabellón al Aquarius, decidido a hacerse al mar lo más pronto posible”.
SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras (MSF) han lanzado una campaña internacional para que algún país les conceda su bandera con la que poder navegar después de que se la retirara Panamá, según la versión de las dos ONG por presiones del Gobierno italiano. El próximo sábado hay convocadas concentraciones en varias ciudades francesas y de otros países europeos.
En su comunicado donde anunciaba la cancelación del registro, la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) explicó que las autoridades italianas “reportaron que el capitán de la nave ha rehusado devolver a los inmigrantes y refugiados auxiliados a su lugar de origen”. El pasado agosto, el buque ya tuvo que partir rumbo a Marsella y alejarse de la zona de rescate durante un mes para aclarar la situación tras las trabas de las autoridades gibraltareñas, que decidieron retirar el pabellón al barco, alegando que estaba inscrito como buque de investigación.
La última misión del Aquarius se vio obstaculizada por la nueva negativa del ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, a que atracara en alguno de los puertos de su país con los 58 migrantes que había rescatado en el Mediterráneo. Hubo una negociación europea a varias bandas y se acordó que fueran transbordados a un buque militar maltés y repartidos entre Francia, España, Alemania y Portugal. El Gobierno español anunció que acogerá a 15 personas. Después de diez días en el mismo mar en el que se jugaron la vida, los ocupantes, entre ellos 18 niños, llegaron este domingo a Malta, a bordo de un buque militar de este país adonde fueron transferidos.
Las organizaciones que operan el Aquarius y organismos como Acnur han pedido a los Gobiernos europeos que lleguen a un acuerdo que “proporcione claridad y predictibilidad” sobre dónde pueden atracar los barcos con rescatados a bordo para evitar que se queden días “vagando” en el mar, una situación de punto muerto que se repite desde el primer cierre de puertos italianos el pasado junio.
“La pérdida de registro del Aquarius es sumamente preocupante y representaría una dramática reducción de la capacidad de búsqueda y rescate precisamente en el momento en que más se necesita”, ha asegurado el alto comisionado para los refugiados, Federico Grandi.
Aunque el número de personas que llegan a Europa por el Mediterráneo ha descendido, la tasa de mortalidad ha aumentado, según Acnur, que ha atribuido este incremento, en parte, a las trabas impuestas a las ONG. La reducción de la capacidad de búsqueda y rescate en la costa de Libia con respecto es mucho menor a la que existía hace un año, critica el organismo.
Al menos 1.259 personas han muerto en su intento de cruzar el Mediterráneo central en lo que va de año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las ONG especializadas y Acnur reclaman la puesta en marcha de vías legales y seguras de acceso a los países europeos para que estas personas no se vean obligadas a poner su vida en peligro en el mar.