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La frontera como base de datos

Sistema de registro del Iris | UNHCR

Yuly Jara

Una mujer cruza una frontera. Le piden que entregue su documento de identidad. Después, para acreditar que de verdad huía de un conflicto, que indique la dirección en la que vivía, quiénes eran sus vecinos y el nombre del río que pasaba cerca. Después, que proporcione su huella dactilar, sus datos bancarios, sus conversaciones por Whatsapp.

La situación es imaginaria, pero no se aleja de lo que muchas personas se encuentran al llegar a un país nuevo tras dejar atrás su hogar. La “datificación”, convertir información personal en bases de datos, sobre las personas migrantes y refugiadas “se ha convertido en una pieza clave para determinar su futuro”, indica Javier Sánchez Monedero, autor del informe La datificación de fronteras y gestión de los refugiados en el contexto de Europa, publicado por la Universidad de Cardiff en 2018 y presentado este viernes en Madrid. 

Según explica el experto, en una época de auge de la compilación masiva de datos, a los migrantes y solicitantes de asilo, dependiendo de la información que aporten, se les concederá el permiso de residencia o el estatus de refugiado, o se les permitirá acceder a la comida en los campos de ayuda humanitaria.

Esta investigación, generada en el marco del Data Justice Lab y financiada por la Unión Europea, trata de ahondar en quiénes son las personas que aportan los datos cuando se habla de migración y refugio. También, en los organismos que recogen esta información, las empresas encargadas de desarrollar esta tecnología y el uso que hacen de ellos para después confirmar si existe o no una diferencia de poder en este traspaso de la información.

Las bases de datos resultantes de las preguntas que se hacen a migrantes y refugiados contienen información que va desde el nombre, los apellidos, la edad y género pasando por la religión e incluso posibles agresiones sufridas, hasta medidas biométricas como la toma de huellas dactilares y del iris.

La UE, Acnur o los países de acogida recogen los datos

Entre los organismos que se encargan de recoger toda esta información, según el informe, se encuentran la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y los propios países de acogida de refugiados como Turquía, Alemania o España.

No todos recogen la misma cantidad de información. A nivel de la Unión Europea, en la base de datos gestionada principalmente por Frontex, según indica Sánchez-Monedero, se encuentran datos y huellas dactilares de los posibles solicitantes de asilo y refugio. Esta base de datos, conocida como Eurodac, nació en el año 2003 con el fin de conocer si quienes piden protección internacional ya habían registrado su solicitud en otro Estado miembro de la Unión Europea en cumplimiento del reglamento de Dublín. Este obliga a que el primer país en el que se registra la persona sea el que tramite su solicitud de asilo.

Por su parte, Acnur ha compilado información biométrica de las personas como el iris y fotografías del rostro para que los solicitantes de asilo, mientras viven en los campos de refugiados, puedan acceder a la ayuda humanitaria, garantizando que “no se pierden las identidades de los refugiados, no hay duplicidades ni robo identidad”, tal y como indican en su informe sobre la iniciativa llevada a cabo en Tailanda en 2015.

Según datos aportados por el propio investigado Sánchez-Monedero, gracias a todas las herramientas informáticas (Dataport, BIMS, ProGres V4, Rapid Application), Acnur cuenta con 7,2 millones de registros, consiguiendo así que 8 de cada 10 solicitantes de asilo hayan sido identificados con parámetros biométricos. “Los sistemas tratan de recoger toda la información posible sobre desplazados por conflictos a nivel individual y de grupo, así como documentar con detalle las causas por las que estas personas tienen que huir”, detalla el experto. Este medio ha tratado de ponerse en contacto con Acnur en España para conocer más detalles pero no ha obtenido respuesta.

Datos de móviles y redes sociales

El informe también recalca que “en varios países de la Unión Europea se están utilizando los datos de los teléfonos móviles y las publicaciones en las redes sociales para verificar las versiones de los refugiados”. Entre las compañías que desarrollan las tecnologías para recopilar los datos IBM, Indra, KEMEA, Raytheon, Siemens, Smiths Detection, de acuerdo con el documento.

En Alemania, según explica el investigador, “miran los mensajes que se han cruzado, la geolocalización, la agenda y los números de teléfono. Todo”.  En Dinamarca las autoridades contrastan continuamente las versiones de los entrevistados con las redes sociales. “En todos estos países llegan a utilizar herramientas de informática forense”, asegura en referencia a la extracción de información del móvil incluso cuando el contenido ya ha sido borrado.

En países como Turquía, el informe relata cómo la empresa de telecomunicaciones Turk Telekom cedió los registros de las llamadas y mensajes de texto (SMS) sin información personal de los refugiados para llevar a cabo el proyecto “The Data for Refugees (D4R) Challenge”, con el objetivo de trazar propuestas, con datos, para mejorar la vida de las personas refugiadas en materia de salud y educación. “Es curioso que esta subpoblación del país está registrada totalmente en una base de datos y el resto de ciudadanos no”, recalca Sánchez.

En España, el experto asegura que “no hay mucha información” al respecto y que la información recogida por Eurodac se gestiona de una forma “pésima”. Como ejemplos, recalca la investigación del Defensor del Pueblo sobre cómo más de un centenar de personas pasaron noches en la calle para conseguir cita de solicitud de asilo en Madrid y la poca información disponible sobre qué pasa con las personas una vez entran en España.

Ética, límites y asimetría

Para el investigador, “no existen límites” en la información que pueden pedir los distintos organismos y países y “nada impide que se utilicen estas herramientas con otro propósito”. “Cada Estado es libre de solicitar tantos datos como considere para acreditar la condición de refugiados. Pensemos que muchas de estas personas no tienen documentación o incluso pertenecen a países que ya no existen”, incide.

Sin embargo, el experto señala que se dan una serie de circunstancias que podrían ser “humillantes” para la persona que solicita asilo. Como ejemplo indica que en Reino Unido han llegado a solicitar grabaciones de relaciones sexuales para acreditar que persecución LGTBI.

Con respecto a Eurodac, creada para que las personas no soliciten refugio en más de un país de la UE, Sánchez-Monedero critica que “se está utilizando para deportar y para que la gente no pueda reunirse con sus familiares” y que, en la toma de los datos biométricos en los campos de refugiados, “la gente no es libre de elegir si dar o no esa información”. De hecho, un reportaje del medio alemán Zeit Online ha documentado cómo, en los campamentos de Jordania, los refugiados no pueden negarse a esas identificaciones biométricas.

Preguntado sobre qué papel juegan las leyes de protección de la privacidad, responde que “sí hay leyes que protegen”. “Por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos Europeo no deja que un dato que se haya recogido para un fin sea utilizado para otro objetivo” aunque recalca la necesidad de estudiar que ocurre con los datos de Eurodac. “Su propósito es que las personas no soliciten asilo en más de un país, sin embargo se utiliza para otros propósitos como devolver a países fronterizos, conceder o denegar ayudas...”, enumera. 

La recogida de los datos a partir de datos biométricos ya se empieza a realizar en proyectos piloto en España. Como ejemplo de “smart borders” [fronteras inteligentes] se encuentra este programa en fase de prueba en el aeropuerto de Barajas (Madrid) que requiere el pasaporte electrónico y la huella dactilar para poder cruzar la frontera a modo de “self service” (autoservicio), es decir, con dispositivos que permiten a las personas identificarse a sí mismas.

¿Por qué debería de importarle al resto de la población está “datificación”? Porque, dice el investigador parafraseando al medio alemán, “esta tecnología se está probando en una población que no puede decir que no y que probablemente después se comercialice al resto de la sociedad”. Por esta razón, propone contar con la sociedad civil para diseñar la recopilación de datos.

“Se va extendiendo la extracción de los datos que se hace sobre una población empezando por una cuestión de seguridad, pasando al control de los flujos migratorios y un control sobre los viajeros”. Para él, la compilación de datos sobre los migrantes persigue “la normalización de la vigilancia de las personas”.

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