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Los controles de identificación racistas en España llegan al Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Tariq conversa con Rosalind Williams. Ambos sufreron un control discriminatorio. Ambos buscan justicia/ Alejandro Navarro Bustamante

Gabriela Sánchez

Tras el último palo de la justicia española, Zeshan Muhammad vuelve a intentarlo. El joven pakistaní lleva dos años luchando en los tribunales por una sentencia que empuje al Gobierno de España a acabar con las identificaciones policiales racistas, como la que, denuncia, sufrió en 2013 cuando paseaba por las calles de Barcelona. Con este fin, acaba de presentar una demanda contra el Estado español ante la Corte Europea de Derechos Humanos (TEDH) “por no tomar medidas efectivas” contra estas prácticas.

Muhammad, de origen paquistaní con residencia en España desde hace diez años, caminaba por Barcelona junto a un amigo de su misma nacionalidad cuando un coche patrulla frenó a su lado. Los agentes solicitaron su documentación. Según el relato del joven, tras entregársela sin reticencias, preguntó el motivo del control policial. El agente, apunta Zeshan, respondió: “Hombre, a un alemán no le voy a identificar. Porque eres negro. Y punto”.

“Poder ser parado e identificado por la policía en cualquier momento, lugar y situación, simplemente por tu aspecto físico, no sólo es ilegal por constituir una discriminación, sino que también atenta gravemente a la autonomía personal y el sentido de identidad de la persona”, afirma la abogada de Zeshan, Mercedes Melón.

La demanda ante el Tribunal Europeo llega tras agotar la vía judicial en España, después de la inadmisión del recurso presentado ante el Constitucional, que consideró el caso “no relevante”, según informa la defensa de Zashan, apoyada por Sos Racisme Catalunya y Open Society Justice Iniciative.

El rechazo del Alto Tribunal frenó lo que Zeshan y las organizaciones que respaldan el caso consideraban como una “oportunidad histórica” para responder a la última sentencia emitida por el Constitucional sobre las identificaciones policiales por perfil étnico, que en 2001 las consideró legítimas en el marco de la Ley de Extranjería.

Según argumentó el Tribunal, “determinadas características físicas o étnicas pueden ser tomadas en consideración” a la hora de hacer un control de Extranjería porque este hecho era “razonablemente indiciario del origen no nacional”. Detrás de la demanda se encontraba Rosalind Williams. La mujer sufrió un control racista en 1992 tras bajar de un tren en Zaragoza. Su marido viajaba con ella, pero solose dirigieron a Williams. La razón se la proporcionó el agente policial que frenó su paso: “Tenemos instrucciones de identificar a gente como ella”. Como ella, negra.

Tras denunciar su caso ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la ONU le dio la razón: estas prácticas eran discriminatorias, por lo que instaba al Gobierno español a eliminarlas.

A pesar de que los controles de identificación “indiscriminados basados únicamente en criterios étnicos” no están permitidos según una circular de la Policía emitida en 2012 por el Ministerio de Interior, el ordenamiento jurídico español por el momento no recoge de forma explícita la prohibición estas prácticas policiales.

Zeshan continúa la batalla en los tribunales para que, como explicó a eldiario.es en una entrevista, conseguir que “lo que he pasado no lo tenga que vivir nadie más”. La rabia es la sensación que, describía, le empuja a seguir “hasta el final”.

“Cuando llegué en 2005 a Barcelona, no salí de mi casa durante tres meses. Era el miedo a sentirte extraño o a no tener gente aquí. Tardas 8 años en adaptarte del todo, en sentar la cabeza, en revivir de nuevo y, de pronto, viene un cualquiera y te lo intenta echar todo por la borda, te hace volver a sentir diferente de nuevo”, se sinceraba el chico de 24 años.

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