- El informe de MSF: ‘Forzados a Huir del Triángulo Norte de Centroamérica: una crisis humanitaria olvidada’, muestra los niveles extremos de violencia que afectan a las personas que huyen de Honduras, Guatemala y El Salvador y la necesidad de proporcionar mayor protección para migrantes y refugiados.
- 9 de cada 10 migrantes y refugiados atendidos por los equipos de salud mental de MSF sufrieron un episodio de violencia en sus países de origen o durante la ruta migratoria a través de México hacia Estados Unidos.
- La violencia y el sufrimiento emocional padecido por los migrantes son similares a lo que sufren los civiles en zonas de conflicto.
- El informe de MSF: ‘Forzados a Huir del Triángulo Norte de Centroamérica: una crisis humanitaria olvidada’, muestra los niveles extremos de violencia que afectan a las personas que huyen de Honduras, Guatemala y El Salvador y la necesidad de proporcionar mayor protección para migrantes y refugiados.
- 9 de cada 10 migrantes y refugiados atendidos por los equipos de salud mental de MSF sufrieron un episodio de violencia en sus países de origen o durante la ruta migratoria a través de México hacia Estados Unidos.
- La violencia y el sufrimiento emocional padecido por los migrantes son similares a lo que sufren los civiles en zonas de conflicto.
Un migrante llama a su familia en Estados Unidos. La mayoría de quienes intentan cruzar a Estados Unidos tiene al menos un familiar viviendo en el país. “Ciertamente, hay personas que salen de estos países en busca de oportunidades económicas, pero la fotografía que emerge de nuestro informe es aterradora: personas vulnerables luchando por su vida y la de sus familias”, afirma Bertrand Roissier, coordinador general de MSF en México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Un migrante llama a su familia en Estados Unidos. La mayoría de quienes intentan cruzar a Estados Unidos tiene al menos un familiar viviendo en el país. “Ciertamente, hay personas que salen de estos países en busca de oportunidades económicas, pero la fotografía que emerge de nuestro informe es aterradora: personas vulnerables luchando por su vida y la de sus familias”, afirma Bertrand Roissier, coordinador general de MSF en México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Annabel, trabajadora social de MSF, enseña a los migrantes recién llegados el mapa de México con los refugios existentes en el camino y las rutas ferroviarias más comunes. Para muchos migrantes que huyen de la violencia en sus países de origen, la ruta no es nueva. Algunos han llegado a Estados Unidos pero han sido deportados a sus países. El 39,2% de las personas entrevistadas por MSF mencionó los ataques directos o amenazas (a ellos o a sus familias), así como episodios de extorsión y reclutamiento forzado por bandas criminales como las principales razones para abandonar su país de origen. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Annabel, trabajadora social de MSF, enseña a los migrantes recién llegados el mapa de México con los refugios existentes en el camino y las rutas ferroviarias más comunes. Para muchos migrantes que huyen de la violencia en sus países de origen, la ruta no es nueva. Algunos han llegado a Estados Unidos pero han sido deportados a sus países. El 39,2% de las personas entrevistadas por MSF mencionó los ataques directos o amenazas (a ellos o a sus familias), así como episodios de extorsión y reclutamiento forzado por bandas criminales como las principales razones para abandonar su país de origen. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Unas chicas transexuales posan para la foto en el refugio de migrantes de Tenosique. La comunidad LGBTI es más vulnerable y corre más riesgo de sufrir abusos tanto en sus países de origen como durante la ruta. En muchos refugios cuentan con espacio propio para que se sientan más seguras. No en vano, muchas de ellas son víctimas de acoso sexual en sus países de procedencia y en el tránsito por México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Unas chicas transexuales posan para la foto en el refugio de migrantes de Tenosique. La comunidad LGBTI es más vulnerable y corre más riesgo de sufrir abusos tanto en sus países de origen como durante la ruta. En muchos refugios cuentan con espacio propio para que se sientan más seguras. No en vano, muchas de ellas son víctimas de acoso sexual en sus países de procedencia y en el tránsito por México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
M. es de Honduras. Ha sido víctima de violencia de género por parte de su marido adicto a las drogas e integrante de una mara, como se conoce en Honduras a las pandillas. “Mi marido me maltrataba verbal y físicamente. También abusaba de nuestro hijo de ocho años y lo utilizaba para vender drogas. Nos pegaba y nos insultaba a diario, vivíamos con un terror constante. Cuando traté de denunciarle, siempre salía inmediatamente de prisión porque su pandilla colaboraba con la policía local. Cada vez que me mudaba a un lugar diferente en Honduras, me encontraba a través de sus contactos y me amenazaba con matarnos a los dos. ‘Incluso si te vas al infierno te encontraré y te mataré, me decía’”. M. ha escacado a México en busca de protección y actualmente está en proceso de solicitar asilo en el país. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
M. es de Honduras. Ha sido víctima de violencia de género por parte de su marido adicto a las drogas e integrante de una mara, como se conoce en Honduras a las pandillas. “Mi marido me maltrataba verbal y físicamente. También abusaba de nuestro hijo de ocho años y lo utilizaba para vender drogas. Nos pegaba y nos insultaba a diario, vivíamos con un terror constante. Cuando traté de denunciarle, siempre salía inmediatamente de prisión porque su pandilla colaboraba con la policía local. Cada vez que me mudaba a un lugar diferente en Honduras, me encontraba a través de sus contactos y me amenazaba con matarnos a los dos. ‘Incluso si te vas al infierno te encontraré y te mataré, me decía’”. M. ha escacado a México en busca de protección y actualmente está en proceso de solicitar asilo en el país. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Y. (a la derecha) en el refugio de migrantes de Tenosique. La primera vez que abusaron sexualmente de él tenía 15 años. Su primo (miembro de una pandilla local) y sus amigos le colgaron, golpearon y violaron. Durante cuatro años le estuvieron amenazando con decirle a todo el mundo que era gay para que no denunciase los malos tratos el maltrato que sufría. Estos abusos continuos fueron la razón por la cual escapó de Honduras. Pidió asilo en México pero su solicitud fue rechazada. Gracias a los esfuerzos de abogados voluntarios del refugio, Y. ha conseguido una entrevista para volver a iniciar el proceso. Ahora está de nuevo a la espera de la resolución. A pesar de tener que padecer algunas de las peores formas de violencia que hay en el mundo hoy, los migrantes y refugiados de la región del Triángulo Norte de Centroamérica siguen siendo tratados, en su mayoría, como migrantes económicos por países de refugio como México o Estados Unidos, afirma MSF. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Y. (a la derecha) en el refugio de migrantes de Tenosique. La primera vez que abusaron sexualmente de él tenía 15 años. Su primo (miembro de una pandilla local) y sus amigos le colgaron, golpearon y violaron. Durante cuatro años le estuvieron amenazando con decirle a todo el mundo que era gay para que no denunciase los malos tratos el maltrato que sufría. Estos abusos continuos fueron la razón por la cual escapó de Honduras. Pidió asilo en México pero su solicitud fue rechazada. Gracias a los esfuerzos de abogados voluntarios del refugio, Y. ha conseguido una entrevista para volver a iniciar el proceso. Ahora está de nuevo a la espera de la resolución. A pesar de tener que padecer algunas de las peores formas de violencia que hay en el mundo hoy, los migrantes y refugiados de la región del Triángulo Norte de Centroamérica siguen siendo tratados, en su mayoría, como migrantes económicos por países de refugio como México o Estados Unidos, afirma MSF. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Haime, hondureño de 20 años acaba de llegar al refugio de migrantes de Tenosique. Es la primera vez que hace esta ruta, Haime es de Santa Bárbara y ha estudiado mecánica, pero no podía encontrar ningún trabajo. Haime también sufrió las amenazas de una mara por negarse a participar en la venta de drogas. Esto fue lo que decidió a huir del país. “Es muy doloroso abandonar tu país, a tu familia. Soy joven y tengo ambiciones. Quiero vivir y tener un futuro y en Honduras no tenía nada”. En un principio, Haime pensaba en viajar a Estados Unidos pero, después de llegar a Tenosique y escuchar historias sobre la ruta (la violencia y los peligros de cruzar clandestinamente), está considerando solicitar asilo en México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Haime, hondureño de 20 años acaba de llegar al refugio de migrantes de Tenosique. Es la primera vez que hace esta ruta, Haime es de Santa Bárbara y ha estudiado mecánica, pero no podía encontrar ningún trabajo. Haime también sufrió las amenazas de una mara por negarse a participar en la venta de drogas. Esto fue lo que decidió a huir del país. “Es muy doloroso abandonar tu país, a tu familia. Soy joven y tengo ambiciones. Quiero vivir y tener un futuro y en Honduras no tenía nada”. En un principio, Haime pensaba en viajar a Estados Unidos pero, después de llegar a Tenosique y escuchar historias sobre la ruta (la violencia y los peligros de cruzar clandestinamente), está considerando solicitar asilo en México. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Un cartel cerca de las vías del tren de Tenosique anuncia habitaciones para alquilar. Este punto es conocido por aquellos que quieren coger el tren camino del norte. Sin embargo, hoy en día, el tren no tiene un horario regular y los migrantes tienen que estar atentos al traqueteo de la máquina para subirse en marcha. “En el año 2014, el Gobierno Federal mexicano puso en marcha el programa Frontera Sur que es un verdadero muro humano. Esto hizo que los migrantes volvieran a la clandestinidad, a los cerros, y al mismo tiempo que el Gobierno Federal implementaba operativos alrededor del tren para impedir que se suban al mismo”. Fray Tomas Gonzales Castillo, director del albergue de migrantes 72, en Tenosique. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
Un cartel cerca de las vías del tren de Tenosique anuncia habitaciones para alquilar. Este punto es conocido por aquellos que quieren coger el tren camino del norte. Sin embargo, hoy en día, el tren no tiene un horario regular y los migrantes tienen que estar atentos al traqueteo de la máquina para subirse en marcha. “En el año 2014, el Gobierno Federal mexicano puso en marcha el programa Frontera Sur que es un verdadero muro humano. Esto hizo que los migrantes volvieran a la clandestinidad, a los cerros, y al mismo tiempo que el Gobierno Federal implementaba operativos alrededor del tren para impedir que se suban al mismo”. Fray Tomas Gonzales Castillo, director del albergue de migrantes 72, en Tenosique. Fotografía: Marta Soszynska / MSF
El hondureño Reginaldo es un paciente del centro de MSF para víctimas de violencia extrema. Una pandilla local impuso un ‘impuesto’ para todos los negocios de su barrio. Nando se negó a pagar y la mara asesinó a su hijo. Posteriormente, el propio Reginaldo fue blanco de un intento de asesinato por parte de la misma banda. Tuvo que abandonar su país y dejar atrás a su familia: una esposa embarazada y una hija de diez años. Durante su tránsito por México, Reginaldo fue testigo de más violencia por parte de grupos armados y por las propias autoridades de migración. Nando ha estado encerrado en un centro de detención migratorio donde ha sufrido ataques de ansiedad debido a un aislamiento prolongado. Finalmente fue trasladada al centro de MSF donde recibe tratamiento psicológico y médico. El 68,3% de los migrantes y refugiados entrevistados por MSF afirman haber sido víctimas de la violencia durante la ruta hacia Estados Unidos Fotografía: Marta Soszynska / MSF