Hay realidades que una fotografía nunca podrán contar, en las que aquello de “una imagen vale más de mil palabras” deja de ser cierto y se convierte en un concepto obsoleto. Éste es el caso de la Ablación o Mutilación Genital Femenina, una violación a los derechos de las más antiguas, menos perseguidas y más invisibles del mundo, que cada año afecta a 3 millones de niñas.
En la fotografía podemos ver a Unice en una pose que puede parecer nostálgica y triste. Parece una joven más de su edad, algo recatada. Pero lo que está imagen no cuenta son los 30 kilómetros que esta joven caminó a sus 14 años huyendo de dos tradiciones que mutilan los derechos más básicos de las niñas de Kenia: el matrimonio forzado a edades tempranas y la mutilación genital que suele preceder dicha unión. La instantánea tampoco narra la valentía de esta joven que decidió enfrentarse a su padre argumentando que su deseo era continuar con sus estudios.
La mujer que aparece en la siguiente imagen es Fatiah, una madre que aún recuerda el dolor que soportó, siendo apenas una pequeña niña, cuando le practicaron la mutilación genital. De la foto no se deduce el coraje que demostró esta madre al decidir enfrentarse a una tradición milenaria en su comunidad, dar un paso en frente y defender su decisión de no mutilar a su hija.
Lo que estas dos fotografías tampoco cuentan es que la mutilación genital femenina, en los más de 28 países en los que se practica, provoca problemas de salud, como dolores abdominales o problemas durante el parto, que la mayoría no relacionan con la extirpación de parte de sus genitales externos. Ni que hay una serie de prejuicios muy arraigados que mantienen viva esta tradición según los cuales una mujer que no hay pasado por la ablación no podrá dar a luz, será infiel o es indigna de casarse, por listar algunos ejemplos, ya que estas ideas erróneas varían según el país y la etnia.
Asimismo, no es fácil mostrar en imágenes que con información y educación es posible llevar a cabo proyectos especiales de prevención de la ablación como los que desde World Vision realizamos en Kenia y gracias a los cuales más de 600 familias han optado por no practicar la mutilación genital. Gracias a estos proyectos Unice y Fatiah han encontrado apoyo a sus decisiones. Unice es ahora una de las estudiantes de una escuela refugio en Marigat, Kenia, que acoge a jóvenes que, como ella, huyen de los matrimonios forzados y de la ablación. Fatiah recibió apoyo del personal del proyecto de la ablación para que su hija no fuera mutilada.
Con motivo del 6 de febrero, Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Ablación, hemos puesto en marcha la iniciativa STOP ABLACION con el objetivo de informar sobre este tema y sumar apoyos a los proyectos de prevención de la ablación que se llevan a cabo en países africanos.