Marlaska justifica las devoluciones exprés con el mismo bulo que el PP: “Los subsaharianos pueden pedir asilo en la frontera”

Parecía un déjà vu. “En el puesto fronterizo del Tarajal existe una oficina de asilo donde pueden tramitarse solicitudes de protección internacional. Existe una vía de entrada legal para quienes lo necesiten, tanto en España como en Marruecos”, explicó el ministro del Interior este miércoles para justificar la expulsión exprés de la mayoría de migrantes que sortearon la valla de Ceuta la semana pasada.

“No son personas que en principio tengan derecho a esa petición de asilo y de protección internacional, porque lo podrán ejercer a través de esas oficinas en los pasos fronterizos”, aseguró el exministro de Interior Jorge Fernández Díaz en 2015 para defender la regularización de las devoluciones en caliente en la Ley de Seguridad Ciudadana.

El mismo argumento reiterado en numerosas ocasiones por el ministro popular ha sido recuperado y tomado como propio por el socialista Grande-Marlaska. Con ello, el titular de Interior busca defender las devoluciones exprés efectuadas en virtud del acuerdo bilateral con Marruecos. “Por este motivo se decidió aplicar el retorno de estas 116 personas”, ha enfatizado ante la Comisión del Interior. Como ya lo hacía Fernández Díaz, el actual ministro obvia que la oficina de asilo del paso del Tarajal, a la que hace referencia, no ha registrado ninguna petición de protección internacional desde su inauguración en 2015.

Los datos ofrecidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a eldiario.es confirman que la oficina de asilo levantada en Ceuta por el Gobierno de Mariano Rajoy no cumple su objetivo. “No ha habido peticiones de asilo en el puesto fronterizo”, han confirmado fuentes de la Agencia de la ONU. Esta sala suele permanecer cerrada ante la falta de demanda.

Marruecos impide su paso

La razón se encuentra en el lado marroquí de la frontera. Los migrantes que viven de forma irregular en Marruecos se chocan con una barrera que impide su acceso a la sala de asilo del Tarajal: el control de las autoridades marroquíes, que deniegan su paso de forma sistemática a la zona española de la frontera, donde se encuentra la inutilizada oficina de asilo.

Mientras la sala de asilo del puesto fronterizo ceutí no ha registrado ni una sola solicitud, la creada en el paso de Beni Enzar (Melilla) sí ha recibido peticiones de protección internacional desde su creación. Pero los potenciales refugiados que logran acceder a este punto tienen un denominador común: la gran mayoría de ellos no son negros.

De las 1.600 personas que han registrado su petición en 2018 hasta el momento, la mayoría procede de Siria, Yemen, Palestina, Marruecos y Argelia. “La tendencia de perfiles de solicitantes de asilo del norte de África y Oriente Medio se mantiene igual en el puesto fronterizo de Beni Enzar en Melilla: la gran mayoría, más de un 90% son de origen magrebí”, detalla la portavoz de Acnur en España, María Jesús Vega. “Los casos de personas de origen subsaharianos son muy excepcionales”, añade.

Las personas negras en situación irregular no pueden llegar a la zona española, donde se sitúan estas dependencias, porque el control del país vecino les frena. Los migrantes con rasgos magrebíes, no exentos de dificultades, tratan de sortear el control de los agentes alauíes haciéndose pasar como ciudadanos de Marruecos, llegando a ataviarse con prendas de ropa típicas, como ocurría en el caso de las refugiadas sirias en 2015.

La piel negra de los migrantes subsaharianos dificulta su hazaña. Escabullirse del control fronterizo se torna más complicado en su caso, a lo que se suma la férrea vigilancia ejercida por las fuerzas de seguridad marroquíes para evitar que estas personas se aproximen a las alambradas de Ceuta y Melilla.

“Hay testimonios de subsaharianos que saltaron la valla y, posteriormente, cuentan que intentaron acercarse antes a los puestos fronterizos para pedir asilo y no pudieron”, aseguran desde la ONU. Los migrantes negros que necesitan protección no tienen muchas más opciones que saltar la alambrada o lanzarse a las costas españolas a bordo de una inestable patera, una vía más cara y peligrosa.

Esta es la razón por la que organismos especializados como Acnur llevan años solicitando la apertura de mecanismos legales y seguros de entrada a la Unión Europea para que quienes buscan protección en suelo comunitario no se vean empujados a arriesgar su vida, saltar una valla o ponerse en manos de redes de tráfico de personas.

Cuestionado al respecto por la prensa a su salida de la Comisión de Interior, Grande-Marlaska ha negado las documentadas dificultades de acceso a las oficinas de asilo. “Pueden llegar a estos puestos para pedir protección internacional en la frontera. Para eso están. Para que cualquier persona, subsahariana o de cualquier nacionalidad, que sea susceptible de solicitar asilo pueda hacerlo”, ha respondido.

Según asegura, no se ha producido ningún cambio: el nuevo Gobierno no ha lanzado ninguna medida para revertir la tendencia de la falta de solicitudes de asilo de personas de origen subsahariano en las dependencias fronterizas. Para el ministro del Interior “todos pueden pedir protección internacional en estos puestos, desde hace tiempo”.

En su momento, Jorge Fernández Díaz reconoció que su gabinete no tenía la intención de realizar gestión alguna para que Marruecos permita el acceso a las personas de origen subsahariano a las salas de asilo, dado que carecen de libertad de circulación en el país vecino. Preguntado por esta posibilidad, el ministro de Rajoy respondió de forma tajante en declaraciones recogidas por Europa Press: “No voy a meterme en la política interior de Marruecos”.