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Una investigación con tecnología 3D señala a los guardacostas griegos como responsables del naufragio del Jónico

Manifestación en Atenas contra la actuación de los guardacostas griegos y Frontex el día después del naufragio en el mar Jónico.

Katy Fallon, Giorgos Christides, Julian Busch y Lydia Emmanouilidou

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Los intentos de los guardacostas griegos de remolcar un pesquero que transportaba a cientos de migrantes pueden haber provocado el hundimiento de la embarcación: son las conclusiones de una investigación realizada por el británico The Guardian y otros medios de comunicación que abre nuevos interrogantes sobre la catástrofe en la que se calcula que murieron unas 500 personas.

El pasado 14 de junio se hundió frente a las costas griegas un barco que transportaba migrantes de Libia a Italia. Solo sobrevivieron 104 personas y se recuperaron los cuerpos de otras 78.

Un equipo de periodistas e investigadores ha llevado a cabo más de 20 entrevistas con supervivientes y se ha basado en documentos judiciales y fuentes de los guardacostas de Grecia para revelar las oportunidades de rescate perdidas y los ofrecimientos de ayuda ignorados.

Varios supervivientes afirman que los intentos de los guardacostas griegos de remolcar el barco acabaron provocando el hundimiento, pero estos han negado tajantemente que intentaran remolcar el pesquero.

Un modelo del barco en 3D

A través de un modelo interactivo en 3D de la embarcación, creado por Forensis (una ONG con sede en Berlín, fundada por Forensic Architecture, que investiga violaciones de derechos humanos), ha sido posible reconstruir la noche en que volcó el pesquero, a 47 millas náuticas de Pylos, en el suroeste de Grecia.

La investigación conjunta de The Guardian, la radiotelevisión pública alemana ARD/NDR/Funk y el medio de investigación griego Solomon, en colaboración con Forensis, ofrece uno de los informes más completos hasta la fecha sobre la trayectoria del pesquero hasta su hundimiento.

Esa investigación aporta nuevas pruebas, como la existencia de un buque guardacostas amarrado en un puerto cercano, pero que no intervino, y la falta de respuesta de las autoridades griegas a tres ofrecimientos de apoyo por parte la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). Desde Atenas han mantenido hasta ahora que Frontex contactó con las autoridades en dos ocasiones.

Forensis ha trazado un mapa de las últimas horas antes del hundimiento, utilizando datos del diario de a bordo de los guardacostas y el testimonio del capitán del buque guardacostas así como rutas de vuelo, datos de tráfico marítimo, imágenes por satélite e información de vídeos tomados por buques comerciales cercanos y otras fuentes.

Los últimos movimientos de la embarcación contradicen la versión de los guardacostas y revelan incoherencias en el relato oficial de los hechos, como el rumbo y la velocidad del pesquero.

La investigación ha demostrado que el pesquero, abarrotado, empezó a moverse hacia el oeste al encontrarse con el único buque guardacostas griego enviado al lugar de los hechos. Según varios testimonios de supervivientes recogidos por The Guardian y los fiscales griegos, los agentes habían dicho a los migrantes que los conducirían a Italia, lo que contradice la versión oficial de que el barco empezó a navegar hacia el oeste por sí solo.

De la investigación también se desprende que la embarcación viró hacia el sur y permaneció casi inmóvil durante al menos una hora hasta que, de acuerdo con los supervivientes, se produjo un segundo y fatal intento de remolque.

Dos de ellos han descrito el remolque con ayuda del modelo 3D mientras que otros tres, que estaban sentados en el interior o en la cubierta inferior del buque, han descrito cómo fueron impulsados hacia delante “como un cohete”, sin que el motor estuviera en funcionamiento. Estos últimos testimonios parecen confirmar que hubo un intento de remolque.

Otro superviviente afirma haber oído a personas gritar que el “ejército griego” estaba atando una cuerda y describe haber sido remolcado durante diez minutos poco antes de que el pesquero se hundiera. “Creo que intentaron empujarnos fuera de aguas griegas para que no fuera su responsabilidad”, declaró un superviviente tras revisar el mapa de sucesos y sus propios recuerdos de aquella noche.

Sin pruebas gráficas

Maria Papamina, abogada del Consejo Griego para los Refugiados, una de las dos organizaciones legales que representan a entre 40 y 50 supervivientes, señala que su equipo ha calculado que hubo dos intentos de remolque. Los documentos judiciales también muestran que siete de los ocho supervivientes relataron al fiscal civil la presencia de una cuerda, un remolque y un fuerte tirón, en declaraciones hechas los días 17 y 18 de junio.

A falta de pruebas gráficas, no es posible demostrar de forma concluyente las circunstancias exactas del hundimiento. Varios supervivientes han declarado que las autoridades les confiscaron sus teléfonos móviles, con los que algunos han dicho que grabaron vídeos momentos antes del hundimiento.

Siguen habiendo dudas sobre por qué el buque guardacostas griego, de reciente adquisición, que se encontraba en el lugar de los hechos no grabó la operación con sus cámaras térmicas. El buque, llamado 920, fue financiado en un 90% por la UE para reforzar las capacidades de Frontex en Grecia y forma parte de las operaciones conjuntas de esa agencia en el país. Frontex recomienda que, de ser posible, “todas las acciones llevadas a cabo con [...] los medios cofinanciados por Frontex se documenten por vídeo de forma coherente”.

En declaraciones oficiales, los guardacostas griegos afirmaron que la operación no fue grabada porque la tripulación estaba centrada en las labores de rescate. Sin embargo, una fuente de los guardacostas ha explicado que las cámaras no necesitan ser manejadas constante y que sirven precisamente para captar este tipo de incidentes.

La presencia de hombres enmascarados, que dos de los supervivientes dijeron que ataron una cuerda al pesquero, también está documentada en el diario de a bordo, que incluye una entrada sobre la llegada de un equipo de operaciones especiales, conocido como KEA, junto al buque 920.

El buque de rescate más lejano

De acuerdo con fuentes de los servicios de guardacostas, no sería inusual desplegar un equipo KEA (que interviene normalmente en situaciones de riesgo, cuando hay sospechas de contrabando de armas o drogas en el mar), dado que se desconocía la situación del buque. Una fuente señala que su presencia sugiere que el buque habría sido interceptado únicamente por motivos de seguridad y protección marítima.

Otra fuente ha calificado de “incomprensible” que no se movilizara ayuda más cercana al lugar del siniestro. El 920 se desplegó desde Chania, en Creta, a unas 150 millas náuticas del lugar del hundimiento. De acuerdo con esa fuente, los guardacostas disponían de embarcaciones algo más pequeñas pero suficientes para esta operación en Patras, Kalamata, Neapoli Voion e, incluso, en Pylos.

El 920 recibió la orden del cuartel general de los guardacostas de “localizar” el pesquero sobre las 15:00 hora local del 13 de junio. Sin embargo, no estableció contacto hasta medianoche. Un testigo presencial ha confirmado que el 14 de junio había otro buque estacionado en Kalamata, que podría haber alcanzado el barco en un par de horas. “Debería haber sido una situación en la que se enviara todo lo posible. El pesquero necesitaba ayuda claramente”, ha agregado la fuente.

Los guardacostas griegos y Frontex fueron alertados de la presencia del pesquero el 13 de junio por la mañana. Ambas agencias lo habían fotografiado desde el aire, pero no se llevó a cabo ninguna operación de búsqueda y rescate, según la versión de Atenas, porque el barco se había negado a recibir ayuda.

Las autoridades recibieron un SOS urgente a las 17:53 hora local de la línea de emergencia para embarcaciones pequeñas Alarmphone, que mantenía contacto con las personas a bordo.

Dos de las fuentes de los guardacostas han explicado a The Guardian que creen que el remolque fue la causa más probable del vuelco de la embarcación, y esto no carece de precedentes. En 2014 un intento de remolcar una embarcación de refugiados frente a la costa de Farmakonisi causó 11 muertos.

En esa ocasión, los tribunales griegos absolvieron a los guardacostas, pero el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó una sentencia de condena en 2022.

Por otra parte, se sospecha que se han manipulado los testimonios de los supervivientes. Se realizaron dos rondas de testimonios, primero a los guardacostas y después a un fiscal civil. The Guardian ha tenido acceso a ambos documentos. Las declaraciones a los guardacostas de dos supervivientes de distintas nacionalidades coinciden palabra por palabra al describir el hundimiento: “Éramos demasiadas personas en el barco, que tenía muchos años y estaba oxidado... por eso al final volcó y se hundió”.

Bajo juramento ante el fiscal civil, días después, los supervivientes describen incidentes de remolque y culpan a los guardacostas griegos del hundimiento. El mismo superviviente sirio que declaró en su testimonio ante los guardacostas que el pesquero volcó debido a su antigüedad y al hacinamiento declararía más tarde: “Cuando pusieron los pies en la embarcación, y lamento mencionarlo, nuestro barco se hundió. Creo que el motivo fue el remolque [por parte] del barco griego”.

Bruselas ha pedido una investigación “transparente” sobre el naufragio y Frontex ha dicho sentirse frustrada por haber ofrecido en repetidas ocasiones medios a las autoridades griegas (un avión, en dos ocasiones, y más tarde, un dron) sin obtener respuesta. Aunque Frontex se enfrenta a crecientes solicitudes para que se retire de Grecia, The Guardian cree que está sopesando medidas menos drásticas, como suspender la cofinanciación de los buques guardacostas griegos.

Por su parte, los guardacostas han indicado que “no harán comentarios sobre cuestiones operativas o sobre la investigación en curso, que es confidencial por una orden del Tribunal Supremo”.

Nueve supervivientes acusados

Nueve ciudadanos egipcios que viajaban en el pesquero han sido detenidos, acusados de homicidio involuntario, naufragio y tráfico de inmigrantes, pero ellos han negado haber cometido ningún delito. De acuerdo con información de The Guardian, los acusados han declarado que hubo dos intentos de remolque, el segundo de los cuales provocó el hundimiento del barco.

Un hermano de uno de los egipcios ha indicado que su hermano pagó unos 3.500 euros para viajar en el barco, lo que constituye una prueba de que no era un traficante, en su opinión.

En Grecia y en otros países, los supervivientes y las familias de las víctimas intentan entender lo ocurrido. Tres supervivientes paquistaníes han contado que volaron de Pakistán a Libia, pasando por Dubái o Egipto. Dos creían que volarían de Libia a Italia y se quedaron en shock al ver el pesquero. Uno de ellos afirma que no puede dormir bien: “Cuando duermo, siento como si me hundiera en el agua y fuera a morir”.

Se cree que casi la mitad de las 750 personas que se calcula que viajaban a bordo eran ciudadanos paquistaníes, que habían emigrado a través de esta ruta de tráfico de personas hacia Italia.

Las autoridades pakistaníes estiman que 115 procedían de Gujranwala, al este del país, una región conocida por sus plantaciones de arroz y sus campos de algodón, pero sumida en una profunda crisis económica.

Ahmed Farouq, que vive en las afueras de la ciudad de Gujranwala, perdió a su hijo en el naufragio del Pylos. Hablando del supuesto remolque, ha indicado que “querían que se hundiera”.

“¿Por qué no salvaron primero a los pasajeros? Si no quieren inmigrantes ilegales, que nos deporten, pero que no nos ahoguen”, suplica.

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