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De Lugo a Medyka: dos vecinos gallegos recorren 6.000 kilómetros para traer a refugiados ucranianos a España

Paulo Ribeiro (izquierda) y Héctor Pérez (derecha) en Medyka con un cartel que pone "España" en ucraniano

Raúl Novoa

3 de marzo de 2022 12:29 h

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Una mochila, el depósito de gasoil lleno y ganas de ayudar. Bajo estas premisas el gallego Héctor Pérez se dirigió hacia Medyka, la frontera entre Polonia y Ucrania, para traer a refugiados de la guerra a España. “Ver que estaban masacrando un pueblo me conmocionó y me hizo tomar cartas en el asunto”, cuenta el vecino de Castroverde (Lugo) en conversación telefónica con elDiario.es.

Para intentar apoyar a quienes escapan del conflicto, Pérez publicó un anuncio en un grupo de Facebook de vecinos de Lugo este mismo lunes. Tras unas horas, se apuntó un amigo suyo, Paulo Ribeiro. No lo dudaron y partieron hacia la frontera ese mismo día. “Cada uno con su vehículo para traer a la mayor gente posible”, explica el gallego. “Vimos que la carretera era buena y nos fuimos con lo puesto”. Los vecinos de su localidad les han dado ropa y bienes de primera necesidad para quien lo necesite. En total disponen de ocho plazas que darán “a los primeros que lo necesiten y quieran venir a España”, asegura. 

Llegaron a Medyka, en el sureste de Polonia, este miércoles. Para Pérez lo más complicado está siendo la comunicación con los ucranianos. “Su segundo idioma es el ruso y la mayoría no habla ni inglés”, advierte. Según cuenta, este miércoles encontraron a una chica que hablaba español y ucraniano, quien les ayudó a contactar con una familia de nueve personas. “Pero la familia no estaba segura de venirse a España”.

Más de 547.982 personas han huido de Ucrania al país vecino desde el inicio de la invasión rusa. Mientras miles de refugiados tiran de redes familiares para ser acogidos o desplazarse a otros países europeos, otros se ven obligados a esperar en naves e instalaciones habilitadas por las autoridades polacas, así como en casas de vecinos que han decidido alojarles en sus casas de manera solidaria.

Aunque la idea inicial de Héctor Pérez era volver en el mismo día en el que llegaban, han pasado la noche en un hotel y durante la mañana de este jueves han estado buscando a alguien que necesitase viajar a España. Han encontrado a seis personas —entre ellas dos menores— en la frontera, a unas horas de su ubicación. “Nos ha llamado una chica ucraniana en Madrid diciéndonos que se quedaron tiradas en la frontera, por lo que fuimos a buscarlas”. Los dos gallegos volverán a Medyka a recoger otras dos personas más. “En cuanto tengamos el coche lleno, nos volvemos”, afirma Pérez, que ofrece también su casa como refugio temporal para quien lo necesite. En cuanto al destino, lo verán de camino, ya que en el caso de esta familia podría ser en Francia o en Madrid, según han adelantado en la TVG.

Otra de las dificultades con las que se encuentra es que la gente está muy desorientada, nerviosa y no saben a dónde ir. “La gente lo ha dejado todo atrás por la guerra. Además, los cambian de un lado para otro constantemente”, apunta.

Pérez descarta atravesar la frontera con Polonia. “Allí la gente está escondida y es aún más difícil contactar”. Reconoce también sentir algo de miedo por “la situación horrorosa que se está viviendo”.

“Te sale a 200 euros la vida de cada persona. ¿Qué pasaría si mañana nos bombardean a nosotros?”

El gallego ha emprendido un viaje de más de 6.400 kilómetros —unos 3.200 de ida y otros tantos de vuelta— con la intención de que más personas lo repliquen. “Con tener la opción a tres o cuatro días libres en el trabajo y 900 euros para hacer el viaje llega. No hay que ser rico para ser solidario. Solo tener ganas”. “Te sale a 200 euros la vida de cada persona. ¿Qué pasaría si mañana nos bombardean a nosotros?”, se cuestiona.

Y es que Héctor asegura “no saber demasiado” de política. “No me hace falta ser un experto en conflictos geopolíticos para darme cuenta de que está muriendo gente inocente que necesita ayuda”, argumenta. Para él, la solución al conflicto pasa por la vía del diálogo: “Deben conseguir sus objetivos hablando y no con la violencia”, censura.

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