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Una niña migrante de siete años muere deshidratada bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EEUU

Un familiar de Jakelin una niña de 7 años quien murió la semana pasada en la frontera de EE.UU. muestra una fotografía de la niña en San Antonio Secortez, municipio de Raxruhá en Guatemala. Refundida en un camino de tierra y lodo al norte de Guatemala, en un caserío llamado San Antonio Secortez, la familia Caal Maquín lamenta con una profunda tristeza la muerte de Jakelin Amei Rosmery, la niña de 7 años que murió en la custodia de la Patrulla Fronteriza de EEUU.

Desalambre / EFE

Una niña guatemalteca de siete años ha muerto por deshidratación y extenuación horas después de cruzar la frontera con México junto a su padre y ser detenida por la Patrulla Fronteriza, según se ha informado este jueves.

De acuerdo con la Patrulla Fronteriza, la niña y su padre fueron detenidos la noche del pasado 6 de diciembre al sur de Lordsburg (Nuevo México) tras entregarse a los agentes con un grupo formado por 163 migrantes.

Hacia las 06.25 del día siguiente, unas ocho horas después de su detención, la niña empezó a tener convulsiones y fue trasladada con fiebre de 41 grados en helicóptero a un hospital de El Paso (Texas), donde llegó con paro cardíaco. En el hospital lograron reanimarla, pero murió horas después.

Aunque la autopsia aún tardará algunas semanas, los médicos del Hospital Providence de El Paso han indicado que murió de choque séptico, deshidratación y fiebre.

Según el comunicado de la Patrulla Fronteriza, del que informó el periódico The Washington Post, la niña llevaba “varios días sin comer o consumir agua” en el momento de su detención. No queda claro si la niña recibió alimentos o atención médica a lo largo de la noche, antes de sufrir las convulsiones.

“Los agentes de la Patrulla Fronteriza hicieron todo lo posible para salvar la vida de la niña en las circunstancias más difíciles”, dice en el comunicado al rotativo capitalino un portavoz del cuerpo, Andrew Meehan.

Reclaman una investigación al respecto

Organizaciones de derechos humanos y civiles comienzan a reaccionar a la tragedia. La Unión de Libertades Civiles de América (ACLO, por sus siglas en inglés) ha asegurado que demandará una investigación para esclarecer los motivos exactos por los que la niña no fue atendida antes de fallecer.

“Esta tragedia representa el peor de los desenlaces posibles cuando las personas, incluidos los niños, son tratados en condiciones inhumanas. La falta de responsabilidad y la cultura de crueldad que exacerba a policías desemboca en la muerte de migrantes”, ha afirmado en un comunicado Cynthia Pompa, una de las coordinadoras de ACLU.

“Cuando la administración de Trump insiste en militarizar la frontera, incluyendo el proyecto de construcción del muro, están consiguiendo que la gente que escapa de la violencia termine en las regiones más mortíferas y desérticas”, ha insistido, haciendo hincapié en que la noticia tardó una semana en salir a la luz.

La cifra de arrestos de migrantes en situación irregular en la frontera sur de EEUU rompió este pasado mes de noviembre un nuevo récord desde que el presidente, Donald Trump, llegara a la Casa Blanca hace casi dos años con 51.856, en su gran mayoría centroamericanos y llegados en familia.

Aunque la atención política y mediática se ha centrado en las últimas semanas en la caravana migratoria que finalizó su recorrido en la zona fronteriza de Tijuana (México) y San Diego (EE.UU.), grandes grupos cruzan a diario por Texas, Arizona y Nuevo México.

La Patrulla Fronteriza ha indicado que sus instalaciones datan de décadas atrás y que fueron pensadas para recibir a hombres migrantes viajando en solitario, y no para la nueva realidad de familias y niños.

La pequeña estación de Lordsburg, por ejemplo, recibió este jueves un grupo de 227 personas, tras aprehender otro de 123 este miércoles, familias y niños en su mayoría, según datos facilitados al The Washington Post.

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