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Las mujeres, a la vanguardia de la lucha por los derechos humanos 70 años después de la declaración universal

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos sentaba las bases del documento que este lunes cumple 70 años: la igualdad. Décadas después, frente al avance del discurso del odio que “demoniza y persigue” a los colectivos discriminados, las mujeres están a la “vanguardia” de la lucha por los derechos humanos, concluye el balance que elabora Amnistía Internacional (AI) en su informe anual, donde la organización repasa el estado de los derechos en todo el mundo.

“Donde más ruidosa y visible ha sido la lucha por la igualdad este año ha sido en la lucha por los derechos de las mujeres”, sostiene Kumi Naidoo, secretario de la ONG en el documento 'Derechos Hoy', presentado este lunes.

“Vivimos una situación doble: políticas y declaraciones opresivas y misóginas, que atacan el principio mismo de los derechos humanos que es la igualdad entre hombres y mujeres, y por otro lado un movimiento mundial extraordinario que se moviliza contra las políticas opresivas y misóginas. Un avance sobre los derechos de las mujeres y la resistencia del movimiento de mujeres para defender sus derechos y los de todos y todas”, ha afirmado, por su parte, Esteban Beltrán, director de AI en España, durante la presentación del informe en la madrileña Puerta del Sol.

En 2018, miles de mujeres salieron a manifestarse en India y Sudáfrica contra la violencia sexual, de acuerdo con el informe. En Arabia Saudí, las mujeres lograron el derecho a conducir. En EEUU, Europa y Japón, millones de personas salieron a la calle impulsadas por el movimiento #MeToo para exigir el fin del machismo y los abusos. En Nigeria, miles de mujeres desplazadas reclamaron justicia por la violencia sufrida por parte de Boko Haram y el Ejército.

Este año también ha tenido especial protagonismo la lucha contra las leyes que penalizan el aborto en Argentina y Polonia. En Irlanda, “impulsada por gritos enérgicos que reclamaban que se respetasen de una vez los derechos de las mujeres, la ciudadanía votó de forma aplastante a favor de anular la prohibición del aborto”, recuerda Naidoo. Por otro lado, Islandia y Suecia han aprobado legislaciones que reconocen que los actos sexuales sin consentimiento constituyen violación.

La otra cara, insiste AI, está en los Gobiernos que “apoyan abiertamente políticas y leyes que someten y reprimen” a las mujeres. Citan como ejemplo El Salvador, que continúa penalizando la interrupción voluntaria del embarazo en todos los casos o Argentina, cuyo Senado votó contra el proyecto de ley que buscaba legalizar el aborto en las primeras 14 semanas de embarazo. Según el documento, se estima que el 40% de las mujeres en edad fértil residen en países que restringe de forma estricta el aborto, a lo que se suman 225 millones que no tienen acceso a métodos anticonceptivos.

La violencia machista sigue marcando la vida de millones de mujeres en el mundo. “Aunque la violencia de género afecta de forma desproporcionada a las mujeres, a las personas transgénero y a quienes no se ajustan a las convenciones de género, sigue siendo una crisis de derechos humanos que los políticos continúan ignorando”, agregan. En julio de este año, Bulgaria decidió no ratificar el convenio de Estambul, que busca combatir la violencia contra las mujeres en el mundo, apunta la ONG.

En lugares en conflicto, como Nigeria, Irak, Sudán del Sur y Myanmar, entrevistadas por AI describen la violencia sexual que han sufrido. La organización especializada recuerda, además, la discriminación “entrecruzada” que sufren muchas mujeres por motivos racistas, tránsfobos, homófobos o clasistas, y pone como ejemplo los matrimonios forzosos de mujeres con discapacidad en Somalia o los asesinatos de mujeres indígenas en Canadá.

Por otro lado, ellas siguen estando poco representadas en los puestos de poder: en la actualidad, son el 17% de los jefes de Estado o de gobierno y el 23% de los miembros de Parlamentos son mujeres. “Aunque en 2018 hubo un número sin precedentes de mujeres que se presentaron a cargos públicos, los avances siguen adoleciendo de una lentitud desesperante”, señala Nadoo.

Asimismo, la organización recuerda los obstáculos que dificultan que las mujeres ejerzan sus derechos económicos y las empujan a la pobreza como la falta de acceso a las tierras de cultivo, las prácticas discriminatorias en las herencias o las leyes que dificultan a las mujeres poseer propiedades. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 740 millones de mujeres trabajan en la economía informal. En 83 países analizados por la ONU, las mujeres se encargan de más del doble del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres.

Acoso y violencia contra las defensoras

¿Qué respuesta se encuentran las mujeres que se vuelcan en el activismo para luchar contra todos estos frentes? Amnistía Internacional pone el foco en la “nueva táctica de represión” que, a su juicio, utilizan determinados grupos en América Latina o Europa para acallar las voces de las feministas y activistas LGBTI: acusarlas de impulsar “una ideología de género” que, defienden, amenaza el “matrimonio y los valores de la familia”.

También recurren a “campañas de comportamientos abusivos” en Internet de los que no son protegidas por empresas y Gobiernos. Una investigación de AI hace énfasis en la violencia que sufren las mujeres en la red y concluye que las redes sociales como Twitter tienen una doble cara: la violencia y las conductas abusivas que provocan que muchas usuarias se “autocensuren” y abandonen estas plataformas y, también, el altavoz en algunos países para demandas como la igualdad en el trabajo y contra la brecha salarial respecto a los hombres. En una encuesta elaborada en ocho países, el 23% de las usuarias asegura haber sufrido acoso y abusos online, de acuerdo con el estudio.

Asimismo, la organización recuerda a mujeres activistas que “han arriesgado su vida y su libertad para poner el foco sobre injusticias” relacionadas con derechos humanos, como Loujain al Hathloul, Iman al Nafjan y Aziza al Yousef, tres activistas detenidas en Arabia Saudí por su labor de defensa de los derechos de las mujeres o Marielle Franco, concejala brasileña asesinada a tiros el pasado marzo.

Este lunes, su madre, Marinete Da Silva ha participado en el acto de AI en Madrid, desde donde ha contado cómo avanza el caso. “Las investigaciones siguen, pero es todo secreto, así que no hacen públicas las informaciones. Todo el apoyo que estamos recibiendo para presionar para que se aceleren las investigaciones son muy importantes. Es importante que haya una solución correcta: que se llegue a los verdaderos culpables, no solo al que la mató, sino al que mandó matar”, ha dicho. “La movilización es muy positiva para la familia y quienes luchan por la justicia. Es importante para hacernos más fuertes. Esto no significa que una vida vale más que otra, pero Marielle era una defensora de derechos humanos, era una mujer que había conquistado un espacio para hablar, por lo que hay que movilizarse”.

“70 años después hemos fallado a las mujeres”

“Los gobiernos deben dejar de apoyar los derechos de las mujeres solo de palabra. Si la innegable oleada de activismo de las mujeres demuestra algo este año es que la gente no va a aceptarlo”, sostiene el secretario general de AI, que reclama a las autoridades que se comprometan con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, “el segundo tratado de derechos humanos más ratificado” por los Estados.

“Los derechos humanos son la Constitución de la humanidad. En estos 70 años ha habido avances sustanciales: estamos cerca de abolir la pena de muerte, la tortura era legal cuando empezó la declaración, pero lo importante es que 70 años después hemos fallado a la mitad de la población, a las mujeres. Y por eso hacemos hincapié en esto, porque vivimos un retroceso y hay políticas y políticos que cuestionan los derechos de las mujeres”, ha sentenciado Beltrán. El director de AI también ha hecho referencia a la lucha por los derechos de las mujeres en España.

El informe también ofrece una panorámica del estado de los derechos en las diferentes regiones del mundo. En Europa, el año estuvo marcado por “el auge de la intolerancia, el odio y la discriminación en el contexto de una reducción del espacio para la sociedad civil”, sostiene la ONG, que también denuncia el trato a las personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo y el aumento de “la criminalización de los actos de solidaridad” como ha ocurrido con el cierre de puertos italianos a las ONG de rescate. También menciona el “clima de miedo que continuó extendiéndose” en Turquía.

En África subsahariana, AI destaca la represión de muchos gobiernos contra medios de comunicación, manifestantes y “otras voces disidentes”, pero también subraya la resistencia de los defensores de derechos humanos. En América, la ONG recuerda el “alarmante aumento” de los asesinatos de activistas que defienden el medio ambiente en países como Colombia y la victoria de líderes de ultraderecha como Jair Bolsonaro, en Brasil.

En Asia Oriental, hubo avances en los derechos LGTBI pero también tuvo lugar la detención de cientos de miles de personas uigures en la región autónoma de Sinkiang en China. En el sur de Asia, los Gobiernos “continuaron hostigando, intimidando y persiguiendo a defensores y defensoras de los derechos humanos”, recoge el resumen de AI. El activismo también ha estado perseguido en el Sureste Asiático, donde destaca la situación de los refugiados rohingyas, que continúan malviviendo en campos de Bangladesh tras huir de la campaña de violencia desatada en Myanmar, así como las vidas perdidas en la “guerra contra las drogas” declarada por el presidente filipino Rodrigo Duterte.