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Denuncian que policías no identificados golpean a mujeres porteadoras en Melilla

Porteadoras en el paso fronterizo de Melilla

João França

La Caravana Abriendo Fronteras que se encuentra estos días en Melilla busca poner luz sobre las situaciones de violaciones de derechos humanos que sufren las personas migrantes en la ciudad española. Uno de los colectivos más afectados es el de las porteadoras, mayoritariamente mujeres, que cargan grandes bultos de mercancías de un lado a otro de la frontera. Este miércoles han vuelto a presenciar abusos en el paso fronterizo y han presentado una queja ante la Delegación del Gobierno en Melilla a través del abogado Andrés García Berrio, de Irídia Centro por la Defensa de los Derechos Humanos.

Denuncian que los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional no llevan una identificación visible, que se producen agresiones a las personas que cruzan desde Marruecos y que la estructura arquitectónica pone a las personas en riesgo. “Está diseñada para que se generan aglomeraciones de personas y lesiones en las mismas, y exigimos un cambio urgente e inmediato, sobretodo en la parte por la cual pasan las mujeres en el paso del Barrio Chino”, asegura García Berrio. En el caso de Ceuta, dos mujeres han perdido la vida desde el mes de marzo.

Medio millar de personas han acudido al paso fronterizo en el marco de la caravana para hacer de observadoras, pero la Policía Nacional les ha barrado el paso. Solamente ha podido entrar en las instalaciones una comisión de formada por cinco mujeres de la caravana y el abogado que presenta la denuncia, que han presenciado agresiones a las porteadoras. “Los agentes de la policía deciden cortar el paso a golpes de porra, sin ni siquiera un aviso previo”, critica Marta Valldaura, del área de migraciones de Irídia. El colectivo ya había presenciado agresiones similares en una visita realizada el 31 de enero para la elaboración de un informe sobre la frontera sur.

“Por todo esto se ha decidido presentar otra queja a la Delegación del Gobierno y al Defensor del Pueblo denunciando una vez más todas las situaciones que se dan con las porteadoras tanto a nivel arquitectónico y sobretodo porque la policía no lleva identificación y por las situaciones de agresiones que se han vuelto a presenciar”, explica Valldaura.

“Cabe destacar que uno de los agentes ha agredido directamente de manera repetida con la defensa de manera completamente injustificada a un grupo de porteadoras en el momento que iba a indicar que dejasen de pasar, en vez de limitarse a dar indicaciones verbales y cuando las mismas estaban obedeciendo”, destaca el texto de la denuncia presentada este jueves.

El colectivo reclama a la Delegación del Gobierno en Melilla que tome medidas para garantizar que todos los agentes lleven el número de identificación visible, que abra una investigación sobre la agresión presenciada este miércoles, y que emprenda de forma urgente la reforma del paso de las porteadoras en el Barrio Chino.

El eslabón más débil de la frontera

Las porteadoras son el eslabón más débil del “comercio atípico”, sobre el que se sustenta la actividad económica de las fronteras de Ceuta y Melilla, según la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Especialmente en Ceuta, donde no existe una aduana comercial con Marruecos, debido a que el Estado alauíta no reconoce esta ciudad autónoma como territorio español.

Este comercio alegal genera cerca de 1.000 millones de euros anuales en Ceuta y Melilla, según los datos del Consejo español de Economía en 2005, recogidos en el informe elaborado por Irídia, Novact y Fotomovimiento. Atendiendo a los datos de la Cámara de Comercio Americana de Casablanca, 45.000 personas viven de esta economía atípica de forma directa. De ellas, el 75% son mujeres.

Son ellas, las porteadoras —mayoritariamente mujeres– quienes deben transportar sobre su cuerpo los fardos (que pueden alcanzar los 90 kilogramos) que posteriormente se venderán a un lado y a otro de la frontera. El trabajo pueden realizarlo a cuenta propia o por comisión. Tras cruzar el paso fronterizo, recogen los fardos en el polígono del Tarajal (en Ceuta) o en los terrenos y camiones aparcados en el Barrio Chino (en Melilla) y los transportan a territorio marroquí“, recuerdan en el informe.

Dificultades arquitectónicas

El informe también precisa cómo es el diseño de los pasos fronterizos, un factor clave que, a juicio de los investigadores, “conduce inevitablemente al amontonamiento de las personas” y lleva a “situaciones de tensión, amontonamiento, asfixia e incluso avalanchas”.

Según describen, en el paso del Tarajal, frontera oficial de Ceuta, apenas dos personas –una al lado de la otra y sin contar con la mercancía–, pueden pasar por los “estrechos” pasillos delimitados por vallas. En el caso del paso del barrio Chino, en Melilla, el documento lo califica como “un embudo” que se va estrechando y “solo permite el paso de las porteadoras una a una por sus extremadamente reducidas dimensiones”.

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