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Una ONG marroquí denuncia la muerte de un yemení en su intento de llegar a Melilla y señala a la Guardia Civil

Mutassim Karim, yemení desaparecido.

Sofía Català Vidal

30 de noviembre de 2021 11:26 h

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La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) ha denunciado la desaparición de un solicitante de asilo yemení de 26 años en las aguas próximas a Melilla tras intentar entrar a nado en la ciudad autónoma durante la noche del pasado 20 de noviembre. Según asegura la organización, el joven murió ahogado mientras trataba de regresar a Marruecos, tras sufrir “agresiones” y “maltrato” por parte de varios agentes de la Guardia Civil que frenaron su paso a la ciudad autónoma. El Ministerio del Interior lo niega.

Apoyándose en el testimonio y el informe médico de la única persona que lo acompañaba, la asociación marroquí exige la apertura de una investigación y la búsqueda del cuerpo desaparecido. La denuncia se basa en el relato de los hechos de Ibrahim Mohamed, amigo del desaparecido que dice haber visto morir al yemení Mutassim Karim, después de que ambos fueran “golpeados” por parte de la Guardia Civil y “arrojados” de nuevo al agua para volver a nado al punto de partida, la ciudad marroquí de Nador.

“Vimos la lancha con la guardia española a bordo y pensamos que pasaría lo que pasa siempre, que nos devolverían a Marruecos. A veces nos golpean, pero a la ligera. Esta vez se detuvieron junto a nosotros, nos agarraron y nos golpearon como si estuvieran en un ring de boxeo. Mi amigo no pudo soportarlo y cayó desplomado en la lancha”, cuenta el yemení a elDiario.es. “Nos lo quitaron a la fuerza todo, los salvavidas e incluso la ropa de mi amigo. Luego nos llevaron a unos 50 metros del puerto deportivo de Beni Ensar y nos arrojaron al mar. En ese momento mi amigo estaba inconsciente y el oleaje era fuerte. Yo estaba agotado, en estado crítico. Intenté tirar de él, pero fue en vano”.

Interior lo niega

El Ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno en Ceuta niegan que haya tenido lugar el intento de entrada descrito y aseguran que las acusaciones vertidas contra la Guardia Civil son “falsas”. Un portavoz de la cartera dirigida por Fernando Grande-Marlaska sostiene que “no se produjo ese intento de entrada”. “En las más de 800 entradas a nado en Melilla en lo que va de año jamás la Guardia Civil ha provocado el ahogamiento de un inmigrante ni ha hecho uso de sus armas de fuego al intervenir”, afirma la misma fuente oficial. Desde la oficina de prensa de la Guardia Civil de Melilla aseguran no tener “ningún tipo de conocimiento” de lo supuestamente ocurrido.

Desde Nador, Ibrahim Mohamed cree que tendrá que vivir toda la vida con la imagen de su amigo Mutassim Karim hundiéndose ante sus ojos sin poder hacer nada para ayudarle. Se conocieron en Níger poco después de haber emprendido el viaje que les llevaría hasta Marruecos, donde cuenta que llegaron cuatro meses antes del 20 de noviembre. Ambos huían de la guerra de Yemen, su país. “Un amigo de viaje siempre ocupa el lugar de un hermano”, dice conmovido.

“Ellos lo mataron. Es por su culpa que está muerto”, repite Ibrahim. Según su relato, a las seis y media de la tarde del 20 de noviembre, Ibrahim, Mutassim y otro joven llamado Azzedine, lograron acceder a la playa de Boukana, en Beni Ensar, un lugar repleto de guardias que impiden la circulación a las personas migrantes para que no se acerquen a la frontera española. Cuenta que una hora más tarde pudieron meterse en el agua con lo puesto, el salvavidas que llevaban debajo de la ropa y poco más. Dice que al instante apareció una patrulla naval marroquí y agarraron a Azzedine, pero Ibrahim y Mutassim pudieron continuar.

“Pasamos una hora y media en la oscuridad y el frío luchando contra las olas para llegar al final del puerto deportivo. Esperamos un rato y después de eso miramos desde lejos y no vimos ningún bote, ni guardias. Nadamos durante media hora y recorrimos casi 700 metros mientras hablábamos y reíamos como si camináramos entre verdes campos con flores a nuestro alrededor, olvidándonos de las olas y la oscuridad y todos los peligros”, recuerda Ibrahim. “Teníamos un objetivo: llegar a Europa y vivir en paz”.

Parte médico

Explica que casi habían llegado al puerto de Melilla cuando vieron acercarse a los agentes y les pidieron asilo: “Les dijimos que somos demandantes de asilo y empezaron a pegarnos”. Dice que no le dio tiempo a ver si eran tres o cuatro agentes ni a decir nada más. “Cuando me subieron a la lancha empezaron directamente a pegarme puñetazos en el ojo y casi no pude recomponerme ni ver bien”. Ibrahim Mohamed muestra un informe médico del Hospital Provincial de Nador. El yemení presentaba contusiones en el cráneo, nariz, cara, torax y extremidades, dolores cervicales, hematomas, heridas superficiales generales y shock emocional, según el documento, datado el 22 de noviembre.

Cuenta que no es la primera vez que le ocurre algo similar: “Hace dos meses llegué a las Islas Chafarinas y estuve allí unas dos horas, pedí asilo y me trajeron de vuelta a Marruecos. Y una vez más después de eso, traté de nadar hasta Melilla y también nos atraparon y nos golpearon, pero no nos quitaron el chaleco salvavidas. La última vez, con Mutassim, nos golpearon como criminales, nos trataron como terroristas”.

La llegada a Marruecos

A pesar de todo, Ibrahim logró llegar a tierra. Recuerda que escaló las rocas, empezó a correr descalzo y a gritar pidiendo ayuda. Un policía le recogió y le llevó a comisaría, donde le hicieron preguntas y le tomaron declaración. Cuenta que le trataron bien, que le dieron ropa y comida y le llevaron a casa.

Ibrahim fue el encargado de avisar de lo sucedido a la familia de Mutassim Karim. “Es muy doloroso. Están muy conmovidos, no se lo pueden creer”, dice Ibrahim. “Yo estoy roto. Si no fuera por la guerra que hay en mi país no seguiría en este camino”.

Aún así, se siente con fuerza y quiere “buscar justicia”: “Si supieran quién era Mutassim y hubieran conocido su amabilidad, espontaneidad y perseverancia, quizás no habrían cometido su atroz acto. Si hubieran sufrido como sufrió Mutassim y sufrimos los migrantes, si hubieran saboreado la amargura de la vida… Digo a los españoles, al Gobierno y al pueblo, que se pongan en nuestro lugar y consideren nuestro caso, que se abra una investigación imparcial sobre lo sucedido y juzguen a los perpetradores”.

La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) de la zona de Nador lanzó la alerta de la desaparición del cuerpo de Mutassim Karim tras conocer el testimonio de Ibrahim Mohamed y el informe médico. “No tienen derecho a hacer eso, no tienen derecho a devolverles cuando ya estaban en España. Además, son demandantes de asilo. Y tampoco tienen derecho a maltratarles ni quitarles los salvavidas”, explica a elDiario.es Omar Naji, militante de la AMDH. “Esperamos que las autoridades de Melilla pongan en marcha una investigación sobre lo ocurrido”.

Mientras tanto, el cuerpo sin vida de Mutassim Karim aún no ha aparecido. “El mar aún no lo ha devuelto. Sabemos que está muerto porque Ibrahim sobrevivió y pudo contarlo. La Marina Real estuvo buscando el cuerpo, pero nada”, dice Omar.

Según el monitoreo del colectivo Caminando Fronteras, en el primer semestre de 2021 murieron en las fronteras españolas más de 2.000 personas, casi el mismo número de personas fallecidas en 2020 de las que se tiene constancia. El Gobierno español no tiene ningún servicio de atención a las familias de las personas muertas y desaparecidas en sus fronteras que facilite su acceso a los sistemas de justicia.

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