La ONU quiere investigar la “preocupante” falta de acceso al agua en el poblado chabolista de El Gallinero

Más de un centenar de niños en Madrid tiene que orinar y hacer sus necesidades al aire libre, rodeados de basura y barro. Estos días, aguantan el frío que ya se deja notar en la capital a primera hora de la mañana. No tienen acceso a ningún retrete, ni a duchas, y solo viven a 12 kilómetros de la céntrica Puerta del Sol. Residen en el poblado chabolista de El Gallinero, que ha llamado la atención de la oficina del relator especial sobre el Derecho Humano al Agua Potable y al Saneamiento, Léo Heller, desde donde han afirmado su intención de “investigar con urgencia” la “situación preocupante por los derechos humanos de las personas afectadas”.

Los voluntarios de la parroquia San Carlos Borromeo de Madrid llevan una década denunciando un panorama que carece “de una dignificación mínima”, dice su párraco, Javier Baeza. Solo hay un punto de agua en todo el poblado, donde llenan sus garrafas las 300 personas de etnia rumana gitana que lo habitan (más de la mitad niños), y el saneamiento es nulo, ya que carecen de duchas y de retretes.

El pasado enero, una niña de unos tres años hacía pis en uno de los costados de su casa autofabricada, con apenas unos grados en positivo, como contó eldiario.es en una visita al poblado. La escena se repite día a día. “La falta de letrinas es que es... Se conculcan los derechos más íntimos de las personas. Que tengan que hacer sus necesidades en la mitad de la basura, que las chicas con la menstruación se tengan que cambiar así..”, critica Jorge Fernández, un voluntario de la Parroquia de San Carlos Borromeo que ayuda a diario en el asentamiento.

Desde la parroquia exigen el acceso a letrinas y a duchas, como medida de urgencia mientras se consigue erradicar el poblado chabolista. El gobierno de Ana Botella consideraba que su implantación “cronificaba la pobreza” así que, tras años de gobierno del Partido Popular, en los que no hubo avances en este sentido, recurrieron a una instancia internacional. En marzo escribieron una carta a la Relatoría de la ONU encargada de velar por el derecho humano al agua y al saneamiento, reconocido por la Asamblea de las Naciones Unidas en 2010. Ahora, han obtenido respuesta.

Este 6 de octubre, un asesor del relator de la ONU ha respondido a los voluntarios. “La situación que usted presentó en su carta, de fecha 9 de marzo de 2015, acerca de las personas de nacionalidad rumana y etnia ROM asentadas en El Gallinero, representa efectivamente una situación preocupante por los derechos humanos de las personas afectadas”, apunta en la respuesta escrita a la que ha tenido acceso eldiario.es. “Queremos investigar esta situación con urgencia”, indica.

Se trata de un primer paso, al que deben responder los voluntarios para confirmar si la vulneración de derechos humanos “aún sigue igual o si han cambiado algunas condiciones”. Jorge Fernández lamenta que “todo sigue igual”. Javier Baeza también afirma que el nuevo Gobierno municipal –ahora en manos de Manuela Carmena– ha generado un cambio en la “predisposición de diálogo”, con encuentros informales y el cese de los derribos en el asentamiento, pero esperaban más celeridad en estas cuestiones “de emergencia”. “La limpieza, las letrinas y los puntos de agua no se han ejecutado” en los cuatro meses de mandato de Ahora Madrid, continúa el párroco.

Sin letrinas y se acerca el frío

Stan, un padre de familia que vive con sus ocho hijos y su mujer en una chabola, cuenta que “todo sigue igual” en El Gallinero. Sus niños siguen orinando al aire libre. “Pasamos mucho frío, los niños me dicen 'papá, tengo frío' y no puedo hacer nada. Tampoco tenemos agua y la policía nos corta la luz a menudo [a la que se conectan de manera irregular] y a veces estamos varios días sin luz”, dice. Stan trabajó durante “siete años” y aún cobra algo de paro lo que le permite mantener a su familia mientras busca otro empleo.

Desde el Ayuntamiento de Madrid indican a eldiario.es que “en los próximos días” habrá una reunión entre varias Concejalías para trabajar “en un plan de choque en el Gallinero, para pasar de la marginalización a la ciudadanía”. No adelantan si se debatirá el acceso al agua y al saneamiento, pero apuntan que “se trabajará con el plan de los voluntarios que están cada día allí”, que sí contempla estos recursos.

En diciembre de 2014 un informe de Save The Children y la Universidad Pontificia Comillas denunció la vulneración de derechos humanos que sufrían a diario los niños que residen con sus familias en el poblado chabolista. Sus habitantes padecen índices de pobreza y exclusión a años luz de la media española. El índice de Pobreza Humana (IPH), propuesto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, arroja allí un devastador 93% de pobreza, frente al 10,7% de la capital.

“La inexistencia de espacios físicos para poder hacer sus necesidades plantea, además de problemas de salubridad, un riesgo adicional para las mujeres y niños de sufrir acoso y abusos sexuales especialmente durante la noche o al tener que utilizar lugares apartados”, recogía la investigación.

En ese momento, con Ana Botella como alcaldesa de la capital, los responsables del estudio afirmaron que “la falta de respuesta pública constituye una vulneración del derecho de acceso al agua y saneamiento para los habitantes de El Gallinero”. “Hay que hacer algo diferente porque la intervención no está funcionando”, apuntaban desde la ONG. Los cambios no han llegado por el momento en este ámbito.

“Esta mañana había unos seis grados en Madrid y habría unos cuatro en el Gallinero. Un chico de los que van en la ruta escolar se echó agua en el único grifo que hay, sin secarse con la toalla ni nada, solo con el aire. En la ruta, pasado un rato, seguía teniendo las manos frías”, explicaba este miércoles Jorge.

De momento, han cesado derribos para el alivio de las familias. Su paralización es una de las medidas que incluye el 'plan de choque' del Ayuntamiento,  además de “un plan de urgencia de desratización”, afirman fuentes municipales. Stan suspira cuando le preguntamos sobre la llegada de cambios, de una ducha, de un retrete, rutinarios para la mayoría de los hogares de la capital. “Ojalá lo quiera Dios”. El Gallinero clama, como lo hace desde hace años, para que sus pequeños dejen de orinar entre desperdicios. Y recuerdan: se acerca el invierno.