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La vida, la política y el racismo un año después de la muerte de Mame Mbaye

Mame Mbaye. Foto: Byron/ Sindicato de Manteros y Lateros

Moha Gerehou

El 15 de marzo de 2018 en España gobernaba Mariano Rajoy, Vox casi no ocupaba titulares y fallecieron un día antes Stephen Hawking en su casa y Marielle Franco a tiros en Brasil. Ese 15 de marzo a las 16:58 Mame Mbaye caía desplomado en la calle Oso del céntrico barrio madrileño de Lavapiés. 18 minutos después, a las 17:16, llegaba una ambulancia que poco más pudo hacer que certificar su fallecimiento. Mame Mbaye murió a los 34 años, tras más de una década en España en la que nunca pudo regularizar su situación administrativa y que terminaron en Lavapiés después de una jornada vendiendo en la manta.

Aquella no fue una muerte cualquiera. Acabó con una vida, abrió un debate sobre el racismo y los manteros, y tuvo repercusiones políticas.

La vida

Daour Fall trabaja en Plasencia desde hace varios años. Llegó a España como menor de edad desde Senegal, donde creció con Mame Mbaye. “Nos veíamos todos los días, hasta que él se fue a trabajar con su padre a la ciudad. Luego nos volvimos a encontrar en España. Yo siempre que podía, iba a Madrid y me quedaba en su casa”. No duda en señalar que era como un padre y una persona “responsable” porque, tanto su hermano como él, “le consultábamos todo antes de hacer cualquier cosa”.

Relata que para nada se esperaba la noticia que recibió ese 15 de marzo. “Estaba trabajando. Cuando pasó, me llamaron varios amigos suyos de Madrid y hasta de Senegal, pero yo había dejado mi teléfono en una camioneta. No podían contactar conmigo”. Fue instantes después, cuando cogió el móvil y vio decenas de llamadas perdidas, cuando se enteró.

Un año después, el cuerpo de Mame Mbaye ya está enterrado en Senegal tras un proceso de repatriación que no tuvo lugar hasta el 28 de marzo. “Tardó todo mucho por la autopsia, pero pudimos reunir el dinero gracias a las donaciones de la gente de toda España”, abunda Fall. Desde entonces, asegura que “los familiares de Senegal están esperando justicia para que se aclare lo que pasó”.

Él trató de iniciar un proceso intentando presentar un certificado procedente de su país para constatar el parentesco con Mame Mbaye. Pero Eduardo Gómez Cuadrado, abogado de Red Jurídica que se encargó del caso y acompañó a Daour Fall en el proceso, lamenta que tuvieron que desistir porque “el juez consideró que era un familiar lejano”.

Pintando las pancartas para la concentración en memoria de Mame Mbaye un año después de su muerte, Malick Gueye, portavoz del Sindicato de Manteros de Madrid, al que ambos pertenecían, recuerda a su compañero de lucha más que nunca. “Él era el que diseñaba las pancartas y ahora mientras las hacemos, estamos tristes”. De él destaca que hacía mucho por cuidar a los demás: “Era nuestro cocinero, el primero que hacía los trabajos de cuidar a todo el mundo”.

Más allá del vacío que deja en el día a día de la organización la ausencia de Mame Mbaye, desde el Sindicato de Manteros creen que nada ha cambiado porque, aseguran, “siguen las persecuciones y la criminalización”. Aunque sí ven que “la gente del sindicato es más consciente de lo que hay en la manta, ahora nos intentamos juntar más para defender la injusticia que sufren todos los días los manteros. Pero en la parte de los hechos, todo está igual o incluso peor”.

La política y el racismo

Uno de los nombres propios del 15 de marzo de 2018 y los días posteriores fue Javier Barbero, concejal de Seguridad, Salud y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid. La actuación del consistorio fue cuestionada tanto por grupos activistas como el Sindicato de Manteros, que pedían el “fin del racismo institucional en el Ayuntamiento”, como por los partidos políticos de la oposición. El PP dijo que el Gobierno de Carmena intentó ocultar la muerte de Mbaye por infarto y Ciudadanos les acusó de “infundir bulos”.

Un año después, el concejal recuerda la que asegura que fue “la semana más dolorosa” de su mandato y apunta a que las cosas han cambiado. “Hemos puesto en marcha una instrucción para el trabajo policial que les dé herramientas para proteger los bienes jurídicos que puedan estar en peligro. Un sistema que pueda ser garantista”, señala. Barbero ahonda en que además “se ha puesto en marcha la tarjeta de ciudadanía con gente haciendo cursos y buena perspectiva de integración. Tenemos que apuntar mucho más en este tipo de medidas. La cuestión de la venta ambulante es una cuestión social, no de seguridad”.

Los datos de la Policía Municipal de Madrid recopilados en 2017 señalaron que las actuaciones policiales habían crecido, pasando de 8.274 en 2016 a las 11.495 de la temporada siguiente. Pero el parámetro de medición ha cambiado, según el concejal. “No es fácil hacer comparativas con lo anterior porque la metodología de identificación y evaluación de la actuación policial ha cambiado. Eso sí, no hemos dado indicaciones de restringir ni de ampliar la actuación, sino de seguir trabajando con los criterios técnicos”.

El Sindicato de Manteros de Madrid no piensa lo mismo. Un año después de la muerte de Mame Mbaye, su portavoz Malick Gueye afirma tajante que “las promesas de Carmena eran todas mentira, no pusieron ninguna alternativa real para que los manteros no vendan en la calle”. Sostiene además que “ellos mismos sacaron un informe para decir que han perseguido más a los manteros que la derecha, ellos lo saben y los manteros lo saben, es una realidad”.

Hay un nombre surgido en los días posteriores y que une al Ayuntamiento de Madrid y al Sindicato de Manteros. Es Rommy Arce, concejal del consistorio de la capital española y que forma parte de la causa judicial contra ella, Malick Gueye y otras tres personas acusadas de un delito de injurias graves por el que irán a juicio. Uno de los tuits de Arce tras las protestas desencadenadas por la muerte del mantero decía lo siguiente: “Ayer Lavapiés dio una lección de democracia clamando justicia. Una concentración pacífica rindió homenaje a #MameMbaye y exigió el fin de las políticas migratorias racistas y xenófobas que priva de derechos a las migrantes. No más persecuciones policiales en nuestros barrios!”.

“No me arrepiento de nada de aquel tuit”, dice Rommy Arce desde el otro lado del teléfono preguntada un año después si cambiaría sus mensajes. “Los cargos políticos tenemos que posicionarnos del lado de los que más sufren, lo tengo bastante claro”, añade la edil del Gobierno de Ahora Madrid que considera que se está enfrentando a un “juicio político”. De una opinión similar es Malick Gueye, también encausado: “Nos denuncian para que nos callemos”. Gómez Cuadrado, abogado de Gueye, lamenta que “es el único procedimiento abierto respecto a la muerte de Mame, algo que me parece desproporcionado y que sirve para desviar la atención”.

365 días después, el Sindicato de Manteros convoca una concentración en recuerdo de su compañero fallecido. La muerte de Mame Mbaye supuso un punto de unión entre la vida, la política y el racismo de un caso que por ahora no cae en el olvido.

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