Raphael Vicente atrae todas las miradas cuando camina por las estrechas calles de Maré, un vasto complejo de favelas en la arenosa zona norte de Río de Janeiro. Una mujer sale corriendo de una cafetería para pedirle un autógrafo. “Los autógrafos son tan anticuados, ¡hagámonos un selfie!”, dice riéndose el joven de 22 años antes de sacar una foto.
Más alto que la media y con una amplia sonrisa, Vicente es fácilmente reconocible. Además, causa sensación en Internet, con 3,1 millones de seguidores en TikTok y casi un millón en Instagram. Sus fans le siguen por sus vídeos divertidos y cotidianos, una mezcla de sketches sobre la vida en la favela y versiones creativas de las tendencias de las redes sociales.
El 'tiktoker' quiere utilizar su fama para modificar la percepción que se tiene de quienes viven en las favelas en Brasil y demostrar que estas comunidades son mucho más que delincuencia y pobreza.
“Raphael tiene un papel importante... porque muestra la alegría de la favela”, dice su hermana, Maria Eduarda “Maddu” Reis. “Incluso la gente de la favela está acostumbrada a ver a su comunidad representada en los medios sólo como tragedia, violencia, tiroteos, operaciones policiales”, cuenta.
“El doble de agallas”
Vicente muestra el lado humano y humorístico de la vida en la favela gracias a los vídeos que filma junto a las personas que considera su familia más cercana: su hermana de 21 años, su abuela de 70 y la familia de su madrina, de 67.
Según Fernanda Carrera, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad Federal de Río de Janeiro, la visibilidad de Vicente es significativa dada la escasa representación de los brasileños negros que viven en favelas en los medios de comunicación tradicionales, incluso a pesar de que el 56% de los brasileños son negros y casi una cuarta parte de los habitantes de Río viven en favelas.
“Soy un chico negro, pobre y gay que ha vivido en Maré [toda su vida]”, dice Vicente. “Para nosotros, que no tenemos las mismas oportunidades que los que no viven en la favela, nuestra lucha siempre requiere el doble de agallas, el doble de trabajo”, cuenta.
Autodidacta a los 14
Vicente empezó a publicar vídeos en la web a los 14 años, perfeccionando su arte en diferentes plataformas antes de encontrar su nicho en TikTok en 2020. Totalmente autodidacta, es guionista, actor y editor de sus vídeos, un “genio de la producción audiovisual”, en palabras de Carrera.
Además de sketches humorísticos y bailes virales de TikTok, Vicente produce coreografías más elaboradas con un grupo de danza que él mismo fundó, Dance Maré. Su contenido da en el clavo en el Brasil hiperconectado, donde a la gente le encantan las tendencias en línea y tiende a hacer chistes incluso de las situaciones más oscuras.
“Puedo ver hasta qué punto el humor sirve de válvula de escape cuando ocurren cosas malas”, dice Vicente. “La gente me cuenta que tiene un mal día y que ver uno de nuestros vídeos les ha alegrado la jornada”, relata.
Vicente atribuye su éxito a la calidad de sus contenidos, a la facilidad de sentirse identificado con ellos, y a las desternillantes actuaciones de sus familiares, a las que reconoce como las verdaderas estrellas de sus vídeos. Ya sea representando un papel, haciendo una caricatura de sí mismas o haciendo 'twerking' al ritmo de la última canción viral de TikTok, las mujeres que criaron a Vicente se toman su trabajo muy en serio, al tiempo que se divierten como nunca.
“¡Me parece maravilloso!”, exclama entre carcajadas su madrina Luciene Elias, para quien grabar los vídeos fue un salvavidas durante los encierros de la pandemia. “La gente nos dice 'Vuestra familia es una inspiración, ojalá mi familia fuera como la vuestra, unida, de una felicidad contagiosa', y eso es realmente gratificante”, asegura Reis.
“La auténtica familia brasileña”
Puede que esta familia amante de la diversión no encaje en la imagen convencional de la familia, pero no son tan inusual en Brasil, donde el abandono paterno es habitual y cada vez más niños son criados por sus abuelas. “La familia de Raphael Vicente es la auténtica familia brasileña, solo que no es la que vemos representada en los medios de comunicación”, dice Carrera, que investiga la relación entre raza y representatividad en la cultura digital.
El punto álgido de la carrera de Vicente hasta la fecha es haber captado la atención de la estrella pop colombiana Shakira con un remix de su himno para la Copa Mundial de 2010, Waka Waka, lanzado durante el torneo del año pasado. El éxito del vídeo, que muestra al grupo Dance Maré bailando por una favela engalanada, llevó a los bailarines a la televisión nacional, donde la propia Shakira los felicitó.
Dos meses después, a Vicente y su familia aún les cuesta creerlo. “Cuando me dijo: 'Abuela, Shakira ha hablado con nosotros', pensé: ya está, le va a demandar [por los derechos musicales]”, cuenta la abuela de Vicente, María Antonia da Silva.
El éxito del vídeo carga también un significado más profundo. Vicente cuenta que se publicó la misma semana en que una dura redada policial dejó varios muertos en Maré. Pocos días después de que el vídeo se hiciera viral, la búsqueda en Google de noticias vinculadas con Maré arrojaban artículos positivos sobre el baile del Mundial, en lugar de los titulares habituales, dominados por la violencia.
“Lo he conseguido, de verdad”, dice Vicente, visiblemente emocionado. “Poco a poco, puedo cambiar esta realidad, esta visión que la gente fuera de la favela tiene de nosotros”, sostiene.
Traducción de Julián Cnochaert.