La portada de mañana
Acceder
La declaración de Aldama: “el nexo” del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas
De despacho a habitaciones por 1.100 euros: los ‘coliving’ se escapan de la regulación
Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

La UE busca encontrar en la cumbre una base legal para expulsar a refugiados a Turquía

Grandes interrogantes surgen en torno al acuerdo que previsiblemente la Unión Europea y Turquía firmarán el próximo viernes. Este jueves 16 de marzo arranca una cumbre cuyo desenlace no se espera saber hasta el día siguiente. Lo que sí se sabe: la Comisión Europea trabaja a contracorriente para encontrar un encaje legal para devolver a los nuevos refugiados que lleguen a Grecia a Turquía. Para ello, tendrá que excluir las expulsiones colectivas, pero se desconoce cómo compatibilizará el cierre de la ruta balcánica con el estudio individualizado de las peticiones de asilo al que obliga la ley.

Por cada nuevo sirio llegado irregularmente y devuelto a Grecia, la UE acogerá a un refugiado sirio. Esta fue la bomba anunciada del preacuerdo del 7 de marzo y que deja más interrogantes que respuestas. ¿De cuántos refugiados hablamos? ¿Qué ocurre con las 160.000 personas que debían ser reubicadas a partir de septiembre pasado y que, seis meses después, los 28 estados miembros solo han acogido a menos de mil? ¿Qué pasa con, por ejemplo, los iraquíes, los afganos o… los kurdos sirios -que corren especial riesgo en Turquía-? ¿Las concesiones a Ankara olvidan la lucha contra la libertad de prensa? ¿Lo que se apruebe será legal e irá en armonía con los Derechos Humanos?

Aunque la legalidad prevalezca y se respeten la Convención de Ginebra y la normativa europea, hay muchas dudas de que el sistema acordado el 7 de marzo–en el que se percibe la alargada sombra de Alemania- vaya a funcionar. “Si tras unas semanas esto no funciona… tampoco va a funcionar en meses”, resumía el miércoles un alto cargo de la UE.

Legalidad del acuerdo. En ello trabaja la Comisión hasta, como poco, horas antes de la cumbre según los propios portavoces de la institución que preside Jean-Claude Juncker. El encaje se antoja obligatorio tras las críticas recibidas y el capítulo más polémico, la posibilidad de las expulsiones colectivas parece que deberá desaparecer. España ha consensuado su postura en el Congreso de los diputados: rechazará el plan si este incluyen las devoluciones sumarias.

A nivel jurídico no es sostenible un acuerdo que incluya el rechazo colectivo a demandantes de asilo porque así lo decretan los artículos 35 y 38 de la Directiva comunitaria sobre los procedimientos de asilo, el artículo 19 de la Carta Europea de Derechos Fundamentales y la Convención de Ginebra.

El arreglo podría tener dos vertientes. Por un lado, permitir que soliciten asilo los migrantes llegados a Grecia y asegurar su  proceso de expulsión a Turquía. La otra la insinuaba este miércoles la Comisión: una petición de asilo puede no reconocerse “cuando una persona ya haya sido reconocida como refugiado o ya disfrute de protección suficiente en un primer país de asilo, o cuando una persona haya llegado a la UE desde un tercer país seguro”. ¿Y quién serría este país? Parece que Turquía. Grecia, por su parte, deberá modificar su legislación porque no reconoce tal categoría a Turquía, su enemigo histórico.

¿Qué pasará con las cifras comprometidas? En primer lugar, el llamado programa de reasentamiento 1:1 (un sirio por cada nuevo refugiado expulsado) incluirá las 18.000 plazas que aún no se han cubierto de los 22.000 migrantes que se comprometieron a reasentar en el acuerdo del pasado mes julio.

Hay lagunas con estas 18.000 plazas. Para empezar, varias fuentes comunitarias reconocen que esa cifra se alcanzará en pocos días. Por otro lado, la cifra de los 160.000 demandantes de asilo que debían ser reubicados en la UE desde Grecia e Italia se mantiene -por el momento los realojados no llegan a las mil personas-. Este proceso de traslado de migrantes desde ambos estados miembros no cambiará y los estados miembros comprometidos deberán seguir recibiendo a migrantes.

Pero todavía hay una cifra en el aire: las 54.000 personas que debían reubicarse desde Hungría -pero que por decisión de Viktor Orban, no participó en el reparto de cuotas obligatorias- parece que podrían llegar finalmente desde Turquía en el marco del nuevo acuerdo. “Si fuera necesario, se recurrirá a las 54 000 plazas no asignadas con arreglo a los acuerdos de reubicación existentes”, ha indicado una portavoz.

Pero dentro de estas cifras también deberían estar los refugiados procedentes en Jordania o Líbano, países también desbordados.

¿Y los refugiados no sirios? Otra cuestión sin resolver. “Se supone que Turquía tiene capacidad para acoger a afganos, iraquíes, etcétera”, subrayan fuentes diplomáticas. Preocupa la situación de los kurdos en Turquía, independientemente de si proceden de Irak o Siria. “Estos probablemente deban ser realojados en Grecia y el resto de la UE”, ha dicho otra fuente comunitaria este miércoles.

Concesiones a Turquía. Se acelera el levantamiento de visados. Se aceleran las negociaciones de adhesión. Y se destina más dinero a Ankara, en cuyo territorio tiene a 2,5 millones de sirios huidos de la Guerra Civil. “El capítulo de los visados está generando muchos problemas entre los estados miembros”, indican fuentes de la diplomacia española.

De nuevo, hay bastantes dudas. Para la adhesión, en teoría Turquía debe cumplir 72 criterios para entrar en la UE (de los que ya ha solventado 35), pero le quedan muchos. La intención es liberalizar la política de visados y permitir a cualquier turco entrar en la UE sin este certificado a partir de abril. Algo que puede entrar en vigor antes del verano. Y Grecia y, sobre todo, Chipre, cuyo norte de la isla está ocupado por el ejército turco, deben transigir y aceptar las negociaciones de adhesión. Y Ankara reconocer a la República de Chipre.

Las nuevas rutas. España e Italia están inquietas por otro motivo: el cierre de la ruta de los Balcanes y este acuerdo, que pivota, entre otros elementos, en la lucha contra los traficantes de personas que llevan a los refugiados desde la costa turca hasta las islas griegas, acelerarán el flujo por otras áreas de la cuenca mediterránea. Incluso temen que las llegadas se produzcan directamente por el norte de Europa, desde Rusia.

Según fuentes diplomáticas, el flujo de personas que entran “ilegalmente” en Ceuta y Melilla se ha incrementado en las últimas semanas un 100%, “pero parte de una base muy baja”. “Pero la llegada del buen tiempo y el cierre de otros recorridos utilizados por los refugiados pueden hacer que las llamadas aumenten a marchas forzadas”.