398.200 millones de dólares. Es la cifra que facturaron los 100 mayores fabricantes de equipos militares y armas del mundo el año pasado, según los datos más recientes del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). En 2017, las ventas de las principales compañías del sector armamentístico crecieron un 2,5% respecto al año anterior.
Se trata del tercer año de aumento consecutivo, de acuerdo con los datos del SIPRI, que desde 2002 elabora informes anuales sobre la industria mundial de armas. En total, las ventas de este centenar de empresas son un 44% mayores que hace 15 años.
Los ministerios de Defensa nacionales son los principales clientes de estas empresas y este nuevo repunte se debe, en gran medida, a la “demanda interna”, explica Aude Fleurant, directora del programa de armas y gasto militar del SIPRI, en una entrevista con eldiario.es.
“Las empresas estadounidenses se beneficiaron directamente de la actual demanda de armas por parte del Departamento de Defensa norteamericano”, sostiene la investigadora, que descarta, sin embargo, un “efecto Trump” en este aumento. “Las ventas suelen producirse en el momento de la entrega del equipo, lo que significa que los programas se iniciaron hace varias años, a veces décadas. Tendremos que esperar unos años para ver si hay un aumento significativo en las ventas de armas de las empresas de EEUU tras los anuncios de grandes programas armamentísticos”.
El dominio de las compañías estadounidenses
Las compañías armamentísticas de Estados Unidos dominan el mercado y concentran más de la mitad de las ventas globales de armas, el 57%. 42 de las 100 empresas más poderosas del mundo son estadounidenses. En conjunto, sus operaciones se incrementaron un 2% en 2017. También lideran el ranking, con el gigante Lockheed Martin, un año más, a la cabeza. El año pasado, sus ventas de armamento crecieron hasta los 44.900 millones de dólares. Lockheed Martin es uno de los mayores proveedores de armamento del Departamento de Defensa de EEUU y comercializa aviones de guerra, misiles, helicópteros y tecnología espacial.
La segunda principal empresa de armamento es la también estadounidense Boeing, especializada en aeronaves, cuya división de defensa facturó 26.930 millones de dólares. Le sigue otra de las principales corporaciones de EEUU, Raytheon, líder mundial en fabricación de misiles. Entre los diez gigantes del negocio mundial de las armas figuran otras dos compañías estadounidenses más: Northrop Grumman, fabricante de aviones de guerra y General Dynamics, que comercializa aeronaves y tanques.
A las compañías estadounidenses les siguen las empresas de armas rusas, con el 9,5% del total de las ventas mundiales. Rusia se convierte así en el segundo mayor productor y desbanca a Reino Unido de esta posición, que ocupaba desde 2002. Este país, sin embargo, se mantiene como principal fabricante de armas de Europa occidental con la compañía británica Bae Systems, especializada en aviones, buques de guerra y municiones, como cuarta en la lista anual del SIPRI.
Las ventas de las mayores empresas armamentísticas europeas, entre las que figuran el consorcio Airbus, la francesa Thales o la italiana Leonardo, aumentaron un 3,8% en 2017. Entre los gigantes de la industria no figuran empresas chinas por falta de datos contrastados.
A pesar de que la mayoría de la producción de las empresas tiene como destino los ministerios de Defensa y los ejércitos nacionales, también tienen un mercado internacional y se producen exportaciones de estas armas a países que no tienen una industria militar tan desarrollada, subraya Fleurant. “Sin embargo, las empresas no informan sobre ventas de exportación específicas y su valor. Hay una falta de transparencia por su parte”, precisa.
El pasado marzo, otro informe del SIPRI constataba también el liderazgo de Estados Unidos en las exportaciones de armas mundiales. Oriente Medio, una región salpicada por los conflictos, ha doblado sus compras de armas a otros países en los últimos diez años. El Senado de Estados Unidos ha ratificado este jueves la ley para retirar su apoyo militar a la coalición que lidera Arabia Saudí en Yemen por 56 votos a 41 según ha informado The New York Times. Esta decisión, que no tendrá consecuencias inmediatas, da a la Casa Blanca un límite de 30 días para evacuar a las tropas estadounidenses que haya en el país árabe, a no ser que estén desplegadas para combatir a facciones locales de Al Qaeda. El presidente Donald Trump, por su parte, ya había anunciado previamente que vetaría esta medida.
La tendencia de la industria militar mundial comienza a invertirse, después de que en 2010 comenzaran a disminuir sus ventas debido, principalmente, a la crisis económica global. “Los planes de compra o pagos para las siguientes fases de los programas se pospusieron para hacer frente a la crisis”, explica la investigadora del instituto sueco.
“Si se ven de forma conjunta los datos de las mayores empresas así como los de las exportaciones por países se demuestra que la industria armamentística está en fase de crecimiento y esto no es nada positivo: hay más armas en circulación, mas ventas, mas gasolina en conflictos armados que ya estas abiertos, más población refugiada, más perdida de vidas y más destrucción”, recalca por su parte Jordi Armadans, director de la ONG catalana Fundipau.
“Vivimos un cierto periodo de remilitarización y esto se nota también en el avance del discurso de la seguridad. Para parar las tragedias humanitarias que hay por ejemplo en Oriente Medio, que ha duplicado sus importaciones, hay que controlar el comercio de armas”, sentencia.