Zamzam es uno de los mayores campos de desplazados de Sudán: situado a unos 12 kilómetros al sur de El Fasher, capital del estado de Darfur del Norte, cuenta con una población de casi medio millón de personas. Tras más de 15 meses de guerra y la dificultad para la distribución de ayuda humanitaria, los niveles de inseguridad alimentaria han alcanzado la hambruna en ese campamento, según el último informe del Comité de Revisión de la Hambruna (FRC, por sus siglas en inglés).
El comité forma parte de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, una herramienta en la que participan agencias de la ONU y que, desde que se empezó a aplicar hace 20 años, sólo ha identificado tres hambrunas en todo el mundo: en Somalia (2011), en Sudán del Sur (2017) y en Sudán ahora. Esta es la primera vez que el organismo declara la hambruna en más de siete años.
La agencia de la ONU para la infancia (UNICEF) ha alertado de esta grave situación. “La determinación de hambruna significa que las personas, incluidos los niños y niñas, ya han empezado a morir de hambre y de otras afecciones relacionadas, como la desnutrición y las infecciones”, ha explicado UNICEF. Esta agencia y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas han advertido del riesgo cada vez mayor que corre la población de Sudán, especialmente los niños y niñas, si no se presta ayuda urgente a las comunidades atrapadas en zonas de conflicto, como Darfur.
Según esas dos organizaciones, se calcula que 730.000 niños y niñas sufrirán desnutrición aguda grave este año, la forma de desnutrición que más vidas pone en peligro. Además, han alertado de que –a diferencia de la crisis de Darfur hace veinte años– el hambre por el actual conflicto se extiende en otras zonas especialmente golpeadas por la violencia, como Jartum, la capital del país, y el estado de Jazirah, anteriormente el granero de Sudán. “La declaración de hambruna confirma los temores de la comunidad humanitaria y sigue a un análisis de junio que mostraba un dramático declive en la seguridad alimentaria y nutricional; con 755.000 personas enfrentándose a condiciones catastróficas”, han lamentado en un comunicado conjunto.
UNICEF ha informado de que el mes pasado pudo entregar en El Fasher suficientes alimentos terapéuticos listos para el consumo para tratar a unos 4.000 niños y niñas con desnutrición aguda grave, incluida una asignación para el campamento de Zamzam, pero “la continua falta de acceso seguro y sostenido significa que las necesidades siguen siendo enormes y que la capacidad para seguir entregando suministros humanitarios es impredecible”.
“Necesitamos urgentemente una ampliación masiva del acceso humanitario para poder detener la hambruna que se ha apoderado del norte de Darfur y evitar que se extienda por todo Sudán”, ha solicitado Cindy McCain, directora ejecutiva del PMA, en ese comunicado. “Las partes beligerantes deben levantar todas las restricciones y abrir nuevas rutas de suministro a través de las fronteras, y a través de las líneas de conflicto, para poder llegar a las comunidades aisladas con los alimentos y otra ayuda humanitaria que necesitan desesperadamente”.
Por su parte, la ONG Save the Children también ha alertado del aumento sin precedentes de “desnutrición aguda severa” en Sudán. Según la organización, tres de cada cuatro niños sudaneses (16,4 millones de menores) se enfrentan a niveles de hambre catalogados como de crisis, emergencia o catástrofe; una cifra que se duplica en comparación con el pasado mes de diciembre, cuando eran 8,3 millones. Una de las consecuencias de la desnutrición aguda severa es la desactivación del sistema inmunológico de los niños, lo cual produce otras afecciones que, de otro modo no supondrían una amenaza a la vida –como por ejemplo la diarrea–. Sin embargo, sin un sistema inmunológico sano, pueden ser potencialmente letales, ha señalado Save the Children en un comunicado..
Violencia sexual y matrimonios forzados
La guerra en Sudán ha dejado entre 30.000 y 150.000 muertos, según diferentes estimaciones, y ha obligado a más de diez millones de personas a abandonar sus hogares, siendo la peor crisis de desplazamiento del mundo. Según Save The Children, también es el escenario de la peor crisis de desplazamiento infantil, ya que 6,7 millones de niños se han visto obligados a abandonar sus hogares.
Según el informe “Khartoum is Not Safe for Women”: Sexual Violence against Women and Girls in Sudan's Capital“ (Jartum no es segura para las mujeres”: Violencia sexual contra mujeres y niñas en la capital de Sudán), los menores de edad también están siendo víctimas de la violencia sexual generalizada perpetrada por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), una milicia paramilitar sudanesa establecida en 2013 para combatir a los rebeldes en la región de Darfur, al oeste de Sudán. El informe publicado por Human Rights Watch también denuncia el matrimonio forzado e infantil durante el conflicto en Jartum y sus ciudades hermanas “en condiciones que podrían equivaler a esclavitud sexual”.
La investigación destaca las devastadoras consecuencias para la salud física mental de las sobrevivientes y el impacto destructivo de los ataques de las partes en conflicto a la atención médica. Además, denuncian el bloqueo deliberado de la ayuda humanitaria por parte de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), como es el suministro médico y el acceso de los trabajadores humanitarios en las zonas controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Sudán en Jartum desde al menos octubre de 2023.
Human Rights Watch recuerda que esta obstrucción “deliberada o de la ayuda humanitaria también viola la Ley humanitaria internacional” y que “los saqueos, así como los ataques dirigidos contra civiles, incluidos los trabajadores de la salud y los equipos de respuesta inmediata, constituyen crímenes de guerra”.