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Bruselas desvincula de la incertidumbre política la rebaja de sus previsiones de crecimiento para España a tres días del 10N

El presidente de España, Pedro Sánchez, saluda al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

El 2% parece una cifra mágica. El Gobierno español se aferra a que España crecerá por encima de ese umbral en 2019. O, que al menos, no bajará de él. Bruselas, sin embargo, considera que España cerrará 2019 con un crecimiento del 1,9%. Y esta cifra, este 1,9% –en la línea del Banco de España–, son cuatro décimas menos que lo que calculó Bruselas en julio y dos décimas menos que las previsiones del Gobierno en su Plan Presupuestario 2020 entregado al Ejecutivo comunitario el 15 de octubre pasado.

En todo caso, los datos españoles son mejores que los del entorno. En la zona euro se prevé que el PIB crezca un 1,1 % en 2019 y un 1,2 % en 2020 y 2021. Con respecto a las previsiones económicas de verano de 2019 (publicadas en julio), el crecimiento previsto se ve reducido en 0,1 puntos en 2019 (a partir de un 1,2 %) y 0,2 puntos porcentuales en 2020 (a partir de un 1,4 %). En el conjunto de la UE, se prevé un aumento del PIB de 1,4 % en 2019, 2020 y 2021. También en este caso se revisa a la baja con respecto al verano la cifra prevista para 2020 (1,6 %).

Aún más bajos son los datos de Alemania, al borde del parón. Bruselas prevé que acabe el año con un crecimiento del 0,4%, y espera un repunte hasta el 1% en 2020 y 2021. Pero peor aún es Italia, al borde de la recesión, con un crecimiento previsto del 0,1% en 2019; el 0,4% en 2020 y el 0,7% en 2021. En el lado opuesto se sitúa Irlanda, con una previsión del 5,6% en 2019; 3,5% en 2020 y 3,2% en 2021.

El dato de Bruselas, adelantado por El Mundo, se sitúa por debajo de todas las previsiones publicadas hasta el momento. Llega a tres días de las elecciones generales del 10N y dos semanas justo después del peor dato de paro de la EPA desde 2012: el frenazo en la creación de empleo se tradujo en una disminución de solo en 16.200 personas en el tercer trimestre del año. Este descenso es inferior a los registrados en el mismo periodo de los últimos siete años. En cuanto a la creación de empleo, el número de trabajadores aumentó en 69.400 personas, la subida más tímida desde 2013 en este caso.

En Moncloa responden a Bruselas que España “no crecerá por debajo del 2%”. La cifra mágica. “Esta previsión está hecha antes de conocerse el PIB del tercer trimestre: en lugar del 0,43% publicado por el INE, la Comisión asume un 0,3%. Para el cuatro trimestre, la Comisión asume otro 0,3%, cuando la previsión actual es del 0,5%. España no va a crecer por debajo de 2% en 2019”, defendía en Twitter Daniel Fuentes Castro, director de Políticas Financieras y Macroeconómicas de Pedro Sánchez.

El comisario de Finanzas, Pierre Moscovici, ha querido desligar el dato español de la incertidumbre política y la crisis catalana: “España ha mantenido un crecimiento envidiable desde 2015, con gobiernos en minoría. La incertidumbre no parece ser un factor con repercusiones en el crecimiento económico, pero sí en la menor velocidad en las reformas. Conocemos los retos, e insisto: lo más importante es que sigue estando por encima de la zona euro. Eso sí, es muy importante que se tomen medidas para apuntalar el crecimiento. Y para ello más vale contar con gobiernos mayoritarios y presupuestos que se voten. No voy a hacer comentarios sobre las elecciones, espero que el pueblo español vote respetando la democracia, por supuesto, es importante”.

Moscovici ha argumentado la rebaja en las previsiones por “un menor consumo, una demanda doméstica por debajo de lo esperado. A pesar de la revisión a la baja, es obvio que la economía española está más resiliente ahora que en el pasado. Conocemos los niveles de desempleo y deuda, y que hay que redoblar esfuerzos. Y soy consciente de lo que se ha conseguido por los Ejecutivos de diferentes partidos y el pueblo español, y confío en la robustez del pueblo español. Los esfuerzos del futuro gobierno deberían ir en materia de arcas públicas, respetando las normas de la UE”.

La rebaja de una décima del propio Gobierno de hace tres semanas –del 2,2% al 2,1%– fue achacada a la revisión estadística del INE –una corrección de los datos de crecimiento de la última década a la baja–. Una revisión estadística que, junto con el ambiente depresivo económico de los principales países de la zona del euro –tensiones comerciales con EEUU y China, Brexit, atasco de Alemania...–, dan como resultado el 1,9% que Bruselas adjudica a España para 2019.

Pero la rebaja de Bruselas no se queda en 2019. También la dibuja para 2020, con una previsión de crecimiento del 1,5%, en vez del 1,9% anunciado en julio pasado. Ese 1,5% que la Comisión prevé para 2020 también es inferior al dato del Gobierno de España, que confía en cerrar 2020 con un crecimiento del 1,8%.

Las discrepancias de Bruselas no sólo afectan a los datos del PIB, sino al resto de cifras macroeconómicas. En cuanto al déficit público, el Gobierno presentó el 15 de octubre en Bruselas un desequilibrio del 2% para 2019 y del 1,7% para 2020; mientras que Bruselas prevé un déficit del 2,3% para este ejercicio, del 2,2% para 2020 y del 2,1% para 2021.

Mercado laboral

El mercado laboral comenzó a perder fuerza en el tercer trimestre de 2019, constata la Comisión Europea, en línea con la desaceleración cíclica. “Se espera que la creación de empleo continúe pero se debilite, especialmente en 2020 y 2021”, dice Bruselas: “Sin embargo, la tasa de desempleo continuará cayendo, por debajo del 13% en 2021, la más baja desde 2008. Se espera que el crecimiento salarial alcance su punto máximo en 2019 y se mantenga dinámico. y más alto que la inflación en 2020 y 2021”.

El Ejecutivo comunitario entiende que “el crecimiento de la productividad se volverá positivo el próximo año, y que los costes laborales unitarios deberían aumentar más lentamente después de alcanzar su punto máximo en 2019. Debido a la evolución de los precios del petróleo, se pronostica que la inflación armonizada caerá al 0,9% este año, antes de aumentar gradualmente a 1,4% en 2021, debido a los precios de la energía y un aumento gradual de la inflación subyacente”.

En la respuesta de Bruselas a España tras enviar su borrador de presupuestos, la Comisión Europea ya avisaba de problemas por la falta de presupuestos y de Gobierno estable: “Reconocemos que el borrador presentado por España se ha preparado sin presupuestos nuevos, dada la naturaleza provisional del Gobierno en funciones”.

Así, Bruselas señalaba que el déficit estructural es del “0,1% del PIB, que no alcanza el ajuste estructural recomendado del 0,65% del PIB” –unos 6.400 millones en más ajustes que el futuro Gobierno tendría que ejecutar con más impuestos o menos gasto– ; que se “proyecta una tasa de crecimiento nominal del gasto público primario neto del 3,8%, que supera el máximo recomendado del 0,9%”; y que “no se garantiza el cumplimiento de la regla de déficit y de deuda en 2020, y se apunta a un riesgo de desviación significativa durante 2019 y 2020”.

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