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Castilla y León, cuna y motor de la imprenta en España desde finales siglo XV

La muestra “La Imprenta de Valladolid: Cinco Siglos de Tipografía”, que puede verse en la Casa Revilla de Valladolid.

EFE

Valladolid —

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Desde la aparición en tierras de Segovia del Sinodal de Aguilafuente (1472), considerado el primer libro impreso en España, Valladolid tomó el testigo como cuna y motor de la imprenta desde las postrimerías del siglo XV hasta el XIX como acredita una exposición inaugurada hoy en esta capital.

Apenas una década después del Sinodal de Aguilafuente, el Real Monasterio de Nuestra Señora de Prado tomó en Valladolid el relevo con un taller donde hacia 1481 se imprimieron miles de bulas y buletas de indulgencia en la España renacentista, ha explicado el etnógrafo Joaquín DíaZ, promotor y comisario de “La imprenta en Valladolid. Cinco siglos de tipografía”, lema de la exposición.

Cerca de dos centenares de libros y documentos testimonian esa hegemonía impresora a la que contribuyó Felipe II en 1583 con la concesión a la catedral de Valladolid del privilegio para la impresión y venta, de forma exclusiva, de una cartilla de educación infantil de la que se llegaron a tirar “más de setenta millones de unidades” hasta el siglo XIX, ha explicado Díaz.

Denominada Cartilla de la Doctrina Cristiana, un ejemplar original figura en este muestrario que podrá visitarse hasta el 19 de julio en la sala de exposiciones Casa Cultura Revilla, donde ha sido inaugurado este miércoles con la presencia de la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo.

La cartilla, acaso uno de los textos más reproducidos en la historia de la imprenta en España junto a El Quijote, en palabras de Joaquín Díaz, constaba de cuatro apartados: alfabeto y silabeo; doctrina cristiana; ayuda a misa en Latín; y tablas de multiplicar, según ha detallado a Efe el investigador Luis Resines, propietario de algunas de las piezas expuestas.

Bandos, leyes, ordenanzas, anuncios, carteles, novenas, pliegos de cordel, textos escolares y memoriales de pleitos salían de esos establecimientos tipográficos junto a proclamas políticas, revistas, periódicos, almanaques, guías, tratados de historia, investigaciones académicas y repertorios musicales, en estos casos principalmente a partir del siglo XVIII.

Todo ese esplendor comenzó a palidecer, a partir de 1610, con el traslado de la corte desde Valladolid en Madrid, lo que redujo de diez a cuatro el censo de imprentas, pese a lo cual hubo un resurgir en 1840 con la llegada de la litografía a Valladolid a cargo del industrial Julián pastor, una técnica que procuró “una calidad extraordinaria a las obras”, ha subrayado el comisario.

De esta época procede la implantación y desarrollo de Casa Santarén, “uno de los establecimientos que más hizo por la historia de la literatura en España, a la altura de Madrid y Barcelona”, ha apuntado Joaquín Díaz.

La implantación de la Real Chancillería, desde el último tercio del siglo XIV, favoreció la tradición impresora en Valladolid junto a la fundación del Colegio Santa Cruz, la Universidad de Valladolid y el breve periodo durante el cual la ciudad del Pisuerga fue capital de España a comienzos del siglo XVII.

Es la primera exposición abierta en la capital, promovida por el Ayuntamiento de Valladolid, desde la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, el 14 de marzo.

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