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Rebelión del consejo de administración del operador del mercado eléctrico contra el presidente

Ignacio Grangel, durante su etapa en Red Eléctrica.

Antonio M. Vélez

El presidente del operador del mercado eléctrico (Omel), Ignacio Grangel, ha planteado esta semana, sin éxito, la criba de varios directivos de la empresa, en un movimiento que se ha topado con el rechazo mayoritario del consejo de administración de la compañía y tras el que fuentes del consejo de Omel ven una maniobra para colocar a “personas del Partido Popular”, al que está muy vinculado.

El pasado miércoles, Grangel planteó la existencia de supuestas irregularidades en la gestión de Omel para, según fuentes del consejo, señalar a directivos “con prestigio y larga trayectoria”, cesarlos y sustituirlos por personas afines. Sus planteamientos no llegaron a concretarse en propuestas concretas por la falta de apoyos y encontraron especial rechazo entre los accionistas portugueses, cuestión no menor en una empresa lusa al 50% y en la que la presidencia es rotatoria entre los dos países.

Los socios portugueses, explican las fuentes consultadas, mostraron su estupefacción porque Grangel llevara al máximo órgano de gestión de la empresa supuestas inconsistencias en facturas que “no llegan a los 300 euros”, sin dimensión suficiente para tratarse en ese ámbito. Algunas fuentes citan, entre los señalados por Grangel, a Rafael Ramos, director de la asesoría jurídica de Omel. Un consejero, que confirma los desencuentros, asegura no obstante que “no se habló de nombres ni de ningún directivo en particular”.

La ofensiva de Grangel llega en un momento extraño. Tras la llegada a Moncloa de Pedro Sánchez, que ya ha propuesto nombrar presidente de Red Eléctrica (REE) al exministro socialista Jordi Sevilla, en el sector se especula con la próxima salida de este abogado del Estado, muy cercano a los hermanos Álvaro y Alberto Nadal, y que en mayo pasado ya colocó en la empresa como directivo a Carlos Aguirre, que como él, fue jefe de gabinete en la Secretaría de Estado de Energía durante la etapa de Mariano Rajoy en el Gobierno.

Omel, que gestiona el mercado diario e intradiario de electricidad con el que se fijan los precios de la luz en España y Portugal, no tiene, a diferencia de Red Eléctrica, participación del Estado (este controla un 20% de REE), pero está fuertemente regulada por la Secretaría de Estado de Energía, ahora adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica.

La sociedad es de capital privado (una veintena de accionistas: empresas del sector energético y bancos, fundamentalmente) y se financia con los peajes eléctricos (parte regulada del recibo) que pagan los usuarios.

Considerado uno de los artífices de la reforma energética de José Manuel Soria, Grangel fue director de gabinete de los dos primeros secretarios de Energía de Rajoy y, tras un breve paso por Red Eléctrica (que le creó un puesto directivo a medida), recaló en Omel a instancias de Álvaro Nadal, entonces ministro de Energía, en un nombramiento ya entonces despertó recelos de parte del consejo. Desde este año es también consejero “independiente” en Enagás.

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