La actividad en la industria se redujo en julio por primera vez desde enero de 2021. El principal indicador adelantado del sector manufacturero en España, el índice PMI que calcula S&P Global, entró el mes pasado en el terreno en el que advierte de una “caída considerable” de los pedidos, “en un momento de fuertes presiones inflacionistas e incertidumbre económica generalizada”, según recoge el centro de análisis.
Este indicador se elabora a partir de las respuestas a las encuestas enviadas a los responsables de compras en 400 empresas del sector industrial, y es el primer índice que señala la evolución económica en nuestro país y en el resto de economías. Por encima de 50 puntos, el PMI indica expansión de la actividad. Por debajo, contracción (ver gráfico).
El PMI industrial o manufacturero no adelantaba contracción de la actividad desde enero del año pasado, cuando todavía no se había iniciado la fase de recuperación que ha marcado los últimos meses tras el histórico shock de la pandemia de COVID, y que llevó al PIB (producto interior bruto) a crecer un 1,1% en el segundo trimestre de 2022, según el avance que hizo público este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE).
“El sector manufacturero experimentó la mayor caída de los nuevos pedidos en más de dos años en julio”, explica S&P Global en el informe que acompaña la publicación del dato de julio. “Las empresas encuestadas informaron que las ventas se han desplomado debido a un entorno cada vez más incierto”, continúa, en una situación que se extiende en toda Europa.
“Los altos precios y la persistencia de los problemas en las cadenas de suministro también afectaron la demanda”, incide. De esta manera, esta lectura del índice PMI de España viene a confirmar “los temores” de una recesión en la eurozona y las revisiones a la baja del crecimiento económico que han realizado el propio Gobierno y otras instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) en los últimos días por “la alta inflación” y “la guerra en curso en Ucrania”.
Reducción de la demanda
“La demanda sufrió una reducción notable, tanto en el mercado nacional como internacional, lo que provocó una contracción en la producción por primera vez en un año y medio”, insiste S&P Global, que añade que “puesto que los pedidos pendientes de realización disminuyeron notablemente y la reducción de existencias se ha puesto ahora en marcha, la perspectiva a corto plazo para la producción es claramente a la baja”.
“Dicha tendencia bajista también se observa en las expectativas de las empresas, que se desplomaron notablemente a un nivel similar al observado en marzo pasado, cuando empezó la escalada del conflicto en Ucrania”, prosigue el centro de análisis.
“Las empresas están cada vez más preocupadas por la recesión económica en los próximos meses y, por ello, están tomando posiciones cada vez más defensivas, tal y como lo demuestran los recortes de empleo, de los inventarios y de las compras”, observa según los resultados de los encuestas que realizó entre el 12 y el 22 de julio. De hecho, la confianza empresarial cayó en julio a uno de los niveles más bajos desde los peores momentos de la pandemia de coronavirus, en la primavera de 2020.
Esta negativa visión que aporta el PMI industrial podría matizarse respecto al conjunto de la economía con el dato del sector servicios que se conocerá este miércoles 3 de agosto.
En este contexto, el Gobierno recortó el viernes las previsiones de crecimiento económico para España en 2023, del 3,5% al 2,7%, durante la presentación del techo de gasto de los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, aunque destacó que nuestro país seguirá una senda de “fuerte crecimiento económico”. que estará por encima del resto de las economías de la Unión Europea.
El Ejecutivo ya bajó las previsiones de crecimiento de la economía española el pasado mes de abril, cuando recortó al 4,3% el crecimiento del PIB para este año por el impacto de la guerra en Ucrania, frente al 7% anterior, mientras que rebajó al 3,5% el ritmo de cara a 2023.