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Los alemanes que defienden a los pueblos amenazados por el carbón

Aldo Mas

Berlín —
21 de octubre de 2023 22:09 h

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La Alemania del canciller Olaf Scholz tiene en sus planes dejar el carbón como fuente de energía. Lo “ideal”, dicen en la coalición gubernamental germana, sería que Alemania dejara de emplear el carbón en su mix energético en 2030. 

“En la ley, sin embargo, el Gobierno tiene como fecha límite para dejar el carbón el año 2038”, dice a ElDiario.es con preocupación Michael Schwarz. Él forma parte de la iniciativa de activistas 'Alle Dörfer Bleiben!' o “¡Todos los pueblos se quedan!”. La componen decenas de activistas dedicados a proteger las poblaciones frente a la potente industria del carbón. 

Organizan eventos, manifestaciones, recaudan fondos y llevan a cabo todo tipo de movilizaciones al servicio de la protección de unos pueblos que parecían predestinados a ser destruidos por las inmensas excavadoras de la industria minera. Cinco pueblos han sido salvados ya gracias a este activismo, según Schwarz.

En el mix energético alemán, el carbón es aún hoy la mayor fuente de energía. Representaba en 2022, según datos del portal de estadística alemán Statista, un tercio de la producción de energía. El año pasado, el inicio de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania obligó a cambiar los planes de política energética del Gobierno alemán. Así, el apagón nuclear se retrasó unos meses – en abril de este año se cerraron las tres últimas centrales que quedaban activas –, se apostó por sustituir el barato gas natural que venía de Rusia por el gas natural líquido, se trataron de redoblar esfuerzos en materia de energías renovables y, por otro lado, se pusieron en stand-by centrales térmicas de carbón por si hicieran falta. Han terminado haciendo falta. 

Esta semana, la empresa generadora de energía LEAG hacía público que pondrá en marcha dos de los bloques de su central en Jänschwalder para producir energía este invierno y así ahorrar gas. “La central de Jänschwalde contribuirá a garantizar el suministro de electricidad durante los próximos meses de otoño e invierno, en un contexto de continua tensión en los mercados energéticos”, dicen en LEAG. La empresa ya ha recibido la luz verde del ministro de Economía y de Protección Climática, en manos del vicecanciller y político ecologista Robert Habeck. 

Dicho ministerio también ha dado permiso al gigante energético RWE para que reactiven la producción de energía eléctrica a dos de sus centrales térmicas, en Niederhaußen y Neurath.

Por decisiones así, Schwarz y sus colegas en ¡Todos los pueblos se quedan! miran con desconfianza la gestión del Ejecutivo de Scholz. “Estamos muy decepcionados con la actuación de Los Verdes en el Gobierno. Nos habíamos esperado más de su actividad como parte del Gobierno. Creemos que se están comportando de modo irresponsable y que están tomando decisiones que no son buenas para el clima”, dicen.

Poblaciones salvadas de las minas de carbón

El Ejecutivo alemán, con Habeck a la cabeza, llegó a firmar un acuerdo con RWE para poder continuar con explotaciones de carbón como la mina que esa empresa tiene en Garzweiler. Allí tiene RWE una mina a cielo abierto cuya expansión, según los acuerdos alcanzados por las autoridades y la empresa, ya ha implicado el desalojo forzoso de poblaciones como Lützerath. 

A principios de año, el pueblo, ya vacío de habitantes, pasó a estar ocupado por activistas que querían evitar la ampliación de la mina. “¡Todos los pueblos se quedan!” apoyaron esta iniciativa. Su objetivo es evitar que otros pueblos corran el mismo destino. Pese a la pérdida de Lützerath este año, esta iniciativa de activistas ha contribuido a que se salven cinco poblaciones. 

Según los activistas, una de esa poblaciones está en el oeste alemán, cerca de la mina de Hambach. Las otras cuatro están en el este alemán. Concretamente, tres se ubican en una mina situada en los alrededores de Leipzig, y otra en la región de Lausacia.

“Tenemos una sensación de que hemos conseguido mucho, sobre todo cuando uno piensa en lo que nos planteamos cuando empezamos hace cinco años. Pero, aún así, este año perdimos el pueblo de Lützerath, que tenía mucho valor emocional para nosotros. Así que, por un lado, estamos muy contentos y, por otro, algo insatisfechos”, comenta Schwarz en su conversación con ElDiario.es.

Los activistas no querían que “Lützi” – según llaman los activistas a Lützerath – cayera presa de la actividad minera, pues, entre otras cosas, bajo esas tierras hay suficiente carbón como para generar una cantidad de dióxido de carbono similar al que genera Grecia en un año, de acuerdo con las cuentas que presentaban a principios de este año los activistas climáticos movilizados en este pequeño pueblo. 

Reproches a RWE por no dejar repoblar los pueblos salvados

El resto de pueblos que los activistas han contribuido a salvar pueden contar con que no sean derruidos como Lützi. “Pero ahora cabe la duda de que vuelvan a ser lugares con una vida social normal. Entre otras cosas, porque la empresa RWE se está comportando de manera irresponsable”, comenta Schwarz.

“Hubo muchos habitantes de los pueblos que se fueron en vista de que el pueblo podía ser destruido, pero ahora que están asegurados, los hay que quieren volver. Pero, para eso, tienen primero que recomprar su casas a RWE, que les compró la vivienda previamente, si es que esta no fue expropiada. Y la empresa no deja recomprar”, añade.

En “¡Todos los pueblos se quedan!” entienden que esta situación es un “escándalo”. Mucha de sus tareas de lobby se han centrado de un tiempo a esta parte en presionar para que las autoridades permitan la recompra de la viviendas que fueron vendidas bajo la amenaza de la ampliación de las minas de carbón. “Hace un par de semanas conseguimos que el Gobierno de Renania del Norte-Wesfalia se pronuncie a favor de que se produzca la venta de las casas que compró REW con la idea de ampliar sus minas de carbón. Pero hasta ahora, nada más ha ocurrido”, señala Schwarz. 

El Land de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado de Alemania, está en manos del conservador Hendrik Wüst, un peso pesado en la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el principal partido de la oposición. Wüst gobierna en coalición con Los Verdes. Conservadores y ecologistas se han topado en “¡Todos los pueblos se quedan!” con una fuerza que empuja hacia la repoblación de territorios que no hace tanto parecían predestinados a ser engullidos por las minas de carbón.

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