Alemania cierra sus centrales nucleares pero apuesta por la energía atómica en bolsa
La diputada ecologista Sylvia Kotting-Uhl destapó hace unos días en el Bundestag una de las mayores incongruencias del Gobierno de gran coalición que dirige la canciller Angela Merkel. No hicieron falta whistleblowers ni revelaciones espectaculares. Bastó una pregunta al Ejecutivo en sede parlamentaria para que se supiera que al Estado alemán no le duelen prendas en comprar acciones de empresas como la española Iberdrola, la italiana Enel o la francesa Engie, firmas del índice bursátil Euro Stoxx 50.
Estas compañías, entre las 50 más grandes de Europa en términos de capitalización, producen energía mediante centrales nucleares. Se supone que Alemania va camino de abandonar este tipo de energía. “Esto es algo claramente incoherente. No es aceptable”, dice Kotting-Uhl a eldiario.es.
Habla esta política de Los Verdes a sabiendas de que, casi inmediatamente después del accidente nuclear de Fukushima, en 2011, la canciller alemana anunció que su país iba a prepararse para apagar las centrales de su país. Éstas dejarían de funcionar en 2022. A falta de que eso se produzca definitivamente, Alemania sigue jugando en la bolsa con acciones de empresas que explotan ese tipo de centros de producción energética.
“No es coherente anunciar la salida de la energía nuclear para después invertir en empresas que producen energía atómica sólo porque esas acciones rindan especialmente bien”, sostiene Kotting-Uhl en su despacho del Bundestag.
Son varios los fondos públicos de inversión alemanes que han puesto ya más de cien millones de euros en acciones de empresas extranjeras generadoras de energía atómica. Entre ellos se encuentra el fondo de la Agencia Federal para el Empleo. Según las cuentas presentadas en la respuesta del Ejecutivo a Kotting-Uhl, el fondo de esa agencia tiene unos 70 millones invertidos en Iberdrola, Enel y Engie.
Es en las acciones de la empresa española donde más dinero ha puesto ese fondo, unos 27,2 millones de euros. En los títulos de Enel ese fondo germano ha puesto 25,1 millones de euros y en los de Engie 17,1 millones de euros. A ese dinero hay que sumar otras decenas de millones de euros que tienen invertidos en esas empresas los fondos de pensiones de funcionarios y soldados alemanes, cifras que también han salido a la luz gracias a las preguntas de Kotting-Uhl en el Bundestag.
“El Gobierno está invirtiendo ahí donde hay buen rendimiento”, plantea la diputada de Los Verdes, sabedora de que esa iniciativa bursátil es problemática. En el pacto gubernamental firmado por la conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Angela Merkel y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) se dice que la gran coalición apostará por “terminar con todas las participaciones del fondo estatal en empresas generadoras de energía atómica en el extranjero”. “Esta situación contradice completamente el actual contrato gubernamental”, subraya Kotting-Uhl.
Han caído en saco roto las exigencias que formulara en los días de negociación de la gran coalición el socialdemócrata Hubertus Heil, ahora todo un ministro de Trabajo. Antes de ser ministro, Heil quería que el Estado vendiera las acciones de Iberdrola y compañía.
Los responsables gubernamentales se escudan ahora apuntando que resulta “difícil” tanto la venta de las participaciones como realizar compras de títulos. “Nos es fácil determinar qué compañía posee una mínima participación en plantas nucleares en el extranjero”, según han explicado al diario berlinés Der Tagesspiegel responsables del Ministerio del Interior, uno de los concernidos por los fondos de pensiones de los funcionarios.
“El fondo de inversión que sirve para pagar las pensiones de funcionarios y soldados invierte en esas empresas porque se obtiene muy buen rendimiento”, explica a eldiario.es Ben Wealer, experto en política económica y de infraestructuras de la Universidad Técnica de Berlín (TU). Pero la situación es triplemente problemática para el Ejecutivo de Merkel: La compra de acciones contradice la idea de dejar la energía atómica, contradice también las intenciones iniciales de la gran coalición y lejos de vender los títulos de las empresas, el estado alemán ha multiplicado la compra de este tipo de títulos.
Empresas con reactores poco fiables
“En 2017 se invirtieron 33 millones en esas empresas. Eso, antes de que se firmara el Gobierno de gran coalición. Ahora la inversión de los fondos asciende a 145 millones de euros”, según Wealer. De ese dinero, la gran mayoría – 120 millones de euros –, se está invertido en empresas extranjeras. “Se ha producido un incremento enorme”, constata el experto, que ve la operación gubernamental como un “error”. Para él, especialmente preocupante es la participación de dinero alemán en Engie.
“La empresa belga Electrabel es una filial de Engie y es la operadora de las centrales belgas, cuyos reactores tienen mala fama”, apunta Wealer. A su entender, esos reactores presentan problemas de carácter técnico que no los hacen especialmente fiables.
Al margen de lo que pase en Bélgica y, sobre todo, en los mercados internacionales, a la gran coalición de Merkel no le sobra capital político en Alemania. Merkel ya ha anunciado su retirada de la presidencia de la CDU. También ha dejado claro que no se presentará más a canciller. Se respira un ambiente de fin de época en la política germana. El país de Angela Merkel parece estar pasando página de los días en que la CDU y el SPD dominaban la política.
Actualmente al partido de Merkel se le atribuye en las encuestas una intención de voto que oscila entre el 26% y el 29%. El SPD, en mínimos históricos, se mueve entre el 14% y el 19%. En esos estudios, suelen superar a los socialdemócratas, por la izquierda, Los Verdes (15%-23%), y, por la extrema derecha, la formación ultra Alternativa para Alemania (13%-18%).
En este contexto, Sylvia Kotting-Uhl, la diputada ecologista, destaca la voluntad de su partido de estar en el próximo Ejecutivo. “Queremos estar en el próximo Gobierno, la política de cambio energético [y abandono de la energía nuclear] tiene que organizarse de otra manera. El cambio energético ha ido a mejor siempre que ha habido un ministro de Los Verdes en el Ministerio de Medioambiente”, concluye la diputada ecologista.