“Mientras sigamos arrodillados ante las grandes estrellas del balón, la tentación de la corrupción seguirá existiendo”
Hay pocos fenómenos como el fútbol que permitan entender mejor los mecanismos socioeconómicos como la globalización, la corrupción y el populismo. Francesc Trillas, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Public Private Sector Research Center de IESE y del Instituto de Economía de Barcelona, se adentra en el deporte del balón para analizar en su libro Pan y fútbol (Ed. Alternativas Económicas) un fenómeno global que refleja las desigualdades que azotan a nuestras sociedades. Un monopolio mundial incontrolado, estrellas de la pelota millonarias y mercados “repugnantes” conforman un negocio en el que pocos ganan mucho dinero pero en el que todos quieren invertir.
En su libro apunta que el fútbol ilustra el binomio democracia-populismo y su relación con la eficiencia y la corrupción, pero realmente hay poca democracia en un sistema donde quién más dinero mueve son los que ganan las competiciones.
Hay democracia pero sui géneris, es una paradoja. Por ejemplo, en el Barça y el Madrid eligen los socios directamente al presidente, los socios tienen derecho a voto pero no todos los socios pueden ser presidente, ya que para ser miembro de la directiva tienes que avalar con una cantidad de patrimonio que la inmensa mayoría de los socios no tiene. Las instituciones de la FIFA se eligen por un procedimiento democrático, aunque cuestionable, de “un país, un voto”, con lo cual el votante de Sudán del Sur tiene el mismo peso que el votante de Estados Unidos. Los procedimientos internos son democráticos pero dentro de una familia. Han construido un sistema democrático para repartirse el botín en la FIFA y en las federaciones.
¿Y el populismo?
El populismo está en el increíble poder a corto plazo que tiene la gente común alimentada por la competencia y los medios de comunicación deportivos. Para vender más periódicos o conseguir que la gente entre más en la página web se alimentan rumores de fichajes, empujan para que cesen a un entrenador con resultados malos, que no se venda a un jugador por mucho dinero que ofrezcan o que se compre inmediatamente un fichaje ilusionante. Todo esto es populismo: intentar saciar a corto plazo las ansias del espectador en detrimento de construir valor, hacer cantera o de promover valores, que son acciones más a largo plazo.
Resalta las enormes dificultades de las organizaciones del lado de la oferta para ganar dinero con el fútbol, sin embargo no paran de llegar inversores a los clubes y las operadoras de telecomunicaciones gastan miles de millones para televisar el fútbol.
Pese a toda lo oferta de ocio que existe el principal valor del fútbol es su capacidad para lograr captar la atención de millones de personas constantemente. Logra que estemos pendientes continuamente de fichajes, cambios en los equipos, la competición... Ese es el gran valor del fútbol. Se puede intentar ganar dinero pero lo consiguen solo unos pocos, las grandes estrellas y sus intermediarios.
¿Qué persiguen estos inversores en el fútbol? La mayoría no consiguen ganar dinero pero consiguen influencia, poder, ganar espacios de corrupción, blanquear sus problemas de reputación en el mundo de la política, diplomacia blanda... Se persiguen otros objetivos que no son el dinero.
Menciona un término como “mercados repugnantes” cuando habla de niños jugadores. ¿Cuánta repugnancia hay en el mercado del fútbol?
Los mercados repugnantes son aquellos que por razones morales causan problemas, todo lo que tenga que ver con el intercambio del cuerpo por razones de necesidad económica Ahora ha saltado a la actualidad el mercado de órganos por un jugador del Barcelona. El mercado de niños futbolistas, que fue muy bien descrito por Pablo Meneses, un periodista chileno, es un mercado repugnante tanto desde el lado de la demanda como de la oferta. Los grandes clubes y los padres de niños -los padres, no las madres- intentan que aparezca el próximo Messi o Ronaldo cuando la inmensa mayoría de estos niños no terminan bien, uno de cada cien mil lo podrá conseguir pero los demás acaban en las calles de las ciudades europeas, otros regresan a su país habiendo perdido años de educación. La FIFA ha actuado bien cuando ha sacado una normativa en la que los menores de 18 años no puedan ir a un país extranjero sin su familia para intentar frenar este mercado.
El economista Stefan Szymanski asegura que “aspirar per se a un mayor equilibrio competitivo no tiene por qué mejorar el bienestar de una gran masa de competidores que es partidaria de la victoria de un pequeño grupo de equipos dominantes”. ¿El concepto de igualdad de oportunidades no es aplicable a la competición futbolística?
Es uno de los grandes dilemas y debates del deporte. Los estudios empíricos demuestran que la mayoría de aficionados somos de grandes equipos, que hay una gran concentración. Por ejemplo, en Catalunya está el Barcelona FC y el segundo equipo es el Real Madrid, no es el Espanyol o el Girona. Si el objetivo es satisfacer a la mayor parte de los aficionados te lleva a beneficiar a los grandes clubes. La paradoja es que si solo favoreces a los grandes clubes no hay competición, lo que es una condición vital para la economía del deporte. Se necesitan rivales, si no la competición pierde credibilidad, de ahí los problemas de la liga española.
El Mundial ha sido espectacular porque han caído grandes equipos, está siendo una competición muy igualada, El que tiene más posibilidades de ganar es Francia que solo tenía un 29% de probabilidades de ganar cuando estaba en semifinales. Cuando termine el Mundial vamos a observar de nuevo la gran desigualdad que supone la liga española. Es un problema porque la gente puede empezar a desconectar. Es muy difícil compaginar hacer feliz a la mayoría de la gente que es del Barça o del Madrid con montar una liga creíble con un nivel de competencia parecido al Mundial.
Defiende la creación de una superliga Europe de solo los mejores equipos, pero ¿no es una fórmula para incrementar la desigualdad y dejar al resto de equipos condenados al abandono?
Depende de cómo se haga. Sería una Liga más competitiva e igualitaria que la liga española y el resto de las ligas nacionales en Europa. Una Liga europea de diez equipos que sustituya a la actual Champions League sería más competitiva. Para equilibrar habría que reestructurar el resto de competiciones en Europa y sustituir las ligas nacionales por ligas fusionadas entre algunos países. Por ejemplo, una liga nórdica, otra en centroeuropa, etc. Esta superliga europea sería abierta, de manera que se pueda acceder por méritos y permitiría que hubiera más partidos interesantes durante el año.
¿Esa superliga de equipos no provocaría el abandono de los jugadores de las selecciones nacionales como pasaba con la NBA y la selección de Estados Unidos?
Es una posibilidad teórica pero remota. El gran éxito que tiene el Mundial parece vacunarnos contra esa idea. Todas las grandes estrellas quieren estar en el Mundial. La FIFA sabe que el Mundial tiene un fuerte atractivo y ahora pretende ampliar de 32 a 40 equipos.
Cuál es el catalizador para construir un bien colectivo en el fútbol español que acabe con su principal mal, la corrupción.
Es el principal mal en España y en todo el mundo. Se pueden plantear medidas legales y una actuación más fiscalizadora por parte del Consejo Superior de Deportes y del Gobierno, pero no servirá si no hay un pacto entre todos los actores del fútbol, incluida la prensa. Mientras sigamos con una actitud reverencial y acrítica, arrodillados ante las grandes estrellas del balón aunque incurran en fraude fiscal, hagan declaraciones xenófobas, la tentación de la corrupción seguirá existiendo porque nadie se atreve a meterse con los grandes equipos.
A largo plazo la corrupción perjudica a España, era un país que estaba en la cumbre mundial del fútbol y la inestabilidad que ha generado en la Federación Española de Fútbol ha acabado revirtiendo en la actuación de un equipo que estaba bien hecho. También le ocurrió a Chile, el gran país de fútbol de los últimos años en Suramérica tuvo un caso de corrupción generó una inestabilidad que provocó que no se clasificaran en el Mundial; otro tanto pasó en Ghana, donde el Gobierno ha tenido que intervenir a la Federación de Fútbol por corrupción y era un país africano que parecía que podía hacer cosas interesantes en un Mundial.
Debería haber una visión a largo plazo, pero nos encontramos que la prensa catalana defiende al expresidente del Barça Sandro Rosell diciendo que si está en la cárcel es un ataque de Madrid , lo mismo con el Ángel María Villar en la Federación Española de Fútbol. Esa permisividad que no se da en la política donde la prensa es mucho más dura, pero en el fútbol se es menos exigente con los protagonistas de esta industria.
Usted asegura que “la FIFA es un monopolio global desregularizado” y que hay un conflicto de intereses entre la FIFA y las federaciones al ser reguladores y organizadores de competiciones.
¿Quién hace la supervisión pública cuando estamos ante un monopolio global? Es un problema parecido al que ocurre con las grandes compañías tecnológicas que están en todo el mundo sin una regulación internacional. Mientras no haya un gobierno mundial democrático hay que buscar a las grandes instituciones democráticas para que aumenten los controles sobre la FIFA y, en particular, a la Unión Europea. La UE debería ser más estricta. Europa ha sido el gran catalizador del fútbol moderno por lo que debería fiscalizar más a la UEFA y a la FIFA, con la ayuda de otras instituciones como la norteamericana. No ha que olvidar que el FBI, con el presidente Obama, encarceló a los magnates de la FIFA. Hay solución siempre y cuando estas instituciones actúen.
¿La liberalizacion del mercado de fichajes ha sido positiva para el fútbol?
Ha sido positiva porque ha generado una mayor eficiencia, ha agrandado la tarta del fútbol. El problema es que se ha distribuido mal una tarta de ingresos. Junto con el fenómeno de la irrupción de nuevos formatos televisivos (pay per view, televisión por cable) y la nueva competición de la Champions League se aumentó mucho la demanda del mercado de fútbol. Sin embargo, como en toda liberalización el pastel de los ingresos se puede repartir mejor, ahora no hay mecanismos para que se puedan beneficiar los clubes modestos o las ligas de mercados pequeños: no pueden competir en el mercado de fichajes y no pueden aspirar a retener a los mejores jugadores en sus ligas.
Habla de que la acción del Gobierno debería centrarse en acaba con la corrupción, pero en España los gobiernos ha facilitado el mantenimiento de estructuras corruptas, rebajas fiscales y colocar al fútbol interés general como un bien de interés general para atacar políticamente.
Gracias al poder que les otorga la FIFA, las Federaciones de Fútbol en cada país tienen capacidad para chantajear a los Gobiernos, incluido en español. El Gobierno español no se atrevió a ir contra Ángel María Villar hasta el final porque temía que la FIFA le acusara de inmiscuirse en la autonomía del deporte e incluso le amenazó con impedir que España fuera al Mundial o que los clubes españoles participaran en la Champions League. El fútbol es tan poderoso que esta situación se seguirá repitiendo, la FIFA va a seguir chantajeando a los gobiernos a través de las federaciones nacionales.
En su libro señala que mucha rotación de entrenadores, como gestores intermedios en una organización, provoca una inestabilidad nefasta para un equipo. Qué le ha parecido la salida de Lopetegui de la selección por fichar por el Real Madrid a días de empezar el Mundial.
Cuando despidieron a Lopetegui, Simon Kupers, periodista del Financial Times, auguró que no pasaría nada, que España tenia jugadores con tanta solvencia que se demostraría que la figura del entrenador no es tan importante, pero luego vimos que la actuación fue deficiente. Es verdad que no hay un efecto grande e la figura del entrenador, pesa más la calidad de los jugadores, pero lo que perjudica a un equipo, como a cualquier organización, es la inestabilidad. Para gestionar una empresa necesita un mínimo de recorrido, es necesario preparar la competición con tiempo.
La UEFA ha sancionado al Milán sin jugar en Europa las dos próximas temporadas por incumplir el Fair Play Financiero. ¿Sirve este tipo de medidas para algo?
El Fair Play financiero tiene dos componentes: velar por la estabilidad financiera de los clubes para que no se endeuden demasiado e intentar poner trabas al dinero que viene de fuera del fútbol, de manera que el mercado de fichajes se nutra de dinero que proviene del fútbol. Se trata de dificultar que entren magnates internacionales sin experiencia en el fútbol, aunque sería más inteligente dejar que inviertan, regular el mercado para que fuera más transparente y aplicarles impuestos más elevados. Tanto gastas en fichajes, tanto pagas en impuestos.