El Banco de España pide recortes en el gasto público en 2024 y 2025 para reducir el déficit
El Banco de España ha pedido recortes en el gasto público en 2024 y 2025 para reducir el déficit. En un amplio despliegue de eufemismos, el gobernador de la institución, Pablo Hernández de Cos, ha dicho que es “absolutamente crucial” tomarse en serio el ajuste fiscal tras el aumento “significativo” de la deuda y de los desequilibrios presupuestarios por la pandemia.
Eso sí, para hablar de recortes ha usado la fórmula “política fiscal restrictiva”, que en en la práctica significa reducir el gasto público y subir impuestos. Una política que Hernández de Cos ha calificado como “una necesidad” para asegurar las finanzas públicas en el futuro.
En una conferencia conjunta de la Hong Kong Monetary Authority (HKMA) y el Bank for International Settlements (BIS), el gobernador del Banco de España también ha apelado a “la suerte” de que haya un acuerdo en la Unión Europea (UE) sobre la reforma de las reglas fiscales y el pacto de estabilidad y crecimiento.
A partir de enero, se deberían estrenar las nuevas reglas fiscales de UE, tras ser suspendidas las anteriores por la COVID. Un corsé que irremediablemente seguirá marcado por los objetivos del 3% del PIB para el déficit (el desequilibrio entre los gastos y los ingresos públicos) y del 60% del endeudamiento, por la dificultad para modificar el Tratado de Maastricht. Aunque se convertirán en metas de medio plazo. Quedando como verdadera obligación la de avanzar hacia ellas, según la propuesta sobre la que los socios comunitarios están discutiendo.
Las últimas previsiones de la misma Comisión Europea sitúan a España en ese camino, al esperar que el déficit se reduzca al 3,2% en 2024, desde el 4,8% de 2023, y tras dispararse en 2020. También estima que la deuda pública caerá al 106,5% del PIB, desde el 107,5% en el que terminará 2023, y por debajo del 109,5% en el que se quedará la de Francia el próximo año. Se trata de una situación casi inédita para nuestro país.
La sostenibilidad de la deuda pública volverá a ser una de las principales preocupaciones en la UE, por las nuevas reglas fiscales y por las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, el verdadero elefante en la habitación es Italia, con un endeudamiento que superará el 140% en 2024, según las expectativas de Bruselas.
Por su parte, España liderará el crecimiento económico, que todas las previsiones sitúan entre el 1% y el 2%, gracias al mayor peso de los servicios en la actividad, y concretamente del turismo, y por la resistencia del consumo de las familias por la fortaleza del mercado laboral tras la última reforma, las subidas de salarios y la caída más rápida de la inflación por medidas como el tope al gas.
El avance del PIB es en realidad la forma más sana de rebajar el endeudamiento o el propio déficit. La relación con el PIB es la primera medida de la sostenibilidad de la deuda pública, en un momento en el que el coste (los intereses que España paga cada año) sigue y seguirá contenido, cerca del 2,5%, lejos de los máximos de la crisis del euro posterior a 2008.
En un línea parecida a la del Banco de España, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aprovechó su informe sobre España para lanzar algunas recomendaciones al nuevo Gobierno, entre las que destacaron la de subir el IVA en general y también los impuestos especiales sobre el tabaco y el alcohol y los relacionados con el medioambiente, por un lado, y la de retirar todas las medidas contra la inflación (precisamente como la bajada del IVA de los alimentos, como los impuestos a la electricidad o como el tope al gas), por otra parte.
Por otro lado, este martes, Hernández de Cos ha recordado que la valoración actual del BCE es que el nivel actual de los tipos de interés, si se mantiene durante un periodo suficientemente largo, podría ser suficiente para alcanzar el objetivo de inflación del 2% a medio plazo.
Todo ello está condicionado a un contexto en el que “la incertidumbre es muy alta”. “Hay muchos riesgos en el horizonte. Para mí, probablemente, el más importante es el riesgo geopolítico, y en particular los derivados de la guerra en Oriente Medio y hasta qué punto puede extenderse a otros países”, ha reconocido el gobernador del Banco de España.
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