Los bancos españoles cerraron el año pasado en pérdidas debido, fundamentalmente, a la importante cantidad de provisiones que tuvo que realizar para hacer frente al posible impacto de la pandemia en su balance. Se trata de un dinero que las entidades apartan con el pronóstico de que se produzcan problemas como un aumento de la morosidad. Ahora, el Banco de España les ha advertido que esta reserva de fondos no terminó en 2020 y que se tiene que prolongar durante este año, con lo que cuenta que de nuevo la rentabilidad de su negocio se verá afectada.
Así lo ha expresado Mercedes Olano, directora general de supervisión del organismo, quien ha remarcado que los bancos “tendrán que seguir constituyendo provisiones”. “Tendrán que continuar con un esfuerzo importante”, ha incidido en la presentación de la Memoria de Supervisión 2020 del Banco de España, publicado este jueves. “La rentabilidad se verá impactada por las provisiones adicionales”, ha pronosticado. Olano ha justificado esta observación en que todavía existe un elevado nivel de “incertidumbre” sobre cómo impactará la crisis y hasta cuándo en el sector bancario español. “Ahora mismo no somos capaces de decir hasta dónde va a llegar”, ha señalado, apuntando que dependerá entre otras materias del ritmo de vacunación o del funcionamiento de las medidas económicas aprobadas por el Gobierno.
De este modo, el Banco de España expone su cautela todavía con la evolución del sector bancario, pese a que comenzó esta crisis con una situación de partida más saneada que en 2008 y que todavía no ha notado en la calidad de sus activos un deterioro motivado por la pandemia. Olano ha defendido que en esta ocasión “la banca ha sido parte de la solución y no del problema”, al servir como canal para la transmisión de algunas políticas públicas, como es el caso de los préstamos ICO.
El informe publicado este jueves es un análisis de los trabajos que tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo han realizado en materia de supervisión bancaria durante el año de la crisis, pero incluye algunas observaciones sobre la evolución del sistema financiero en el ejercicio de 2020. Remarca, entre otras cosas, que los bancos han logrado continuar con una mejora de su solvencia, han mejorado la liquidez que preocupó en un primer momento de la crisis sanitaria y han continuado reduciendo el peso en su balance de los activos problemáticos y de dudoso cobro.
Eso sí, el Banco de España subraya en muchas de estas materias que se ha mejorado la situación, en parte, por el impacto de las medidas económicas que tanto el Gobierno como el BCE han implantado para hacer frente a la crisis provocada por el coronavirus. De hecho, considera que la evolución positiva de alguno de estos factores se acabará truncando en los próximos meses, como el caso de la morosidad. “Es previsible que en un futuro próximo los efectos negativos derivados de la crisis del COVID-19 se vayan materializando en los balances bancarios”, puntualiza el organismo en su informe.
A ello se suma que el Banco de España ha constatado en su supervisión a la banca durante el pasado ejercicio que algunos de los problemas que arrastra el sector desde hace años se han visto agravados durante la pandemia. El principal de ellos es la rentabilidad, que “ha caído significativamente”, debido también a las citadas provisiones que tendrá que seguir haciendo este año. El Banco de España considera que los bajos márgenes provocados por los tipos de interés negativos que la pandemia ha obligado a mantener o la caída de la actividad que ha provocado la crisis financiera se han unido a los problemas que ya tenía. Por ello, Olano ha incidido en la necesidad de avanzar en el uso de las nuevas tecnología y, por supuesto en los ajustes de costes. En este punto, ha avanzado que en la medida en que los productos sean más digitales, “las oficinas seguirán perdiendo protagonismo”.
De nuevo, el Banco de España sitúa en este contexto el papel de la consolidación del sistema. Es decir, las fusiones. Siempre y cuando, ha recordado Olano, que cumplan con unos objetivos de sinergias que permitan la reducción de costes. Son dos las fusiones que se están culminando en estos meses (CaixaBank-Bankia y Unicaja-Liberbank), con las que el número de entidades significativas en España quedará reducido a 10. Pese a ello, Olano ha defendido que “no existe riesgo de oligopolio” en España y que se constata que todavía existe presión competitiva. Ha evitado valorar si llegarán nuevas operaciones y si afectarán a las de mayor tamaño o a las entidades medianas.
El documento detalla también las “prioridades” que tanto el Banco de España como el BCE tendrán en materia de supervisión durante este año. Los engloba en cuatro cuestiones: cómo va a afectar la pandemia en el potencial aumento de los activos dudosos y la morosidad; la corrección de precios en los mercados financieros; la ciberdelincuencia y las incertidumbres geopolíticas. El más relevante es el primero, puesto que los bancos se enfrentan estos meses a las pruebas de resistencia, los conocidos como test de estrés, que realiza la EBA y que se tuvieron que aplazar el año pasado por la pandemia. Medirá la capacidad de subsistencia de las entidades frente a una crisis prolongada.