El banco ING obtuvo un beneficio neto de 4.703 millones de euros en 2018, un 4,1 % menos que el año previo, en un ejercicio marcado por el escándalo de blanqueo de dinero a través de sus cuentas, que le valió una multa de 775 millones por parte de las autoridades holandesas.
Este resultado incluye el impacto de esta sanción, impuesta en septiembre a raíz de un acuerdo entre la entidad y la Fiscalía holandesa y que se registró en el tercer trimestre del año, según los resultados anuales publicados hoy por ING.
En un comunicado, la entidad defendió que los resultados comerciales en 2018 fueron “sólidos”, motivados por “el continuo crecimiento del negocio con márgenes de interés resilientes, ingresos netos más altos por tasas y comisiones y costes por riesgos ligeramente menores”.
Los ingresos del banco crecieron un 2,2 % en el año, hasta los 18.088 millones de euros.
Los ingresos por intereses aumentaron un 1,5 % hasta 13.916 millones, mientras que los obtenidos por tasas y comisiones se incrementaron un 3,3 %, hasta 2.803 millones de euros.
En 2018 los préstamos al consumo de la entidad subieron un 5,8 %, hasta 309.000 millones de euros, y las hipotecas lo hicieron un 3,3 %, hasta 287.700 millones, en tanto que los depósitos de los consumidores se incrementaron un 2,9 % hasta los 555.800 millones de euros.
El banco mejoró su ratio de capital de máxima calidad (Tier 1 “fully loaded”) hasta el 11,2 % frente al 10,2 % en 2017 y elevó la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) que se situó en el 11,2 % en comparación con el 10,2 % del ejercicio previo.
ING propondrá un dividendo de 0,68 euros por acción con cargo a los resultados de 2018, indicó la compañía.
“El año pasado ha estado lleno tanto de logros de los que enorgullecerse como de retos que superar y de los que aprender”, dijo en un comunicado el consejero delegado de la entidad, Ralph Hamers, en referencia al caso de blanqueo.
Añadió que tras el acuerdo logrado con la Fiscalía holandesa en septiembre el grupo continúa “trabajando duro” en “soluciones estructurales para llevar las actividades contra el blanqueo de capitales a un mejor nivel sostenible” y subrayó que el cumplimiento de la regulación seguirá siendo una prioridad en 2019.
Las autoridades holandesas detectaron el año pasado que entre 2010 y 2016 se habían producido fallos en los sistemas de prevención de delitos económicos de la entidad que permitieron que los clientes de su filial holandesa utilizasen sus cuentas para lavar cientos de millones de euros.
Como consecuencia del escándalo dimitió el director financiero del grupo, Koos Timmermans, que durante el periodo en cuestión había sido miembro de la junta gestora del banco y durante años responsable último de ING en Holanda.