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El BCE mantendrá el 'castigo' monetario de los tipos de interés en el 4,25% sin el voto del Banco de España

Christine Lagarde, presidenta del BCE.

Daniel Yebra

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“Dependiente de los datos” y “reunión a reunión”. Estas son las dos ideas que más ha repetido Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), desde que en otoño de 2023 la institución decidió dejar los tipos de interés oficiales en la eurozona en el 4,5%, tras elevarlos agresivamente, desde el 0% en el que los mantenía en julio de 2022, para luchar contra la inflación.

En junio, respaldada por los datos que reflejaban una moderación de las subidas de precios, Lagarde anunció el primer alivio a esta estrategia que busca ahogar a las familias hipotecadas y a las que necesitan financiación, y también a las empresas, para dañar su capacidad de consumo y de inversión y de contratación, respectivamente, e influir así en la inflación. En la reunión sobre política monetaria del BCE de principios del pasado mes, su Consejo de Gobierno decidió reducir el 'precio' de referencia del dinero al 4,25%.

Fue la última reunión de este órgano en la que participó el ex gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, cuyo mandato caducó solo unos días después. El madrileño había comentado en distintas ocasiones que quería despedirse con esa primera bajada de los tipos de interés, que indirectamente había adelantado también la propia Lagarde y otros banqueros centrales que participan en las debates de la institución.

El “reunión a reunión” vuelve a ser este 18 de julio una entelequia. La inflación de junio en la eurozona se moderó al 2,5% (en España es más alta), respecto al mismo mes del año pasado (muy cerca del objetivo teórico del 2% interanual), pero nadie espera que el BCE dé continuidad al primer recorte de junio de este ciclo de austeridad monetaria. Lagarde y otras voces se agarran a las subidas de precios de los servicios y a la fortaleza del mercado laboral como justificación para prolongar el 'castigo' a familias y empresas.

En la decisión de este jueves, no podrá votar ningún representante del Banco de España. El Gobierno de coalición y el Partido Popular (PP) no han acordado un sustituto para Hernández de Cos, y la subgobernadora Margarita Delgado, que ejerce de gobernadora en funciones, puede participar en la discusión pero no puede posicionarse.

En el Consejo de Gobierno del BCE participan los gobernadores de los bancos centrales de cada país del euro y el comité ejecutivo de la institución que preside Lagarde y en el que es vicepresidente Luis de Guindos. En esta ocasión, faltará un voto supuestamente partidario de seguir aliviando las condiciones de financiación.

Según recuerda el Financial Times, la última vez que el consejo de gobierno se reunió para decidir políticas sin un representante de una de las cuatro principales economías de la eurozona fue en enero de 2006, entre la renuncia de Antonio Fazio como gobernador del Banco de Italia por un escándalo bancario y antes de que fuera reemplazado por Mario Draghi.

El 2,5% de inflación está muy cerca del objetivo, y la política monetaria es como un transatlántico: no puedes girar en la boca del puerto

Fuentes consultadas por elDiario.es han confirmado que el Banco de España manejaba un escenario de cuatro bajadas de los tipos de interés desde junio. Hoy por hoy, esa proyección queda lejana. El BCE es “excesivamente prudente”, “van con mucho miedo”, dicen distintos expertos. “El 2,5% de inflación está muy cerca del objetivo y hay que entender que la política monetaria es como un transatlántico: no puedes girar en la boca del puerto, tienes que hacerlo antes si no quieres chocarte”, explica Víctor Alvargonzález, director de estrategia y fundador de la empresa de asesoramiento independiente Nextep Finance.

“Están preocupados de ir demasiado rápido”, añade este experto. “Todos los datos apuntan a que las subidas de precios se están moderando, y también los salarios, que tanto les preocupan. Si fuera por los datos, tendrían que volver a bajar los tipos de interés”, incide.

La gran amenaza es que “la política monetaria va por inercia”. Es decir, ahora estamos viendo el efecto de las subidas de los tipos de interés hace seis meses con las caídas de las concesiones de hipotecas o con el retraso de decisiones de inversión de empresas que necesitan financiación y tienen que pagarla cara.

Con una previsión de débil de crecimiento de la actividad para el conjunto de la eurozona, con la excepción destacada de España, dentro de otros seis meses, si permanecen mucho más tiempo los tipos de interés “restrictivos”, el riesgo es un frenazo mucho más serio de la economía.

“Aterrizaje suave de la economía”

Recientemente, en la apertura del foro de política monetaria de Sintra, Christine Lagarde advirtió de que, “dada la magnitud del shock de inflación, todavía no está garantizado un aterrizaje suave”. El 'soft landing' [en inglés] es uno de esos eufemismos de la economía que significa exactamente estancamiento de la actividad o contracción leve. Sería la forma de definir el frenazo que se ha sufrido en la eurozona y, sobre todo, en Alemania, en los últimos trimestres.

En este “aterrizaje suave”, o incluso con el crecimiento de nuestro país, las familias han sufrido una fuerte pérdida de poder adquisitivo y el doble golpe de las subidas de los tipos de interés. Pero la presidenta del BCE avisó de que podía ser peor: “Si analizamos los ciclos históricos [de austeridad monetaria] desde 1970, podemos ver que cuando los principales bancos centrales subieron las tipos de interés mientras los precios de la energía eran altos, los costes para la economía fueron generalmente bastante elevados”.

“Sólo alrededor del 15% de los 'aterrizajes suaves' exitosos en este período (definidos como evitar una recesión o un deterioro importante del empleo) se lograron después de shocks en los precios de la energía”, prosiguió.

“Pero hasta ahora este ciclo no ha seguido los patrones anteriores. La inflación alcanzó un nivel mucho más alto que en anteriores aterrizajes suaves, pero también se desaceleró más rápidamente. El crecimiento se ha mantenido dentro del rango de los episodios anteriores de aterrizaje suave, aunque cerca del límite inferior de ese rango. Y la evolución del mercado laboral ha sido excepcionalmente benigna”, explicó Lagarde.

Un análisis que, según avanza, “nos permite tomarnos el tiempo necesario para recopilar nueva información, pero también debemos tener en cuenta que las perspectivas de crecimiento siguen siendo inciertas. Todo esto respalda nuestra determinación de depender de los datos y tomar decisiones políticas reunión tras reunión”.

La gran contradicción está en que admite que, en el pico, los shocks de oferta [sobre todo de la energía] fueron tres veces más importantes que los de demanda a la hora de explicar la desviación de la inflación respecto de su media. Aún así, “la política monetaria tenía que enviar una señal clara de que no se tolerarían sobrepasar permanentemente la meta de inflación [el 2%]”, incide.

Las subidas de los tipos de interés han asumido el riesgo de llevar a las economías de la eurozona a una recesión y, al mismo tiempo, han ignorado que la inflación que intentaban aplacar estaba más relacionada con cuestiones de la oferta que de la demanda: los cuellos de botella en comercio mundial en la salida de las restricciones sanitarias por la pandemia, la crisis energética que se engendró por la misma razón y que exacerbó la invasión rusa de Ucrania...

Así, la inflación se empezó a moderar en toda la eurozona, y especialmente en España, desde mediados de 2022 y en 2023, con el abaratamiento de la electricidad, del gas y de los carburantes, antes de que el BCE llevará los tipos de interés a máximos no vistos desde 2008.

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