Las Bolsas europeas han cerrado en rojo, pero con pérdidas menos dramáticas que las que en un principio se podían esperar. Los parqués europeos han suavizado las pérdidas tras la decisión de China de eliminar el mecanismo automático de suspensión de las bolsas en caso de movimientos bruscos, que ya ha cerrado los mercados en dos ocasiones esta semana causando turbulencias en todo el mundo, y la ampliación de la prohibición de que los grandes inversores vendan sus acciones los mercados europeos. El Ibex 35 ha terminado la jornada con una caída del 1,5% que le ha llevado hasta los 9.059 puntos. En el resto de Europa, los principales selectivos han cerrado con pérdidas lideradas por el selectivo alemán DAX que se ha dejado un 2,29%; el CAC francés ha retrocedido 1,7% y el selectivo británico ha caído 1,96%.
La decisión de eliminar el mecanismo ha sido anunciada después de que este haya entrado en funcionamiento esta misma semana y haya causado ya el cierre anticipado de las bolsas chinas en dos ocasiones, el lunes y hoy mismo, en solo cuatro jornadas de aplicación. “Actualmente, los efectos negativos del mecanismo son mayores que los efectos positivos. Por tanto, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China decide suspender el mecanismo interruptor, para mantener la estabilidad del mercado”, ha afirmado un portavoz del organismo, Deng Ken, en un comunicado divulgado por la agencia oficial Xinhua.
El mecanismo entró en vigor con el nuevo año y estaba operativo a partir del lunes pasado, en la primera sesión de este ejercicio, dentro de una serie de medidas aplicadas por las autoridades para evitar los fuertes desplomes de julio y agosto pasados, que conmocionaron a las bolsas chinas y contagiaron a los mercados mundiales. El sistema de interrupción establece que cuando el índice conjunto CSI 300 (que agrupa a 300 valores cotizados en las dos bolsas chinas, las de Shanghái y Shenzhen) baja o sube un 5 %, se produce una parada automática de 15 minutos. Si tras la reanudación los movimientos fuertes continúan y se alcanza una variación del 7%, se suspende la sesión hasta el día siguiente.
Prohibición de venta a los grandes inversores
Sin embargo, la buena intención de las autoridades no contó con el temor de los inversores individuales, de los que en China hay unos 90 millones, y que vendieron acciones de forma masiva esta semana ante el temor a una oleada vendedora la próxima semana, lo que causó una auténtica debacle en las cotizaciones. La explicación está en que el 8 de julio pasado, tras la primera semana de desplomes veraniegos, el regulador prohibió a los grandes accionistas (detentores del 5 % o más de las acciones de una compañía) vender sus títulos durante en un plazo de seis meses, así que el lunes 11 podrían vender de nuevo.
Para evitar lo que podría ser una salida masiva de capitales, China ha ampliado la prohibición de los grandes inversores de vender su participación en las compañías. De esta forma, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China ha ampliado el veto y únicamente permitirá que estos grandes inversores se desprendan de un máximo del 1% de los títulos de la compañía con una periodicidad trimestral. Estas ventas tendrán además que ser anunciadas con un plazo de 15 días en un escrito donde se detalle la actuación del inversor.