Limpiar la casa, cocinar, cuidar del jardín, hacer la colada, planchar, ir a por agua, o cuidar de ancianos son también tareas de niños. Más de 15,5 millones de niños -la mayoría niñas- realizan trabajos domésticos con o sin remuneración en todo el mundo, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De ellos, 10,5 millones aproximadamente se encuentran en situación de trabajo infantil, bien porque no han cumplido la edad legal para trabajar o porque trabajan en condiciones peligrosas o similares a la esclavitud. El informe constata que el número de niñas en el trabajo doméstico “supera ampliamente” al de los niños.
La pobreza es el factor fundamental que desencadena que muchos niños y niñas queden expuestos al trabajo doméstico. La mayoría de los niños trabajadores proceden de hogares pobres que, sobre todo en sociedades donde apenas existe protección social, se ven obligadas a enviar a sus hijos a trabajar para ayudar a que sus familias subsistan.
Pero hay otros factores que también desencadenan el trabajo infantil, como la discriminación por razón de género, de etnia, la exclusión social, la falta de oportunidades educativas, la violencia doméstica, los matrimonios forzosos, los desplazamientos o la pérdida de familiares cercanos como consecuencia de conflictos armados o enfermedades. El informe pone como ejemplo el impacto del SIDA en algunas comunidades: en el África Subsahariana, muchos menores de muy corta edad cuyos padres mueren a causa de esta enfermedad tienen que empezar a trabajar en el servicio doméstico de otros hogares para mantener a sus hermanos.
En muchas ocasiones, las niñas trabajadoras domésticas viven en casa de su empleador, lo que empeora su situación de aislamiento y discriminación porque las hace más dependientes de su empleador. “A menudo resulta difícil brindar protección a los niños trabajadores domésticos. No sólo trabajan ocultos tras las puertas cerradas de los hogares de sus empleadores, sino porque la sociedad tampoco tiene conciencia del trabajo que realizan”, señala el informe.
La OIT recuerda que el convenio número 138 relativo a la edad mínima de acceso al empleo y el 182 sobre las peores formas de trabajo infantil establecen un marco para erradicar el trabajo infantil en el empleo doméstico. El informe apunta dos medidas clave: extender los trabajos decentes para los adultos y mejorar las oportunidades educativas, especialmente para las niñas
La organización considera impresdincible tomar medidas legislativas y políticas para erradicar el trabajo infantil y proteger a las personas jóvenes en el empleo doméstico, involucrar a los empleadores y prestar apoyo de todo tipo a los niños trabajadores.
“La reglamentación nacional y local de los trabajadores domésticos, incluidos los jóvenes trabajadores en edad legal de trabajar, sigue siendo una prioridad. Si bien muchos países han reglamentado el trabajo doméstico, subsisten considerables brechas respecto a la cobertura de la legislación del trabajo. Por ejemplo, la mitad de los trabajadores domésticos a nivel mundial no gozan del límite legal de las horas de trabajo”, afirma la OIT.
Buenas prácticas
El informe menciona algunos casos de buenas prácticas, como el de Malawi, donde han diseñado un sistema para mejorar las condiciones laborales de trabajadores jóvenes. Todos deben registrarse con el jefe de la autoridad tradicional, incluidos los nombres del empleador y el lugar de trabajo. Unos comités comunitarios aseguran visitas de seguimiento y mediadores para resolver los posibles conflictos. Partiendo de esa primera experiencia, los sindicatos del país están promoviendo la creación de foros locales en los que los trabajadores jóvenes pueden reunirse y debatir ideas y problemas.
“Esos foros actúan asimismo como mecanismos de vigilancia, puesto que sus miembros siempre están alerta para detectar a los niños trabajadores que no han cumplido la edad mínima de admisión al empleo. Además, los miembros de los foros desempeñan un papel esencial en la elaboración, revisión y aplicación de contratos individuales entre estos jóvenes y sus empleadores”, explica el informe.