En la semana del 13 al 19 de julio, los españoles usaron sus tarjetas bancarias tanto como la misma semana del año anterior. Es, en apariencia, una buena noticia para la economía española, cuyo consumo tras el confinamiento se recupera a buen ritmo. Pero hay que bajar al detalle y coger ciertas cifras con pinzas. En primer lugar, porque los datos de gasto con tarjeta podrían estar sobreestimados. El dinero en efectivo se ha asociado a riesgos de contagio y algunos comercios lo han eliminado. Que usemos más la tarjeta no significa necesariamente que gastemos igual que en la antigua normalidad.
Tanto BBVA como Sabadell están publicando datos agregados de las transacciones hechas en sus TPV. BBVA incluye también las de tarjetas de sus clientes. Incluso el Banco de España publicó esta semana un análisis sobre la evolución del consumo a partir de la información del Sistema de Tarjetas y Medios de Pago, que agrega todos los regímenes de tarjeta que operan en nuestro país. El organismo mostraba la vuelta a la normalidad del uso de la tarjeta y del gasto con ella (tanto en 'online' como en físico) en la última semana de junio, cuando concluyó el estado de alarma y las restricciones a la movilidad. Por contra, las retiradas de efectivo “han seguido mostrando retrocesos interanuales muy pronunciados”.
Las provincias turísticas, Madrid y Cataluña incluidas, son las que más lentas van. Baleares y Canarias están a la cola de la recuperación, con niveles de actividad aún al 70% y 80% respecto al año pasado. El turismo no llega y sus efectos se dejan ver en las transacciones de tarjetas extranjeras, que en la segunda semana de julio habían caído un 55% interanual en toda España. BBVA destaca Alicante (-46%), Canarias (-66%) y Madrid y Barcelona, con caídas superiores al 70%. “En los destinos urbanos, la contracción de la demanda turística todavía es mayor”, indica su informe. La entidad prevé una mayor caída del PIB en 2020 en la costa mediterránea y las islas frente a regiones agrícolas (Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia) y el norte de España.
La actividad en los centros de Madrid y Barcelona está bajo mínimos, a diferencia de los barrios periféricos
El ocaso de los destinos urbanos se ve en los distritos de Madrid y Barcelona. La actividad en los centros de ambas está bajo mínimos, a diferencia de los barrios periféricos (Nou Barris y Sant Andreu en Barcelona; Fuencarral, Vicálvaro, Puente de Vallecas y Villaverde en Madrid). “Esto es un desastre total”, valora José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España. “Las zonas turísticas están arrasadas. Mallorca, Benidorm... El centro de Madrid es un solar. Están trabajando mejor los barrios porque la gente tiene ganas de salir”. La falta de movilidad aérea se deja notar en el distrito de Barajas, en Madrid, donde el gasto con tarjetas apenas llega al 33% respecto al año anterior.
El tremendo gasto en alimentación que hacemos los españoles desde que nos confinamos también podría estar alterando la foto. Desde mediados de marzo, esta categoría ha experimentado crecimientos de hasta el 110% interanuales. Aunque la cosa se ha “moderado” en las últimas semanas, seguimos gastando (con tarjeta) un 42% más que hace un año. Los servicios de salud y las compras para el hogar acompañan en la recuperación del consumo. Estas últimas se dispararon en cuanto reabrieron los comercios, lo que sugiere que había cierta demanda acumulada y no satisfecha (queríamos comprar, pero no podíamos) y que equipamos nuestras casas porque ahora estamos más en ellas.
El misterio de los bares y restaurantes
De acuerdo a los datos de tarjetas, la hostelería ya ha vuelto a la normalidad. De nuevo, hay que ver el detalle. Provincias como Navarra, La Rioja y Asturias tiran mucho del carro frente a Baleares, Canarias, Madrid, Andalucía y Cataluña. La consultora Kantar, que mide el consumo mediante una muestra representativa de gente que informa de sus compras, estima la caída del gasto fuera del hogar en un 50%.
“En verano, el consumo extradoméstico es muy superior: comidas, cenas, 'snacks', café y cerveza en el bar. Y eso está a la mitad”, indica Edurne Uranga, directora de Consumer. “Se recuperan las cervezas y refrescos, pero no las comidas y las cenas, los tickets más altos. Y el menú del día se ha desplomado por el teletrabajo y le está costando mucho recuperarse”. Yzuel indica que la cifra de negocio global de la hostelería “difícilmente llegará al 60%. Ha habido un rechazo a los interiores. En las terrazas te tomas un refresco, un pincho, pero no comes. No hay turistas. Y con el teletrabajo ha desaparecido el café, el pincho de tortilla y el menú. A ver cómo evolucionan los datos”.
Para Uranga, la 'buena noticia' es que las ocasiones de consumo no cambian: lo que la gente no toma fuera, lo toma dentro de casa. “¿Qué pasó en el confinamiento? Se trasladó. El comportamiento va a seguir así. Ahora se trata de que los jugadores se adapten para cubrir esa ocasión. Por eso la comida a domicilio ha crecido mucho, especialmente en comidas de diario, que sustituyen al menú”.
El Banco de España prevé “un eventual rebote del consumo de los hogares a partir del verano”, principalmente por la demanda embalsamada de bienes duraderos: todos los grandes gastos que hemos dejado de hacer estos meses debido al confinamiento y la incertidumbre. Sin embargo, el organismo avisa: la evolución reflejará el “severo impacto” de la crisis económica y solo las medidas de protección de las rentas y ayuda a las familias vulnerables (los ERTE y el ingreso mínimo vital) podrán contenerlo.