Un nuevo crédito de 55 millones evita la quiebra de Pescanova
La administración concursal de Pescanova y la banca acreedora han avanzado este lunes el acuerdo que permitirá explorar las cada vez más escasas posibilidades de continuidad de la compañía gallega. Las negociaciones iniciadas por la mañana de este lunes por Deloitte y los bancos que acumulan el grueso de la deuda culminaron por la tarde con el preacuerdo, pendiente de cerrar sus últimos detalles, para la concesión de un crédito adicional de 55 millones de euros que permitirá afrontar el pago de nóminas y los gastos más urgentes. O lo que es lo mismo: evitar la quiebra del gigante del sector pesquero.
La negociación con los acreedores ha permitido constatar la voluntad de la banca española atrapada en la crisis de Pescanova de evitar la liquidación, al menos a corto plazo, del grupo empresarial, según informaron fuentes de la compañía a los representantes de los trabajadores. Deloitte, el administrador concursal designado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), negoció las condiciones de un crédito que, además de liberar el pago de las nóminas, facilitará el cumplimiento de compromisos con proveedores de filiales en el extranjero, principalmente de Argentina y Chile, y deja para una siguiente fase la refinanciación de una deuda que supera los 3.300 millones de euros.
El acuerdo que ahora se cierra está condicionado a su consideración como deuda privilegiada, para priorizar su cobro en caso de liquidación del grupo empresarial. Las negociaciones se realizaron con representantes de Banco Sabadell, Banco Popular, Bankia, Novacaixagalicia Banco, CaixaBank y Deutsche Bank, principales damnificados por la gestión realizada por el equipo que presidía desde hace más de 30 años Manuel Fernández de Sousa. El dinero solo se podrá destinar a gastos corrientes que eviten el cese inmediato de la actividad de Pescanova.
En esa refinanciación desempeñarán un papel relevante en una negociación aparte los bancos portugueses que permitieron en 2009 a la empresa que presidía Sousa embarcarse en la fallida planta acuícola de Mira, una operación que también ha atrapado al Gobierno del país vecino, que subvencionó el complejo con 43 millones de euros. Caixa Geral de Depósitos, Banco de Espírito Santo, Millennium BCP y el Banco Portugués de Investimento reclaman ahora 335 millones de euros con los que Sousa impulsó la que iba a ser la primera granja de cría de rodaballo del mundo, ubicada en Portugal ante la negativa de la Xunta, entonces presidida por el PSdeG, de facilitar la ocupación de 357.000 metros cuadrado de Red Natura en Cabo Touriñán (Muxía).
Para hacer frente al nuevo crédito de 55 millones, Deloitte afrontará la venta de activos de la compañía, en una operación que se incorporará al plan de viabilidad. La noticia fue acogida con satisfacción por los trabajadores de Pescanova, que han aplazado las movilizaciones previstas para este mes de mayo como muestra de buena voluntad. “Tras el relevo en la dirección del grupo, al ser apartado Sousa de la presidencia, se ha producido un cambio radical en la gestión de la compañía, ahora hay un cauce de diálogo y un plan de futuro”, señala Francisco Vilar, secretario de la Federación Agroalimentaria de Comisiones Obreras de Galicia. Los sindicatos están a la espera de conocer el plan de viabilidad de la compañía y su impacto en una plantilla de más de 10.000 empleados, 1.500 de ellos en la provincia de Pontevedra, para resolver si retoman las movilizaciones.
La concesión de los 55 millones de euros constituye la primera buena noticia tras la sucesión de desastres a la que asisten los trabajadores de Pescanova. El último, la posibilidad de que el equipo directivo que encabezaba Manuel Fernández de Sousa, apartado de la presidencia por el juzgado que gestiona el concurso de acreedores, no solo ocultara deuda, sino también pérdidas operativas, una información que la CNMV no ha querido confirmar ni desmentir. Pero los movimientos en el consejo de administración denotan que los datos que afloran desde el relevo no son precisamente halagüeños.
En las últimas dos semanas se han producido dos dimisiones de consejeros relevantes. El primero fue el expresidente de Banesto y de Unión Fenosa Antonio Basagoiti, uno de los cinco miembros del consejo que votaron en contra de la solicitud del concurso de acreedores propuesto por Sousa. La otra, quizás más discreta pero posiblemente más simbólica, se produjo el 30 de abril, pero se conoció varios días después. Se trata del abandono de Jesús Carlos García García, un histórico de Pescanova, a la que se incorporó en 1964. Tras casi 40 años de lealtad absoluta primero al cofundador de la compañía José Fernández y después a su hijo, Manuel Fernández de Sousa, García se fue por su pérdida de confianza “a la vista de los últimos acontecimientos”.