Crisis en la UE: Hungría y Polonia toman de rehén el fondo de recuperación para intentar seguir saltándose el Estado de Derecho

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
16 de noviembre de 2020 15:21 h

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La UE ha vuelto a entrar en crisis. El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán (Fidesz/PPE), ha cumplido su promesa de vetar el presupuesto de la Unión Europea 2021-27 de 1,074 billones y su fondo de recuperación de 750.000 millones a consecuencia del mecanismo que condiciona la financiación de fondos europeos a la adhesión de los Estados miembros al Estado de derecho. Y, con él, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki (del PiS, aliado de Vox).

Los representantes permanentes de los Estados miembros ante la UE se han reunido este lunes por la tarde para discutir el asunto con el veto sobre la mesa. “Si Hungría bloquea el acuerdo sobre el presupuesto y los recursos propios, entonces volveremos a estar en crisis”, ha reconocido una fuente diplomática: “Haremos balance y reflexionaremos sobre los próximos pasos con los líderes”. Este jueves hay un nuevo Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno.

“Los embajadores de la UE no han podido alcanzar la unanimidad necesaria para iniciar el procedimiento escrito debido a las reservas expresadas por dos Estados miembros”, ha anunciado la presidencia de turno alemana, en alusión a Hungría y Polonia.

A partir de ahora, habrá conversaciones a diferentes niveles con las partes involucradas; los ministros de Asuntos Europeos debatirán el tema este martes en el Consejo de Asuntos Generales y, por último los líderes en la cumbre por videoconferencia el jueves.

“En relación con el veto de Hungría al presupuesto de la UE, no ha sido Hungría la que ha cambiado de posición”, ha dicho portavoz del Gobierno de Orbán, Zoltan Kovacs, quien ha justificado: “Hungría ha vetado el presupuesto, como advirtió el primer ministro Orbán, porque no podemos apoyar el plan en su forma actual para vincular los criterios del Estado de Derecho a las decisiones presupuestarias. Es contrario a las conclusiones de la cumbre de julio”.

“Nuestra postura ha sido clara todo el tiempo. Antes de asistir al debate sobre el marco financiero y el fondo de recuperación, el primer ministro Orbán recibió un mandato del Parlamento húngaro sobre la dirección que debemos tomar. ¿Que un veto húngaro podría conducir a una crisis? Repito: el peso de la responsabilidad recae en quienes han dado lugar a esta situación a pesar de la postura bien articulada de Hungría”, ha dicho el portavoz de Orbán.

Los primeros ministros de Polonia y Hungría, Mateusz Morawiecki y Viktor Orbán, han enviado sendas cartas a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en las que insisten en su rechazo al acuerdo que vincula fondos europeos al Estado de Derecho.

Ni Hungría ni Polonia pueden vetar este mecanismo, pues se puede aprobar por mayoría cualificada, pero sí que pueden usarlo para bloquear el paquete completo, que incluye el presupuesto comunitario para los próximos siete años y el fondo de recuperación.

Morawiecki, que también ha mandado la carta a la presidencia de turno de la UE, la canciller alemana, Angela Merkel, defiende que “no puede aceptar” el mecanismo porque “conduce a una primacía de criterios políticos y arbitrarios”.

“Si se adopta el borrador elaborado por el Parlamento Europeo y la presidencia alemana que incorpora un mecanismo de condicionalidad y estado de derecho en el presupuesto de la UE, haremos de la UE una Unión Soviética”, ha dicho por su parte Orbán.

El presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk, ha situado fuera de su familia política al partido de Orbán por este chantaje. No obstante, el partido Fidesz sigue siendo miembro del PPE, aunque suspendido temporalmente, por, entre otros, el PP de Pablo Casado, que hasta la fecha ha frenado la expulsión de la formación de Orbán tanto del grupo en el Parlamento Europeo como de la familia política. “Espero que nadie le siga protegiendo”, dice Tusk, en alusión al PP español y la CDU de Angela Merkel.

La investigadora del APR Forum Silvia Merler sugería este lunes una salida a la crisis que alguien más expresó en verano: sortear el bloqueo mediante la creación de una nueva institución por medio de un acuerdo intergubernamental, como fue el caso del MEDE. Así, sólo los participantes del acuerdo podrían tener acceso al fondo de recuperación y no dependerían del veto de ningún país y, también, se vería hasta qué punto el pulso de Budapest y Varsovia es real o un farol.

Una idea discutida por el investigador del Instituto Delors Lucas Guttenberg: “Una vez que entramos en territorio intergubernamental, nos metemos en el mismo lío que tenemos para el MEDE. Todos los gastos necesitarían la aprobación unánime, y en Alemania también por el Bundestag: el comité de presupuestos del Bundestag tuvo que regresar del receso de verano por 25 millones para Grecia (sí, con una m). Además, se perderían otros beneficios: activo seguro de la UE, incertidumbre sobre quién paga cuánto porque el plan actual es financiarlo con cargo al presupuesto de la UE, etc. Para el Instrumento de Recuperación, todavía hay tiempo suficiente hasta el próximo verano para ratificar la Decisión sobre Recursos Propios antes de que los fondos fluyan de todos modos. Y Orbán y Kaczynski claramente no son los únicos con influencia aquí”.