Maxam, la multinacional española de fabricación de explosivos, ha quintuplicado la retribución de su cúpula en el ejercicio 2022, cerrado el pasado 31 de marzo, gracias a un bonus vinculado a la rentabilidad para su máximo accionista, el fondo estadounidense Rhône.
En conjunto, el consejo de administración y alta dirección del grupo recibieron el pasado ejercicio un total de 11,014 millones de euros, frente a los 2,09 millones del año previo, según se recoge en las últimas cuentas consolidadas que ha remitido al Mercado Alternativo de Renta Fija (BMERF) Maxamcorp Holding, la sociedad que consolida toda la actividad del grupo.
El grueso de esa cifra, que no tiene precedentes en los últimos años, fue para la alta dirección, que se repartió 8,7 millones, frente a los 1,67 millones del año anterior. Por su parte, los siete consejeros de Maxam (todos hombres) recibieron 2,3 millones (426.000 euros un año antes).
Las cifras “incluyen el plan de retribución que la Sociedad dominante ha formalizado con determinados directivos”, por el que “al 31 de diciembre de 2022 el Grupo ha registrado una provisión de 9.376 miles de euros”, dice Maxam en sus cuentas.
En ellas indica que “para que los miembros del equipo directivo tengan derecho a este incentivo, el accionista de control deberá obtener, como consecuencia de las desinversiones hasta su salida final del accionariado, una retribución y una rentabilidad mínima determinadas”.
El grupo ha vivido un proceso de adelgazamiento vía ventas de activos que se ha intensificado este ejercicio. Maxam ya vendió a principios de año su división de cartuchos de caza y tiro a la francesa Nobel Sports por 46 millones. Luego se desprendió de su participación en una filial en China, Maxam Shandong. Y ahora acaba de pactar la venta de su filial de defensa, Expal, al gigante alemán Rheinmetall por 1.200 millones.
Con ello va a centrarse en su negocio tradicional, el de la minería y los explosivos civiles, para abandonar la actividad de producción de armas.
Esa pata, con unos 1.000 empleados, suponía una cuarta parte de su facturación. Era la que canalizaba su participación en Defex, empresa semipública de exportación de mayoría estatal (Maxam era el principal socio privado) disuelta tras un gravísimo escándalo de corrupción. Este caso ha sentado en el banquillo de los acusados a, entre otros, una filial de Elecnor, una de las principales empresas españolas de ingeniería.
La venta de Expal puede facilitar la adquisición de Maxam por parte de terceros inversores que rechazan destinar fondos a sectores problemáticos como el armamento o el petróleo por los llamados criterios ESG, propiciando la salida del máximo accionista del grupo español, la firma Rhône Capital, dueña del 76% de sus acciones.
Este fondo, que pilota en España el expresidente de Aena que pilotó su privatización parcial, José Manuel Vargas, controla Maxam desde 2020 y es accionista desde 2018, cuando Rhône compró su participación a Advent.
Rhône fue fundado por el multimillonario estadounidense Robert Agostinelli, muy bien relacionado con el expresidente español José María Aznar (su hijo Alonso trabajó para la firma hace una década).
“Fuerte crecimiento”
Maxam, fundada por Alfred Nobel en 1872 como Sociedad Española de Dinamita (es la antigua Unión Española de Explosivos), es conocida por sus vinculaciones con cargos políticos y antiguos altos mandos del Ejército español. La compañía registró en el ejercicio cerrado en marzo “un fuerte crecimiento en sus dos negocios principales”, con un aumento de las ventas del 24%, hasta 1.014 millones, “producido en parte por el entorno inflacionista”, explica en su informe de gestión.
Pese al “ligero descenso en el margen bruto”, el ejercicio se cerró con un incremento del 55% beneficio bruto operativo (Ebitda), hasta 235 millones, y un resultado neto de 82,7 millones, frente a los poco más de 2 millones del año anterior.
La empresa menciona en sus cuentas una Inspección de Hacienda notificada en marzo de 2021 por IVA, Sociedades e IRPF, por la que provisionó cerca de 12 millones, e indica que en julio de 2021 “se firmaron actas con acuerdo y de conformidad” con cuotas a ingresar de unos 2,8 millones. Añade que por los litigios fiscales que tiene abiertos ha registrado “provisiones para recoger su mejor estimación de los efectos que podrían derivarse para el Grupo”.
Maxam fue señalada hace unos meses por el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en una intervención ante el Congreso de los Diputados por sus actividades en Rusia, lo que propició que su web estuviera fuera de servicio durante meses. Esa página ya está operativa y en ella se define como “una compañía global especializada en materiales energéticos”.
En sus cuentas, Maxam señala que opera en Rusia “a través de 4 filiales exclusivamente al negocio de explosivos civiles” que “actúan de forma autónoma, proveyéndose localmente y dando servicio a clientes locales”. Sus activos allí, dice, “no son significativos”.
En su documento de información no financiera, la empresa indica que, de su beneficio total por operaciones continuadas (89,3 millones), el 45,5% procedió de países de la antigua Unión Soviética, más que ninguna otra región.
El informe no detalla las donaciones realizadas a través de su fundación. En el anterior ejercicio, declaró donaciones de cerca de 30.000 euros al lobby de las armas de Estados Unidos.