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La eólica marina aguarda un 2025 clave para su desarrollo normativo y el debut de subastas

La eólica marina aguarda un 2025 clave para su desarrollo normativo y el debut de subastas
Madrid —

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Madrid, 29 dic (EFECOM).- El despliegue renovable y, por consiguiente, las metas energéticas y climáticas a corto plazo de España se asoman a un 2025 clave para la eólica marina y su cadena de valor con la previsible revisión de la Hoja de Ruta adoptada por el Gobierno, que ha cumplido cuatro años.

En este tiempo, el país ha dado pasos en torno a dichas tecnologías, el más reciente, el real decreto que regula la producción de energía eléctrica en el mar, aunque los principales actores de esta actividad urgen a continuar avanzando para que las subastas arranquen en este año que empieza.

Predominio terrestre

Durante la presentación de su último Estudio Macroeconómico, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) defendió el desarrollo completo y “urgente” de un marco normativo con la orden ministerial que diseñe la primera subasta y su convocatoria en 2025, “para no perder la oportunidad industrial”.

Según sus datos, en 2023, España se mantuvo como el segundo país con mayor potencia eólica instalada (considerando terrestre y marina) acumulada en la Unión Europea (UE), con un 13,8 % de su capacidad, sólo superado por Alemania. A nivel mundial, fue el sexto (con un 3 %), muy por detrás del líder indiscutible, China (con un 43 %).

Eso sí, si se analiza el 'mix' se observa cómo la tecnología terrestre monopoliza la eólica en una península Ibérica alejada de los avances del gigante asiático y Alemania, que junto con el Reino Unido concentran el 81 % de la potencia marina instalada acumulada.

“Las condiciones excepcionales del territorio español, la relativa facilidad de la instalación de los parques y la competitividad de la industria española en la fabricación de aerogeneradores han sido claves” para el éxito de la eólica terrestre, explica a EFE la directora asociada de Asuntos Públicos de Kreab, Gemma Bedia.

Pero la eólica marina no ha corrido, por ahora, la misma suerte, a pesar del “gran potencial” de la industria nacional en este tipo de tecnología, prosigue esta analista de políticas europeas sobre energía y cambio climático, que advierte del gran freno a su desarrollo: la profundidad de la costa.

Potencial para la eólica marina

En la Hoja de Ruta, publicada en 2021, el Gobierno defiende que el “papel fundamental” de España -uno de los países europeos con mayores capacidades industriales e inversión en I+D+i en el sector- como polo de desarrollo eólico terrestre a nivel mundial deja al país en una “posición privilegiada” de cara al despliegue de la eólica marina.

Entre sus puntos fuertes, cita a los astilleros, el sector marítimo-portuario, las capacidades de ingeniería civil y un ecosistema industrial de materiales y equipamientos “que pueden dar servicio al desarrollo de las renovables”.

España, de hecho, es líder en torres eólicas marinas, produciendo en 2022 un 74 % de las fabricadas en la UE, por delante de Dinamarca.

“Un mercado local permitirá mantener el posicionamiento competitivo de la industria 'offshore' española, aumentando además su aportación al producto interior bruto (PIB) y la generación de empleo cualificado”, recoge el texto, en línea con la Estrategia de la UE sobre las Energías Renovables Marinas.

La opinión de la AEE es clara: España dispone de un tejido industrial y de unas infraestructuras logísticas capaces de absorber la práctica totalidad de la cadena de valor de esta tecnología, lo que repercutirá positivamente sobre la economía al tiempo que se alcanzan los objetivos energéticos y climáticos.

“Con más de 6.000 kilómetros de costa, nuestro país tiene un gran potencial para la eólica marina”, dice Bedia, y recuerda que la reciente revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) contempla la instalación de tres gigavatios (GW) a 2030.

A tenor de los cálculos del sector, si se cumple con el Pniec se crearán 7.500 empleos, aportando más de 2.000 millones de euros anuales al PIB nacional.

Obstáculos y expectativas

La otra cara son los obstáculos, pues frente a países como el Reino Unido o Dinamarca, cuyas costas poco profundas han facilitado el desarrollo de las estructuras fijas, la orografía de la española ha frenado su expansión.

La solución pasa por la tecnología flotante, que permite instalar aerogeneradores en lugares más alejados para salvar este escollo. No obstante, todavía es incipiente, avisa Bedia.

Sobre ello, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ya ha expresado que ve muy lejana la posibilidad de desarrollar parques eólicos marinos en España porque la flotante aún está en pruebas y “fácilmente” podía ser “tres o cuatro veces más cara” que la fija.

También preocupa el retraso en la publicación de un marco normativo que dote de seguridad jurídica a estos agentes, incluyendo la delimitación de las zonas en las que se pueden desarrollar los proyectos y la definición del procedimiento de las subastas.

Por lo pronto, la actividad valora como un “gran hito” el real decreto del pasado septiembre, aunque insiste en que hay que avanzar para poder disponer de la primera subasta a finales de 2025 y de un calendario orientativo para los siguientes años.

Y es que la eólica marina, sin subasta, no será una realidad puesto que no se puede instalar un parque si no tiene una cobertura con un marco retributivo específico, sentencia el sector. EFECOM

smv/sgb

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