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Podemos y PNV: un conflicto que complica más las cosas al Gobierno

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban.

Alberto Ortiz

31 de diciembre de 2024 19:14 h

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Una negociación entre Podemos y el PNV allanó el camino de Pedro Sánchez a la Moncloa. Seis años después de aquella moción de censura la pelea pública entre esos dos mismos protagonistas ha añadido un piñón de dificultad más a las negociaciones del Gobierno en el Congreso para sacar adelante sus iniciativas. El conflicto no es del todo nuevo, pero se ha agudizado en las últimas semanas al calor de las negociaciones parlamentarias que preceden a los Presupuestos Generales del Estado.

Si en 2020 el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, decía en alguna entrevista que le gustaría tener en el Estado a una derecha como la que representaban los jeltzales en Euskadi, “con lealtad de Estado”, en las últimas semanas el partido de Ione Belarra se ha referido al PNV como “el cachorro” de Repsol. La cuestión que abrió este enfrentamiento hace unas semanas fue la negociación del impuesto a las eléctricas que Podemos pedía prorrogar y que los de Andoni Ortuzar buscaban descafeinar. 

Esta negociación a varias bandas del Gobierno ya provocó un primer cruce en público entre Belarra y Aitor Esteban, portavoz de los nacionalistas en el Congreso. “Parece que el PNV se está poniendo nervioso. Contaban con que nadie les haría frente en su intento de acabar con el impuesto a las energéticas. El cachorro de Josu Jon Imaz [consejero delegado de Repsol], Aitor Esteban, sale a morder a Podemos”, escribió la líder de Podemos en sus redes tras escuchar las críticas del portavoz jeltzale

El Gobierno trabajaba el mes pasado en la redacción de un paquete fiscal en el que buscaba introducir una serie de reformas para apuntalar la pata de los ingresos de las cuentas públicas del año que viene. Dentro de ese paquete la intención inicial del Ejecutivo era introducir una enmienda para hacer permanente el impuesto temporal a las energéticas, como había exigido Sumar, y pedía el apoyo a varias fuerzas de izquierdas del bloque de la investidura, entre ellas Podemos. 

Pero en mitad de esa negociación Hacienda llegó a un acuerdo primero con sus socios conservadores, Junts y el PNV, que consistía en retirar ese tributo a las empresas energéticas, lo que provocó un choque a izquierda y derecha dentro del bloque de investidura que se extendió varias semanas. Es en ese momento cuando Podemos empezó a chocar con los nacionalistas vascos. 

El conflicto ha ido escalando con el paso de los días y explotó en el último Pleno del año en el Congreso. Todo debido a una iniciativa de los nacionalistas vascos sobre el desalojo de viviendas ocupadas.

El PNV introdujo una enmienda en la tramitación de una ley del Gobierno para mejorar la eficiencia procesal. Lo que buscaba el partido, según sus propios argumentos, era aligerar los desalojos de viviendas ocupadas ilegalmente. La mayoría parlamentaria del Gobierno acabó por rechazar el veto del PP a esa ley a pesar de que Podemos amenazó hasta última hora con sumar sus votos a los populares si el Gobierno no arreglaba las consecuencias de esa enmienda del PNV.

De hecho, tanto Belarra como el ministro de Justicia, Félix Bolaños, estuvieron negociando hasta el último momento alguna solución a la modificación legal que entró en vigor por un error en la votación de ERC y EH Bildu el pasado noviembre. Fue entonces cuando el Congreso dio luz verde a una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que, a iniciativa del PNV, añadía los delitos de usurpación de morada y de allanamiento de morada en el artículo 202 del Código Penal para que estos pasaran a tramitarse en los juicios de procedimiento abreviado.

“Ione Belarra miente”, escribió en sus redes Esteban al término del debate sobre esa ley el 19 de diciembre. “La enmienda del PNV aprobada no es sobre desahucios, es sobre okupas. No afecta a la familia que no puede hacer frente al pago de su vivienda. Le afecta a aquel que delinque okupando una vivienda ajena. Podemos está a favor de la okupación, el PNV en contra”, añadió. 

Belarra no tardó en responder al mensaje por esa misma vía. “Sabes muy bien, diputado de Repsol, que con esa enmienda estáis criminalizando la pobreza, a las familias más humildes que no tienen donde ponerse a cubierto. Como decía Rafa Mayoral, chabolismo vertical. Como se nota que no tenéis ningún contacto con la realidad social”, escribió. 

El intercambio siguió más tarde en los pasillos del Congreso. Esteban reprochó a Podemos su rol en la legislatura. “Es absolutamente imprudente lo que está haciendo Podemos, a no ser que lo que quiera es que se convoquen elecciones y su asunto no sea mejorar la vida de la ciudadanía, sino que haya elecciones y vencer en su duelo particular con Sumar”, dijo el portavoz del PNV.

“Para algunas cosas no hay mayoría. Por mucho que chille la señora Belarra, las cosas no van a cambiar. Nosotros podemos buscar alternativas, ella no. Ella está en una esquina del hemiciclo”, dijo molesto en unas declaraciones en las que llegó a hablar de una mayoría alternativa: la que en los últimos días de la actividad parlamentaria se articuló en algunas votaciones en las que coincidieron PP, Junts y PNV. 

Esa nueva mayoría se compuso en un contexto de tensas negociaciones entre el Gobierno y el bloque de la investidura para poder sacar adelante sus primeros Presupuestos Generales del Estado en los próximos meses con los que conseguir la estabilidad necesaria para terminar la legislatura. 

Moncloa tiene que lidiar ahora con este nuevo enfrentamiento entre dos partidos que se habían entendido durante la legislatura pasada, cuando Podemos todavía era parte del Ejecutivo de coalición. Es precisamente la salida del Gobierno la que ha permitido a la formación de Ione Belarra asumir posiciones más exigentes en las negociaciones en el Congreso y también desvincularse del llamado bloque de investidura. 

“No somos socios del Gobierno”, suele repetir la líder de Podemos. La estrategia de distanciamiento ha provocado al mismo tiempo que el partido ya no se ocupe de cuidar, como en la legislatura pasada, al resto de aliados parlamentarios. 

De hecho, en los últimos meses del pasado mandato ya se empezaron a dar algunos choques entre ambos partidos, en concreto, durante la tramitación de la reforma de la ley del 'solo sí es sí'. En una entrevista en El Correo, el presidente de los jeltzales, Andoni Ortuzar, aseguraba que Podemos junto con Vox y Ciudadanos era lo peor de la política. “Conocí con Urkullu un PNV siempre respetuoso y correcto. Con Ortuzar, que se burlaba del Lendakari por ser abstemio, conocí un PNV machirulo y arrogante. Comparar a Podemos con VOX no es solo una chulería indecente, es un insulto a los vascos”, le respondió Iglesias en aquel momento. 

El equilibrio parlamentario se complica así aún más para el Gobierno con una mayoría de investidura dividida en dos bloques ideológicos, con Junts y PNV, por un lado, y con el resto de fuerzas a la izquierda. También con disputas cruzadas entre los independentistas catalanes, EH Bildu y PNV y también entre Podemos y Sumar. Un escenario complejo, pero que todavía mantiene estable al Ejecutivo no tanto por un apoyo incondicional de sus socios de investidura sino por la oposición de estos aliados a la alternativa que representan PP y Vox.

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