Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Europa se juega el euro por castigar los desmanes de la banca chipriota

El Eurogrupo acuerda un rescate de hasta 10.000 millones para Chipre

Belén Carreño

El aclamado héroe galo Obélix se pregunta una y otra vez si están locos los romanos por su empecinamiento en golpearse contra un muro (en este caso, el muro de la palma de su mano). La misma duda surge casi al término de cada reunión del Eurogrupo, en la que el contribuyente, el experto, el economista y una gran mayoría política se pregunta si están todos locos en Bruselas, en lo que parece una decidida estrategia de conducir a Europa al desastre.

La decisión tomada en la madrugada del sábado de confiscar forzosamente parte de los ahorros de los chipriotas como vía para el rescate de su economía dejó ayer estupefacto a medio mundo ante lo que parece una medida suicida y que puede conducir al pánico en los países más frágiles del euro. Adoptando por primera vez en la historia del euro una medida que recuerda peligrosamente a un corralito, los líderes europeos reaniman las dudas sobre la viabilidad del resto de los países mediterráneos, sobre todo España e Italia, que pueden verse arrastrados de nuevo por la vorágine de los mercados en su apertura del lunes.

Sin embargo, existen algunas razones del argumentario del Eurogrupo que conviene analizar para no pensar, simplemente, que están locos, y valorar si la solución es o no la acertada con la medida del problema que se presentaba para el euro. Y calibrar cómo de desproporcionada es la decisión instada por la troika para solucionar lo que parecía un pequeño problema.

Empezando por el final, la última razón es la más conocida y la más determinante: Alemania ha dicho 'hasta aquí' a este rosario de rescates (Chipre sería el cuarto si no se cuenta el rescate parcial a la banca española) y en año electoral, Merkel no podía llevar al Parlamento otro gasto en ayudas que no mostrara, sin ninguna duda, que se pagaría con sangre mediterránea.

El plantón germano con Chipre es más justificado que con ningún otro país europeo que estuviera en problemas, y no lo es solo por su ridículo peso en la economía del euro. El rescate de Chipre viene precedido por una serie de excesos de su sector bancario que hacen palidecer los ya conocidos desmanes de la banca irlandesa y en buena parte, española. El sector financiero chipriota multiplicaba por cinco el tamaño de la economía del país, y se había convertido, en una gigantesca lavandería de dinero de millonarios rusos.

Así, se presume que la mitad de los depósitos en bancos chipriotas que inundaron el país en 2010 tenían origen ruso y la otra mitad se repartía entre manos extranjeras, además, por supuesto, de la porción correspondiente a los ahorradores chipriotas. Ese dinero, además, tuvo una salida singular por parte de la banca chipriota: la de buscar rentabilidad en bonos griegos, que han terminado por entrar en quiebras parciales. A sabiendas de este hecho, proteger, como se ha hecho en otros rescates, hasta el último euro de estos depositantes era para Alemania una línea roja.

Factura para los rusos

Así las cosas, pasar la factura a los millonarios rusos por recalentar hasta el extremo la economía de esta pequeña isla mediterránea era una idea que ya había calado hace meses en el ánimo del resto de los países del euro. Además, también existía un relativo consenso en que la banca chipriota debía recibir un duro correctivo y reducirse de forma natural hasta alcanzar un tamaño “normal” para una economía viable. Hay una corriente entre los economistas que defiende que en cierta manera las quitas en los ahorradores son buenas, porque les enseñarán a ser precavidos a la hora de elegir banco para dejar sus ahorros.

Por lo tanto, la imposición de una quita a los depositantes era ya “un hecho consumado” cuando se discutió el rescate el viernes, como ha declarado el presidente chipriota, Nicos Anastasiades, en un comunicado que emitió a última hora del sábado. Otra cosa es cómo se fraguó la idea de que esta quita afectara también a los depósitos de menos de 100.000 euros, rompiendo así la principal salvaguarda que tenían hasta ahora los ahorradores europeos para dormir tranquilos con su dinero en el banco. Esta es sin duda la derivada más peligrosa de este rescate y la que pone en jaque a todos los países periféricos.

Parece que el Fondo Monetario Internacional llegó a la reunión dispuesto a imponer quitas muy superiores a los grandes depositantes. Chipre temió que tras una imposición así, la fuga de capitales sería instantánea y que volver a atraer los ahorros de fortunas extranjeras sería casi imposible. Básicamente la diferencia entre que la banca redujera su tamaño o directamente desapareciese. Para equilibrar la medida, todo apunta a que se tomó la decisión de que pagaran justos por pecadores, convencidos, al parecer, de que los justos chipriotas son los menos en los bancos del país.

Cabe resaltar, en línea con esta peligrosa línea de actuación, que un “impuesto” del 10% sobre los depósitos sigue estando muy por debajo de la retención fiscal que estos fondos en negro deberían pagar en cualquier otro país que no se considerara paraíso fiscal, por no hablar de que la única solución para mover esos fondos sin penalización sería la de colocarlos en otro país con secreto bancario y de tan fácil acceso para los rusos como Chipre. Es decir, que siguiendo la argumentación de Bruselas, a los magnates rusos no les quedaría otra que seguir manteniendo parte de esta riqueza en la isla.

Un préstamo inaccesible

Desde Bruselas sostienen que este argumento político se entenderá perfectamente desde los mercados, que verán pocas o ningunas similitudes con la situación del resto de los países “periféricos”. Para redondear su convencimiento, recuerdan que con esta insospechada medida se ha rebajado drásticamente la factura del rescate para Chipre, lo que garantiza su viabilidad futura.

Los 5.800 millones de euros que se pretenden conseguir con el impuesto confiscatorio sí suponen una diferencia crítica para Chipre. Aunque a los ojos de los países continentales, ese montante suene a calderilla (baste recordar que se cree que la deuda de Pescanova es de 3.000 millones de euros), para una economía diminuta como la chipriota supone casi un tercio del PIB. El problema no es el pequeño desembolso que supone a los que lo prestan. El problema es que es una cantidad demasiado grande para el que lo recibe.

El montante original, 17.000 millones de euros, hubiera disparado la deuda chipriota hasta el 140%, un nivel que se considera insostenible por los expertos. Con las nuevas cifras, Chipre, dicen en Bruselas, puede ser capaz de empezar desde cero y volver a salir adelante, devolviendo el rescate que le han ofrecido. Una razón más que debe convencer a los mercados sobre la bondad de esta situación.

Bonos bajo otra legislación

Por último, los responsables del euro se han topado con otra circunstancia que casi forzaba la decisión de sisar, legalmente, a los ahorradores parte de su dinero. A Grecia se le ha hecho pagar parte de la factura del rescate con varias quitas sobre su deuda pública, un castigo mucho más severo pero que al afectar solo a los inversores en bonos se percibe como menos doloroso para la opinión pública.

La posibilidad de hacer esta quita entre los bonistas es casi impracticable en Chipre. En primer lugar, porque no es la deuda pública el problema, con una ratio de bonos que no alcanza el 80% del PIB y una gestión relativamente decente de las finanzas públicas. Y además, porque se da la circunstancia de que esta deuda está emitida bajo el paraguas de la legislación inglesa, una particularidad que dificulta sumamente la posibilidad de realizar una quita, ya que esa normativa es mucho más proteccionista que la que rige en los países del euro con el inversor.

Chipre se acogió a esta legislación en su día precisamente para atraer a más inversores a financiar su economía, que se percibe (ahora se ve que con razón), como mucho más inestable que las otras economías continentales.

Tomando pues como punto de partida que el castigo se ha hecho a los depositantes, y no a los inversores bonistas, con excepción de los que tienen deuda 'júnior' que casi no tiene protección, desde Bruselas creen que la reacción de los mercados no será virulenta, pues no han sido los atacados en este caso. Hay que recordar que la prima de riesgo se calcula en función de la rentabilidad de los bonos, un instrumento financiero que ha quedado indemne en este rescate.

Otra cosa sería que los depositantes huyeran con su dinero de las cuentas españolas e italianas, temiendo que llegado el caso, y sentado este precedente, se pudiera imponer una quita en sus ahorros. Bruselas cree conjurado este peligro por la reciente estabilidad que se percibe alrededor de estas economías y, en cualquier caso, una fuga de capitales no se realiza de la noche a la mañana. El Banco Central Europeo se ha comprometido a estar especialmente vigilante con las salidas de dinero de estas economías mediterráneas y, en el caso de peligro, salir al rescate de la banca.

Queda por analizar el origen de este problema con unos interrogantes mucho más graves encima de la mesa. ¿Cómo un paraíso fiscal puede estar en la zona del euro? ¿Cómo un país europeo hizo la vista gorda a que se blanquease dinero en su territorio?

Etiquetas
stats