Cerca del 70% de la producción mundial de cobalto se concentra en la República Democrática del Congo. Este mineral es crucial para la fabricación de baterías. Por ejemplo, las que utilizan los coches eléctricos. Australia, Chile y China alcanzan algo más de un 80% de la producción de litio. Otro mineral decisivo en la nueva economía 'verde'. Y Rusia, Indonesia y Filipinas rozan el 60% de la oferta de níquel.
La concentración de la producción de estos minerales “críticos”, como los define el Fondo Monetario Internacional (FMI), es una amenaza para la transición energética. Un proceso que busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar las consecuencias de la aceleración del cambio climático. En comparación, la participación en la producción mundial de los tres principales productores de petróleo es de solo el 30%.
“En un escenario de cero emisiones netas, el valor de producción combinado de cobre, níquel, cobalto y litio podría aumentar de aproximadamente 130.000 millones de dólares en 2020 a más de 700.000 millones en 2040, muy por encima del valor total estimado de la producción de petróleo, de aproximadamente 400.000 millones en 2040”, expone el FMI.
En ese mismo horizonte hipotético, las estimaciones de los economistas y expertos del organismo señalan que los precios de los minerales “críticos” podrían “alcanzar picos históricos, y durante un período de tiempo sin precedentes. Los precios del cobalto, el litio y el níquel podrían aumentar varios cientos por ciento desde los niveles de 2020 antes de alcanzar su punto máximo alrededor de 2030”.
Hay más datos. Según previsiones del la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo de litio y cobalto aumentará más de 20 y 5 veces, respectivamente, durante las próximas dos décadas.
Para evitar una inflación insoportable, que afectaría al crecimiento económico mundial y, por supuesto, a los planes de transición 'verde' como el que ha puesto en marcha la Unión Europea (UE), el FMI pide más información sobre el opaco mercado de estos minerales “críticos”.
“Son claves para las tecnologías de energía 'verde' y, por lo tanto, para la seguridad energética. Sin embargo, estos minerales podrían convertirse en 'cuellos de botella' para la propia transición, con precios sustancialmente más altos, debido a elevada concentración del mercado y al largo tiempo que lleva abrir nuevas minas”, explica el organismo en un informe publicado este martes.
“En general, estos factores hacen que la producción de minerales críticos sea vulnerable a las interrupciones por catástrofes naturales, guerras y fragmentación de las inversiones y el comercio”, incide. “Los datos insuficientes sobre la demanda, la oferta y las reservas están generando incertidumbre para los productores y consumidores”, añade. Y propone un mayor intercambio de información sobre este mercado.
Más concretamente, “la creación de una institución o iniciativa internacional para compartir información sobre los minerales críticos. Podría ser, por ejemplo, análoga a la Iniciativa Conjunta de Datos de Petróleo (JODI) o a la Agencia Internacional de Energía (AIE) y permitiría una perspectiva de mercado más clara y una reducción de la incertidumbre”.
El FMI añade otras recomendaciones. Desde “reglas más estrictas relacionadas con las restricciones a la exportación, que ayudarían a prevenir la fragmentación de los mercados de minerales”. Hasta “asegurar estándares sociales y laborales para la minería”, que garanticen “métodos de producción seguros y sostenibles”. Por último, reclama “una política climática creíble y coordinada a nivel mundial”.